LO QUE SOY

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octubre 16, 2009

¿A QUE SABE LA VIDA?

Pues creo que si la vida tuviera sabor seria agridulce, me sabe a chocolate amarga, a café sin azúcar por las mañanas y a un moka de él jarocho, por las tardes frías en que parece que las nubes son de zarzamora, me sabe a sonrisas cuando el niño que llevo dentro se sorprende buscándole una explicación a cosas tan sencillas como ¿Qué sabor tiene la vida?.

Me sabe a nostalgias cuando llueve, a melancolías un poco acidas que al pasar el filtro del recuerdo cambian de sabor por un sabor dulce, cálido. Me sabe a ternura cuando miro a mi sobrina creciendo tan rápido y aun a pesar de que crecemos a pasos diferentes siempre encuentra la manera de hacer que mis pasos le emparejen los de ella.

Me sabe a triunfos pero también a derrotas y quizás sean estas las que más duran en el paladar y que como se deshace el chocolate de una cereza para dejar fluir el licor que trae dentro así se deshace ese sabor de una derrota para que pueda valorar más el sabor de una victoria.

Me sabe a granos de café cubiertos de chocolate después de un beso, me sabe a gomitas de rompope en mi banca preferida del museo de arte moderno, me sabe a charlas en esa banca después de haber visto a Remedios Varo, ella me sabe a magia.

Me sabe tibia cuando camino de la mano de alguien por las calles, mientras los demás corren, me sabe a helado de nopal cuando tengo que soltar esa mano y decir adiós.

Me sabe a amistad, me sabe a disgustos, pero más a reconciliaciones, a reencuentros a redescubrimientos de miradas, de pieles, de voces, y es que así como la comida recalentada cambia su sabor ,así las personas al reencontrarlas tienen un sabor diferente, un tono de voz diferente, una mirada diferente, una voz diferente, y muchas veces saben mejor.

No se creo que si leemos bien lo que te acabo de escribir podríamos decir que la vida me sabe agridulce, como la comida que me gusta cocinar, como la salsa inglesa, como un granito de café cubierto de chocolate, me sabe a latidos, a suspiros, a colores claro, a sonidos dulces y otras veces tan fuertes como el chile morita, a movimiento, suave como para mezclar la crema de chipotle sin que se corte la leche y algunas veces brucos como para amasar la masa de los tamales.

No sé, la vida tiene muchos sabores, pero creo que al final de cuenta es como con la comida, depende del paladar de cada quien el poderla disfrutar.

octubre 15, 2009

RIDÍCULO

Ayer me dijo un religioso que una cama era un altar,

Una puta me dijo que había creído en un hombre.

Me dijo un poeta que llevaba la cuenta de los suspiros que provocaba con sus versos,

Un contador, que solo le importaba sumar caricias con su mujer.

Me dijo un macho que había llorado la noche anterior,

Y una mujer, que había dejado de verse al espejo.

Me dijo un sapo que ya no quería ser príncipe de ningún cuento,

Y una princesa, que se había fugado con el lobo de otro cuento.

Me dijo un líder sindical que velaría por sus propios bienes,

Un político, que aceptaba no saber nada de política.

Me dijo Cupido que ser promiscuo era lo suyo,

Y Narciso, que se encontraba ya viejo.

Ya ves como mi mundo es tan ridículo cuando estas lejos!!!

SE ME TERMINO LA SAL

Estaba esperándote, pues me habías dicho que aceptabas por fin mi invitación a comer, así que estaba preparando la comida que esa tarde te serviría.

Había puesto a marinar las delgadas pechugas en salsa inglesa y jugo de piña, ya sabes esa costumbre mía que te dije tenia de marinar todo en salsa inglesa, los chipotles estaban hirviendo con un poco de ajo y cebolla, esta vez le había agregado un par de hojas de romero para experimentar un poco el sabor, así como te decía que de vez en cuando deberías de experimentar y animarte a probar con una mirada distinta las cosas que pasaban en tu día, la pasta estaba lista pues había sido lo primero que prepare aquella tarde.

Pique la piña en trocitos pequeños y raye el queso manchego, pues sabía que tu costumbre es dar bocados pequeños a la comida así que tenía que ser todo muy finito para que no te costara trabajo cortar pedacitos pequeños para deshacer en tu boca.

Fui rellenando las pechugas como te había dicho un poco de queso, un poco de piña y enrollarla con una tira delgada de tocino además de amarrarla con hilito de cáñamo para que pudieras verlo y retirarlo fácilmente, había pensado que tal vez sería mejor con unos palillos de madera pero sé que no te gusta ensuciarte los dedos con la comida y sería difícil no usar las manos para retirar los palillos, fui sellando las pechugas en un poco de aceite caliente, mientras en la licuadora metía los chipotles con un poco de caldo de pollo, el pedacito de ajo y jugo de piña, licue todo eso y al final agrego la crema, puse todo a cocinar a fuego lento, mientras pensaba que así lentamente iría calentando tu corazón, indagando tras el hielo con el que sueles cubrirlo, definitivamente a fuego lento sería la mejor manera de derretir ese hielo que cubría a tu corazón, metí las pechugas en la crema de chipotle y agregue un poco de queso manchego y piña, ya sabes me gusta poner todo al fuego, que no me quede nada, además complementarían muy bien el sabor agridulce que quería darle a la crema, como agridulce imaginaba que sabían tus besos, pues agridulces muchas veces eran tus miradas, fui moviéndole con mucho cuidado a la crema, lentamente, para que no se fuera a quemar y se agriara el sabor, y pensaba que así suavemente te iría convenciendo de que no es tan mala idea eso de decir tu y yo, tu conmigo y yo junto a ti.

Entonces probé un poco de la crema le faltaba un poco de sal, revise en los estantes y no encontré sal, revise en la alacena y ya no quedaba bolsa alguna, le baje mas al fuego y fui a la tienda que estaba cerca de casa, le pregunte a don Mario si tenía una bolsa de sal y me dijo que la ultima que quedaba se la había llevado la señora que salió cuando yo iba entrando, comenzaba a preocuparme pues tenía que ser todo perfecto, si hubiera cocinado simplemente para mi pues me habría conformado con un plato de comida sin sal, pero esta vez era una comida especial pues tu vendrías después de mucho tiempo de estarte suplicando por una oportunidad, parecía que esta vez podría convencerte, además de que mi abuela decía que el amor entra por la barriga, y si la comida que te había preparado te gustaba, tal vez entonces yo comenzaría a gustarte, y quien sabe tal vez podrías hasta enamorarte como yo estaba enamorado de ti.

Regrese preocupado a casa y le llame a la abuela, oye ¿que crees? Estoy cocinando para alguien muy especial, si es una muchacha, si abuela ya se tenía tiempo de no invitar a nadie, si ya sé que te da gusto, no abuela no se que va a pasar, no abuela aun no le he dicho nada, ya veremos abuela primero lo primero, fíjate que no tengo sal, si ya fui a la tienda, no están los vecinos abuela, ¿Cómo crees?, pero no ¿como voy a hacer eso?, pero no tengo ganas abuela, ¿partiendo cebolla?, pero abuela ¿Cómo crees que voy a hacer eso?, está bien abuela voy a intentarlo, si abuela también te quiero, salúdame al viejo por favor, no abuela no le digas nada aun, no abuela ya hablare yo con él, si abuela, bueno te dejo porque esta la comida en el fuego.

Colgué el teléfono y fui a la cocina, abrí el refrigerador y saque una cebolla, me pareció un poco desagradable lo que me dijo la abuela que hiciera, pero como te dije la comida era muy importante pues era para ti para quien cocinaba, así que tenía que estar todo perfecto, comencé a picar la cebolla y nada, pique muy finamente y nada, me acercaba a la tablita de picar y nada ni una sola lagrima, partí otra cebolla y otra, en la cocina ya había comenzado a pasearse el aroma de la crema, termine de partir un kilo de cebolla y nada, me la frote en los ojos y nada no salía una sola lagrima, me acerque a moverle a la crema para evitar que se pegara, entonces sonó el teléfono, pensé que sería la abuela para decirme que el viejo vendría a traerme sal pero más que nada a satisfacer su curiosidad pues seguramente la abuela ya le había dicho que estaba esperándote, fui al teléfono y al descolgar la bocina reconocí tu voz.

Hola ¿Cómo estás? Ya casi tengo todo listo solo faltas tú, ¿Qué? ¿Pero por que? No está bien, si te entiendo, si no te preocupes, si está bien, no, en serio te entiendo no te preocupes, ok si pásatela bien, si otro día será no te preocupes, si bye.

Colgué el teléfono y las lágrimas comenzaron a salir, no por la cebolla, si no porque habías decidido cancelar la comida pues una amiga te había invitado a una fiesta para presentarte a un primo, que supe fue con el que te casaste unos meses después.

La verdad no te guardo rencor pues desde esa tarde no ha vuelto a faltar sal en la casa, hay tanta sal saliendo de mis ojos que fíjate le he comenzado a vender bolsitas de a kilo a don Mario el de la tienda y con las ganancias ya hasta un auto me compre, así que imagina mi sorpresa cuando me contaste que a tu marido, ese el primo de tu amiga lo habías conquistado cocinándole una crema de champiñones, y que mientras cocinabas te acordaste de mi por eso de experimentar con los ingredientes y que te habías atrevido a cambiar el perejil por el epazote, y que te llamo la atención que la bolsita de sal que usaste para sazonar tu comida tenía tu nombre por marca.

octubre 03, 2009

SUEÑO DE UN NAUFRAGO

Quisiera tenerte frente a mí, navegar por tu rostro, por tu nuca, por tu espalda, deshacerme en las pecas que te salpican la piel y que si miro con cuidado, dibujan constelaciones, tantas o mucho mas de las que ya existen, y quizás en alguna de esas se dibuje tu sonrisa, esa que dibujo a distancia sobre mi noche, esa que ampara soledades, que encuentro en la Luna cada vez que la miro, y te miro, tan lejana, tan ausente, tan ajena, y termino por mirarte en todos lados, por encontrarte en el cabello de quien viaja al lado mío, en la banca vacía de un parque, en estos brazos en los que nunca estuviste, en el aroma imaginario que trae tu recuerdo que me llena de latidos.

Y encontrarte y perderme y naufragar una y otra vez en tu mirada, que sea tú mirada mi faro, que sea su boca mi puerto, y tus caderas el arrecife en el que zozobro.

Que seas tu ese inmenso Mar sobre el que pasare la vida descubriendo sus tesoros, sus secretos, que seas tú quien me descubra nuevos horizontes, quien con su cuerpo a contra luz me revele como sale el sol detrás de un hombro y como nace la Luna por tu nuca iluminando de a poco la silueta desnuda de tu corazón y que no haya más que tu presencia regando los rincones de esta habitación vacía que soy sin ti.

Ayer me enredé en tus cabellos, ayer me cobije detrás de tu oído, y te susurre mientras dormías cuanto te quiero, cuanto me sorprendo cada noche al encontrarme soñando a tu lado, contigo, lejos de ti.

Ayer desperté lejos de ti, naufragando en un mar de sueños a tu lado, pero ya no estaba solo pues al lado de la almohada flotaba tu ausencia, y todas estas ganas de que llegues.