LO QUE SOY

Puedes ver mis manchas en

septiembre 28, 2009

LEJOS DE TI

Así que estoy aquí lejano de tus brazos, de tus sonrisas, de tus tristezas, de tus agonías cotidianas, de tus deseos que alimentan otros ojos, de tus manos que dentro de los bolsillos de tu abrigo parecen más pequeñas y de tu corazón que late silencios a distancia y que no sabe que dentro de mi late tu nombre.

Así que aquí estoy tan lejos de ti y de mi, llegando a todos los lugares sin llegar, sin ser yo quien sube por el puente, sin ser yo quien paga el camión que me lleva hasta el trabajo, y que por momentos regresa a ocupar un asiento cuando la chica que sube dos cuadras después tiene el color de tu cabello y regreso entonces a ocupar aquel asiento solo para recordar tu cabello, y sonrió a costa de las miradas que caen sobre mi etiquetándome de loco, pero me vuelvo a ir cuando la chica del cabello como el tuyo se baja del transporte sin siquiera mirarme, sin siquiera voltear, y de cualquier manera, ¿para qué tendría que voltear si ella no eres tú?

Y continuo llegando a todos lados sin llegar, estrechando una mano que no es la mía, porque la mía se fue a buscarte para estrechar la tuya, para sentirte un lunar, para rozarte una mejilla, para secarte la lagrima de las seis, y enredarse en tu cabello cuando la cama te abraza sin que sea yo quien te abrace, y sigo de un lado a otro sin ser yo, sin estar, sin que estés.

Y camino bajo la lluvia y me pregunto si algún día podre ser yo quien resbale como gota de lluvia por tu rostro y me cobije entre tus labios con un beso, y te recorra bajando por tu barbilla hasta tu cuello y descanse en tu clavícula y no deje de bajar cada noche hasta quedarme quieto para ser absorbido por tu piel al amanecer.

Pero sigo sin mojarme bajo esta lluvia de deseos ausentes que las parejas en cada esquina gotean, porque no soy yo quien camino escurriendo esta ansiedad, esta nostalgia, esta melancolía que nace de momentos sin ti que estas tan lejos y de mi que ya no estoy conmigo y que sigo sin ser yo, por estar a tu lado lejos de aquí, lejos de mi.

Y aquí estoy yo lejos de ti,

de tus brazos,

de tus sonrisas,

de tus tristezas,

de tus agonías cotidianas,

de tus deseos que no alcanzan a los míos,

de tus manos sin las mías

y de tu corazón que late silencios a distancia

y que no sabe que dentro de mi late tu nombre,

y aquí estoy yo

tan lejos de la Luna.

septiembre 21, 2009

MIS RAZONES PARA NO DORMIR

Cuando las luciérnagas despertaron yo ya estaba en el jardín mirando la lluvia caer.

Había despertado después de dormir un par de horas, no pude dormir más, no se dormir más, no lejos de ti.

No duermo por miedo a que me coman los gusanos, o quizás a que no sea cierto y descubrir que no soy un amoroso. No duermo porque los sueños me invitan a mantenerme despierto para vivirlos, no duermo porque de noche soy más yo y menos un irreal.

No duermo por que las sabanas me sofocan, porque prefiero tu cuerpo para cobijarme, porque las ausencias se cuelan por la almohada y me sacuden la cabeza cada vez que mis ojos se cierran.

No duermo porque llueve esta noche y no estás aquí para contar las gotas que caen, para secarte las que se deslizan por tu rostro.

No duermo porque la pintura está fresca, porque los sueños agonizan cuando cierro los ojos, porque la escalera de colores que me regrese a mi Luna aun es corta y le faltan peldaños y aun es frágil y aun soy frágil.

No duermo porque esta noche no podías dormir y había nubes escondiéndome la Luna y llegaste a mi ventana para que te contara un cuento y terminaste contándome como se veía la Luna desde tu cama.

No duermo porque entre mi cama y mi Luna las distancias crecen, y últimamente me he sentido feliz porque creo que voy acercándome más a mi Luna y menos a mi cama.

No duermo porque el mar está lejos y extraño su voz, y mecerme sobre su espuma mientras me cuenta sobre naufragios y tesoros sumergidos, y sirenas melancólicas que buscan marineros tiernos que les endulcen los oídos mientras piensan en devorarlos para satisfacer su vanidad, y tritones celosos que por ego entierran entre corales las botellas con mensajes que mantienen al naufrago esperando cada tarde una respuesta y caracoles que pegados al oído de un niño se llenan de sueños mientras les dejan escuchar la voz del mar.

No duermo porque me hace falta soñar más, porque todo lo bello que he visto nació de un sueño, porque cuando sueño doy un paso más hacia mi Luna, y los colores brillan más cuando las ojeras son más grandes, y las nostalgias y recuerdos y esperanzas palpitan mas fuerte dentro de mi cuando no duermo.

FRIO

Llame al viento, y vino el viento.

Llame a la lluvia, y vino la lluvia.

Llame a la noche, y vino la Luna.

Te llame a ti,

………..y llego el frio.

MURMURO A TU LADO

Jamás soy yo…

Cuando estoy a tu lado.

Jamás soy yo…

tan imperfecto, tan común, tan yo….

Cuando estoy a tu lado.

Jamás soy yo….

Cuando estoy a tu lado….

Porque contigo soy un mejor ser humano.

Shhh dilo bajito.

TU Y YO

Esta noche no hablemos de nada.

No me cuentes de tu pasado que pesa, ni de tu futuro de recuerdos y aromas que de esperanzas pasadas te llenaron.

No me cuentes de tu presente moribundo que se aferra a los huesos de quien ya no está a tu lado.

No me preguntes por mis dudas, por mis heridas abiertas ni por las cicatrices de olvidos que acumule cerca de los dedos.

No te contare nada de lo que fui o soy, porque aquí a tu lado no soy lo mismo que cuando estoy lejos de ti.

Simplemente esta noche siéntate junto a mí y deja que me siente cerca de ti, y seamos en silencio, solo tú y yo.

EXTRAÑANDO-TÉ

Es quizás el café, o el cigarro,

es tal vez el frio de esta tarde

o la lluvia que caerá por la noche.

Tal vez sea esta soledad que deja escuchar en silencio mis latidos,

y tu nombre entre ellos.

Quizás sea tu ausencia lejana,

tu pasado junto a mí

y mi futuro sin ti.

Tal vez sea el gato que brinco por la azotea,

o mi perro que no deja de mirarme condescendientemente.

O quizás solo sea como dice Sabines tan solo estos mis brazos tercos.

El caso es que esta tarde me haces más falta que de costumbre

y extrañar-té es el verbo que conjugo desde hace horas.

CUANDO LLEGUES

Es difícil hablar de ti, tanto como no hacerlo.

Es difícil que después de tantos años no pueda dejar de hacerlo.

No sabes de mí, y no sé de ti, pero sabes que existo y sé que me esperas.

No conozco tu rostro, no conozco tu piel, no conozco nada de tu cuerpo, ni tus cabellos, ni tus dedos, ni tus pies, ni tus codos, ni como suena tu voz cuando dices tengo frio.

No conozco de ti, más que tu corazón, que escucho latir a destiempo de madrugada mientras el viento me dice que estas, que estoy.

Y siento el frio y sonrío por que me acuerdo de ti, y miro la Luna y suspiro porque me acuerdo de ti, y escucho y el silencio y sonrío, porque en el silencio suelto un suspiro que dice que te amo.

No conozco nada de ti, ya ves que así es,

ya ves entonces que te espero sin esperar nada,

sin preocuparme si reconoceré tus ojos, o tu sonrisa,

sin preocuparme si cabrán mis manos entre las tuyas,

sin preocuparme si mis brazos te darán el cobijo que necesitas cada vez que tengas frio.

Sin preocuparme de nada, ni por nada,

ni siquiera por saber si llegaras, por que se que estas, se que siempre estas,

que juegas entre estrellas, que el viento te despeina el cabello cuando me golpea la cara, que ríes cuando te meces en la Luna, que caminas sobre espuma blanca de mares lejanos, de tiempos lejanos, de otras vidas en las que quizás, quizás estuvimos juntos, no en esta, pero estuvimos, y volveremos a estar.

No me preocupo ya por ti, ni por mí, ni de esta soledad que dejo de pesar hace ya tantos años,

porque lo único que importa saber es que una noche, cuando menos lo espere, cuando las musas no lleguen y me cueste trabajo tomar el pincel y el café no sepa y el cigarro me de tos, saldrás de entre el lienzo,

Y me dirás, esta soy yo.

Y te diré, esto queda de mí.

Y volveremos a nacer.

RECUERDOS INSOMNES

Dijiste algo al final

Si pero ya te habías ido

¿Qué dijiste?

Te amo

Perdón no te escuche

No importa de cualquier manera ya era un Nomo en aquel entonces

Pero en serio no te escuche, discúlpame por favor.

No te preocupes lo dije demasiado tarde o quizás demasiado pronto, no lo sé aun

Me hubiera gustado escucharte

Pues si hubiera sido bueno decírtelo para que lo escucharas

¿No esperabas que lo escuchara? ¿Por qué lo dijiste entonces?

Porque lo sentí, porque tenía que decírtelo, porque necesitaba decirlo, porque, porque ya no podía decirte mas, ni podía decirte menos.

¿Y qué hiciste después?

Espere unos minutos en aquel parque, mmm, creo que fui por otro café y me quede de nuevo en esa banca y me quede ahí hasta el amanecer.

Pero no traías ese día tu abrigo, debiste de tener frio esa noche.

No tanto, la verdad después de decir eso me quede bastante tibio, mi corazón comenzó a calentarse y se sentía mejor.

¿Pero por que lo dijiste hasta ese momento? ¿Por qué no me alcanzaste? te hubiera escuchado en serio que me hubiera gustado escucharlo.

No lo sé la verdad, durante esa noche pensé mucho en lo que había hecho y en todo lo que había pasado, recordé las tardes bajo la lluvia, y como nos sentábamos en algún portal mientras la gente corría y tu y yo sin prisas, sin frio, mientras te contaba lo que las gotitas de lluvia decían, y tu quitándote las calcetas y yo riéndome de tus pies.

Recordé los dibujos con hojas sobre los jardines del museo, y a ti trepada en un árbol porque decías que desde arriba se veían mejor mis dibujos y que te gustaba que te mirara hacia arriba pues te hacía sentir como si tú fueras mi Luna y entonces sonreís y me decías estoy menguando para ti, y así era o al menos tu sonrisa.

Recordé también los escritos sobre las servilletas o manteles de los cafés, y pasarlos por debajo de la mesa de un lado a otro y frases incompletas de un lado y a su vuelta por la mesa se completaba un poco más el escrito, y tus suspiros cuando te llevabas al pecho aquel pedazo de papel después de leer mis letras y la sonrisa tímida que nacía cuando leía las tuyas.

Recordé los andenes del metro mientras esperábamos a que llegara tu tren y mientras tanto deseábamos que se vaciara aquel anden y quedáramos sentados, tu y yo sobre aquel piso de mármol, para volver a inventarle formas a los pedacitos de mármol de color que había en aquel frio piso, e inventábamos la historia de aquellas pequeñas piezas de aquel frio piso, menos frio cuando te recargabas sobre mí y me dejabas oler tu cabello y sentir tu respiración bajito, rescatando el sonido de tus latidos entre el ruido de los pasos y el silbato del metro.

Recordé muchas cosas, tantas que me falto noche para poderlas recordar todas, pero el sol comenzaba a salir y una pipa de agua había comenzado a regar las plantas de aquel parque y también regaba las bancas pues había sido un largo recorrido por tantos recuerdos y tenían sed y mi café ya no nos alcanzaba.

CUANDO SALGO A BUSCAR ESTRELLAS

Muchas veces cuando miro al cielo, es normal que no encuentre las estrellas bailando entre el cabello de mi Luna.

Entonces me preocupo, bastante, o quizás solo un poco. La verdad hay pocas cosas que me suelen preocupar, una de ellas es que a mi Luna se le termine el aire cuando se mete a nadar en el mar, entonces corro hasta el otro lado del mundo para poder asegurarme que logro salir.

Así que cuando no miro las estrellas en el cielo es normal que un pequeño suspiro salga a asomarse y salgo yo entonces a buscarlas, pero resulta difícil caminar por las calles con la mirada fija en el cielo, y tropiezo y choco con un muro que se atravesó por andar igual de distraído que yo, o con un árbol que en su urgencia por escapar de la ciudad no me ve y entonces un golpe nos sacude a los dos, y al nido de las aves a las que les cobra alquiler por la rama en la que hicieron su nido.

Total que después de algunos golpes llego al café del parque y me tomo un descanso y también un moka para llevar, busco una banca donde haya espacio suficiente para que podamos sentarnos mi vasito de café, mis sueños y yo.

Mientras mis sueños se dejan seducir por el aroma del café, yo disimuladamente me ato las agujetas de mis tenis, solo para no ser inoportuno y pues uno sabe que los sueños son muy pudorosos y les cuesta trabajo el dejarse ver tan débiles ante el cinismo del café que con aires seductores los envuelven hasta que se dejan convencer, el café sonsacador y mis sueños tan sonsacables buena pareja hacen.

Así que después de pasar un buen rato desatando y atando mis agujetas unas ocho veces, me reclino sobre la banca y prendo un cigarro, sorbiendo de a poco el café que ya tiene un sabor de sueños.

Esos sueños que mi cama conoce tan bien, a pesar de que haya dejado de ser una cama ya, pues hace muchos años mi cama muto, entonces se volvió escritorio o restirador, y es que quizás ella que me conocía tan bien sabia que mis sueños eran demasiado grandes para caber en ella y prefirió mutar para que cupieran mas sueños, mas de los que cabrían si solo hubiese sido una cama.

Mis sueños, tan pequeños que me acompañan todo el día en mis suspiros, tan grandes que en mi cama jamás cupieron.

Entre sorbo y sorbo y bocanadas voy despejándome del frio que deja el insomnio, y miro una vez más al cielo buscando algún rastro de las estrellas, pero nada, el sol ha comenzado a iluminar el cabello de la Luna y es más difícil verlas.

Entonces miro a mi alrededor y observo a algunos de los arboles con los que choque, sobándose un poco el tronco, mientras las aves reacomodan las ramitas de su nido volteándome a ver con rencor, por haberles desarreglado con el golpe su nido.

Había comenzado a preguntarme si tendría que esperar hasta que anocheciera para ver las estrellas, y al paso del sol que aclara más y más el cabello de la Luna, comencé a planear la retirada de aquel parque.

Pero entonces el efecto del café mezclado con mis sueños hizo efecto en mí, y una avalancha de suspiros escapo de mi pecho, y entre suspiro y suspiro veía tu imagen como fantasma apareciendo frente a mí en aquel parque.

Fue entonces que recordé cuando te conocí, la primera vez que te vi sentada en aquel café.

Esa mañana había salido igual que esta a buscar a las estrellas, pero en ese entonces era más paciente y tardaba varios vasos de café en hacer la retirada, así que había ido a recargar mi vasito a aquella cafetería, que estaba en la esquina del parque, y donde los rostros me eran tan familiares como los arboles contra los que chocaba.

Pero esa mañana además de nuevas aves y nuevos nidos, había un rostro nuevo detrás del mostrador.

Eras tú quien estabas detrás, y detrás de tus ojos estaban las estrellas, cuando me miraste agache la mirada, quizás porque el destello de las estrellas me deslumbro o quizás fue el de tu rostro no estoy seguro, el caso es que no pude sostenerte la mirada y solo logre sonrojarme un poco, o bastante creo porque después de que me miraste sonreíste y también cambio el color de tu rostro, y entre las comisuras de tus labios al sonreír brillaron otras estrellas.

Así que el cada mañana ya no preocupaba cuando en el cielo no podía encontrar las estrellas, y tomaba dos camiones y el metro para llegar hasta la cafetería del parque, donde sabia que se escondían las estrellas detrás de tus ojos y en esa sonrisa que me regalabas cada vez que tu mirada me sonrojaba.

Ahora el efecto del café mezclado con mis sueños, me ayudaron a encontrar de nuevo las estrellas, entre suspiros y tu recuerdo, regreso a casa, regreso a mi cama que no es una cama, regreso con mis sueños en los bolsillos, regreso sin mí, mientras me quedo en aquella banca frente a la cafetería, donde ya no te encuentro pues así como en mi cama no caben mis sueños, aquella cafetería era demasiado pequeña para los tuyos y mi mano mas.

COLORE - ARTE

Cierro los ojos y te miro entre los parpadeos de luz que quedan atrapados detrás de mis parpados.

Basta tan solo abrir la mano para sentir tus dedos entre los míos, y te vuelves luz y te vuelves color y eres el

Azul y el magenta,

y el cromo,

y el nápoles,

y el bermellón,

y el alizarina,

el siena,

el asfalto,

el mate,

el ocre,

el rojo,

el naranja,

el savia,

el pardo,

el blanco y el negro,

y me encanta como se te ve el fthalo,

y el carmín de tus telas, tan intenso como el fuego que hay dentro de ti.

Pero el color que mejor viste tu piel es con el que apareces entre mis sueños, entre los tuyos.

Y el color de tus caricias, y el color de tus besos, y el de tus bostezos, y el de tu cansancio, el color de tus pasos cuando llenan la sala, y el color de tu cabello al despertar, y el color de tu enfado por el trafico, y el de tu sonrisa que pinto con mis locuras.

El color que veo en ti

no está en mi paleta,

no está entre los tubos de color que tengo en el caballete,

el color que hay dentro de ti lo tengo en el corazón.

EL REGALO DE UN NOMO



Recuerdo que fue una noche como esta, llovía ligeramente, y en el cielo las nubes no dejaban ver la Luna.

Entonces lo vi atajándose de la lluvia bajo un árbol de flores moradas, parecía buscar desesperadamente algo o a alguien, pero no dejaba de tener la vista fija en el cielo.

Y buscaba y buscaba y se rascaba la nariz, y tallaba sus ojos entre las ojeras que tenia y entre las que guardaba la sal de varias lagrimas.

Entonces una lucecita revoloteó entre el follaje de aquel gran árbol, una lucecita que parecía bajar entre las gotitas de lluvia.

Era un hada, una pequeña hada amarilla, aunque en realidad la luz que emanaba de sus alitas era multicolor pero traía un vestidito amarillo.

Traía un pequeño pergamino, no más grande que un cerillo. El nomo abrió su garrita y el hada se paro en ella, mientras le entregaba aquel pequeño pergamino.

El nomo lo leyó y sonrió al mismo tiempo que sus ojos dejaron escapar una lágrima, pero el hada la atrapo y la convirtió en una flor de cristal color azul, como el traje del nomo.

Entonces el nomo se sentó y la pequeña hada se sentó sobre sus rodillas, mientras el nomo no dejaba de leer aquel pequeño pergamino con una sonrisa en su rostro que le hacía juntar las ojeras como olas sobre una playa.

El nomo entonces después de un rato y poco después de que paro la lluvia y las nubes decidieron abrir un huequito para que la Luna se viera, metió su garrita en el pecho y saco su pequeño corazón.

Se lo entrego a la pequeña hada, que siendo tan pequeño aquel corazón entro perfectamente en la bolsita que traía colgando de su cintura.

El nomo tomo aquel pequeño pergamino y lo puso dentro de su pecho, en el lugar que ocupaba antes su pequeño corazón, se cerró el saco azul y apretó las garritas contra el pecho al tiempo que suspiraba y el suspiro era atrapado por aquella pequeña hada.

El hada se puso aquel suspiro como capíta y emprendió el vuelo con el corazón del nomo en una bolsita, la flor de cristal azul en una mano, y el suspiro del nomo cubriéndole la espalda.

Y voló, voló muy alto, voló hasta que se perdió entre las nubes, voló hasta que se perdió entre la luz de la Luna, voló hasta que se dejo de escuchar el aleteo de sus alitas y el suspiro del nomo dejo de hacer eco en el cielo.

Entonces me acerque al nomo y aun sonreía. Obvio no pude evitar preguntarle sobre aquel pequeño pergamino, y me conto que era una carta de su Luna, que le decía que en esta vida no podía bajar para estar a su lado, como en otras vidas, y que lamentaba las heridas y los restos de sal entre las ojeras, y el frio de cada noche, y las veces que el reflejo de su luz le hacía creer que estaba frente a él.

Entonces él le envió su corazón para recordarle que ese pequeño corazón solo era de ella, y ofrecerle su soledad como ofrenda para que ella estuviera segura de que sin importar cuánto tiempo le faltara al nomo para poder estar a su lado, el esperaría, con las letras de su Luna en el pecho, con la sonrisa que traía el encuentro con ella, con los ojos sin llanto, con los suspiros solo para ella.

Entonces el nomo se levanto y subió por las ramas de aquel árbol, al llegar a la rama más alta, la Luna cambio de color y menguo para regalarle una sonrisa la nomo.

De esto han pasado ya varias noches, varios años, vivo con el nomo pues desde aquel día es la criatura más feliz que conozco, y ya no espera a nadie y no suspira por nadie y no llora por nadie y es feliz por ella y compartimos los pinceles y los colores, y me cuenta cada noche de su Luna, para que pueda pintársela y que el día que se vuelvan a encontrar el le diga:

Mira todas las noches que te pinte.



DE LA AUSENCIA DE MI LUNA




Llega el reloj a las tres de la madrugada y el sonido del tren fue lo único que llego y rompió el silencio.

Dejo de llover hace ya una hora, y las hojas de los arboles han terminado de sacudirse las caricias que en forma de gotas de lluvia las nubes les dan.

Dentro de mí raspo y raspo buscando aquellas caricias, aquella voz tuya que venía a romper mis silencios, que venía a encender la habitación con tus danzas.

Te busco entre los lienzos que anidan telarañas tanto como las que se han forjado tan aprisa dentro de mí.

Me volví un lienzo en blanco, me volví color, me volví pincel y espátula y tinta y papel y ahora en nada me encuentro porque no te encuentro.

Lo único seco en mi jardín soy yo, miro reverdecidas las plantas, los botones por florecer perezosos esperando a que salga el sol, y yo esperando a que salieras, a que llegaras esta noche, y me consumo en esperas y no llegas, y no suenas, y no bailas y no caminas y no miro tu sombra en el techo, ni en la cama despejada, ni en la ventana que jamás se cierra, ni en los muros donde cuelgan esos rastros de ti que otras noches me viniste a regalar.

Me siento tan hambriento de ti, tan necesitado de el sonido de tu voz que raspo en seco el pincel contra el lienzo, pero no se desprende más que el gesso que cubre la tela de lino y que al caer sobre el suelo relámpagos en el cielo iluminan las nubes.

Un cielo enrojecido por las luces de la ciudad, un cielo por el que no te veo volar, por el que no te miro pasar entre sabanas rojas y telas azules sobre las que cuelgo estrellas o colgaba, porque en tu ausencia es difícil encontrar estrellas, es difícil encontrar telas que te vistan o te desvistan que caigan ante el roce del pincel o te cubran de igual manera, es difícil trazar hilos de luz entre las estrellas para tejer las hamacas donde nos mecíamos cada noche, y desde donde metamorfeabamos cada partícula del universo, y encendíamos la madrugada y encendías el cigarro y encendías mi alma.

Esta noche una vez mas no llegas, no llegaste y ni los gallos cantan al amanecer por qué no huelen tus pasos al marcharte cuando estaba por salir el sol, y de error en error me voy columpiando, noche a noche, trazo a trazo, y me faltas, y no hago más que esperarte, entre líneas, entre letras, entre colores que se van secando sobre una paleta que difícilmente se podría asegurar que era de madera, pues con los restos de batallas pasadas se han ido cubriendo sus betas, y se seca mi alma, y se secan mis manos, y me seco todo yo entre tu ausencia, aun así no llegas y el amanecer esta pronto, y la hora de partir se acerca, y el silencio de la noche que es donde más fuerte escuchaba tu voz pronto será violado por los motores de autos y los rechinidos de llantas que patinan sobre un asfalto mojado.

Y mis paso sobre las calles dejaran huellas de tu ausencia, y la mirada apagada con la que últimamente he visto la luz del día me irritara una vez más los ojos, y después de dos horas de buscarte entre los prójimos que me acompañan en el viaje al trabajo llegare al departamento donde me esperan para hacer mi labor de aprendiz de maestro.

Y después de unas horas y después del medio día, y después de una tarde y después de todo volverá a llegar la obscuridad de la noche que me anunciaba antes tu llegada, no sé si llegues esta noche.

Y entre tazas llenas de pinceles y frascos de café rellenos de tubos de óleos vacios, y bastidores en blanco y pintura fresca y aceite de linaza y estos restos de mi que soy yo sin ti, me sentare a esperar a que llegues mientras te busco dentro de un lienzo en blanco, mientras te raspo de entre mis recuerdos, de entre otras ausencias, de entre otros latidos que viví, que escuche, que sentí, a tu lado y lejos de ti, dentro de ti, sobre de ti.

Y espero que esta noche, sea la noche en que regreses, y que incendies, y que apagues y que devoren tus bocas mis manos y tus ojos me congelen y me vuelva cenizas y me vuelva pincel y me vuelva una mancha y te descubra y me descubra, y que esta noche una vez más vengas a consumirme o que me dejes ir hasta ti para consumirte

pero sobre todo espero esta noche poder volver a ser contigo la noche,

tu noche,

mi noche,

a pinceladas,

y poder ser yo una vez más en ti.

ESPERAME

Todos fuimos alguna vez, todos dejamos de ser lo que fuimos.

Fuimos abrazos, encuentros, desencuentros, fuimos el presente de alguien, el recuerdo de algo hermoso, el breve rencor que se desvanece ante una caricia.

Fuimos cafés sobre bancas de parques, esperas en los andenes del tren, nervios en una sala de espera, suspiros al atardecer que perecen ansiosos al dibujarse en nuestro rostro una sonrisa cuando en el horizonte miramos un rostro conocido.

De tanto que fuimos vamos siendo mas y mas, mas años, mas besos, mas caricias, mas despedidas, mas sueños.

Cuando fui lo que era a tu lado quise ser mas, pero fue poco el tiempo, y me quede así, tan solo siendo en la imaginación lo que quise ser en tu vida.

Fuimos tanto que jamás fuimos.

Fuimos lo que nunca fuimos.

Pero espérame que quizás en otra vida seamos lo que en esta no fuimos.

Siempre es bueno volver a comenzar, aunque sea en otra vida…

DESVARI - ARTE

Cuando fui a buscarte, jamás pude encontrarte, recorrí las montañas que cada horizonte parecía levantar frente a mí, nade por mares de lagrimas, me perdí en desierto os desolados donde morí muchas noches entre los recuerdos de futuros imprevistos.

Pero lo ves, fracase y no te encontré, me perdí, te perdí, me escondí.

Sin importar lo quebradas que tenía las manos amarre los pinceles a mis dedos, con hilos que las estrellas que tome en el camino me regalaron.

Raspe con la espátula los colores que en mi corazón embarre de aquellos horizontes nuevos, de aquellos desiertos perdidos, de aquellos mares amargos, y los mezcle en la paleta de mi alma.

Comencé a pintarte, o más bien a pintar el fracaso que fue no encontrarte, el fracaso que fue perderte, entre distancias, entre tiempos, entre suspiros, y universos ajenos y lejanos donde ni una huella tuya encontré, pero que al cruzarse frente su gravedad me sumergió en sus colores.

Así he pasado ya varias noches envuelto en una pasta de color, ya no siento los brazos que ligeros flotan por el color que embarro en ellos cuando limpio los pinceles, ya no me veo la piel y confundo el lienzo con mis manos, con mis piernas, con este corazón que se esfuerza por seguir latiendo tu nombre.

Aun así soy lo que soy, sigo siendo lo que fui, lo que seré.

El insomnio dejo de ser en mi, y me volví quien detiene las manecillas del reloj para dejar de escuchar su tic tac, y poder escuchar el sonido lejano que brota de tu pecho y me hace saber que late tu corazón, que se despiertan tus sueños, que aun no amanece, que el sol espera, y la Luna, mi Luna brilla aunque no se vea.

Falta aun tela por cubrir en el lienzo, falta aun exprimir de mi piel la pintura seca, falta aun tu mirada para iluminar esta noche, y tus brazos para perderme en el frio, falta aun tu corazón para saber que estoy vivo, que no despierto y sigo soñando, que sigues tu dentro de este sueño eterno que es la espera de tus sueños.

Aun así derrotado ante tu encuentro, decido seguirte esperando

Y pint-arte,

Y mir-arte,

Y pens-arte,

Y esper-arte,

Y soñ-arte,

Y sobre todo am-arte.

Entre tu soledad y la mía, esta noche, ya no hay distancias,

ya no hay desiertos,

ya no hay ni siquiera soledades,

entre tu soledad y la mía, estamos tu y yo,

aunque estés sola, aunque este solo…