LO QUE SOY

Puedes ver mis manchas en

agosto 26, 2010

CONTRA EL MIEDO

Es cierto, amar da miedo, da miedo él para toda la vida, da miedo el caminar los años al lado de una sola persona, el no volver a tener primeras veces, el no poder encontrar un beso nuevo en labios desconocidos, el no poder aventurarse en las desventuradas nuevas aventuras que de una sola noche llegan para partir de madrugada dejando tan solo el aroma de la ilusión de saberse acompañado la noche anterior.

Es cierto, da miedo amar, da miedo entregarse, da miedo que para toda la vida sea demasiado tiempo, o incluso un breve momento al que le sigan eternos inviernos de desolación, y da miedo en volver a enamorarse, de nuevo; da miedo el no volver a perderse en una mirada nueva, el no estrechar un cuerpo diferente que reconozca tan solo piel y huesos, es cierto amar debe de darte miedo, amarme debe darte mucho miedo, ¿pero porque debería darme miedo a mi?

Te amo de la única manera que se amarte, de la manera en que encuentro cada mirada tuya como nueva, de la manera en que cada beso que te robo me sabe diferente, de la manera en que cada que tomo tu mano descubro nuevas fuerzas en mis latidos para no querer soltarte.

Y te voy amando de esa manera irracional que ya me conoces, de esa manera irracional en que no necesito más razones para amarte que saberte nueva en cada latido, incluso en esos que espero algún día tu pecho murmure con mi nombre entre un suspiro y tu sonrisa, te voy amando sabiendo que me basta cada partícula del aire que respiras para llenarme toda una vida, que me basta tu nombre para escribir dentro de mis latidos un único sinónimo de amor, que me bastas solo tú, que no busco nada mas que no pueda encontrar en tus manos, que no busco más que un latido tuyo para tenerte dentro de mis futuros, si me basta saber que eres tú, para saber que es solo contigo con quien quiero caminar el resto de mis días.

Te voy amando descubriéndote de a poco, nueva, en cada mirada, en cada gesto y mueca y sonrisa que frente a mi vas grabando para recordarte mientras espero volver a verte después de abrir los ojos y despertar a tu lado, te voy amando deseando aprender más de ti, deseando que me enseñes mas de ti, que me enseñes como piensas, que me enseñes a rezar como rezas, que me enseñes a mirar el cielo y encontrar todo lo que tu encuentras, que me enseñes a aprender como tu aprendes, que me enseñes a buscar como tú buscas, que me enseñes cada día un poco de lo mucho que aun no conozco, de lo mucho que nace en ti a cada momento, que me enseñes a conocerte y reconocerte en cada sonrisa, en cada lagrima, en cada suspiro, que me enseñes a besarte, para que cada beso sea el primero, que me enseñes a tocarte para que cada caricia sea diferente, que me enseñes que hasta tu miedo es nuevo, y me dejes enamorarte cada día, de nuevo, para que quizás un día, un día no te de miedo amarme todos los días y me dejes amarte toda la vida.

agosto 24, 2010

INEVITABLE

Es inevitable que pasen las horas, aunque tú no pases, paso todo, rodeado de ti, paso los arboles que duermen sus flores preparando el invierno, paso las calles que pase a tu lado tomándote la mano, robándote un beso de vez en vez, de paso en paso, de mirada en mirada, mientras aletargaba mis pasos para no cansarte los pies, paso las estaciones del metro y los andenes del tren, paso las escaleras que evitaba pasar a tu lado para evitarte fatigas, paso debajo de mi luna que me vio caminar de regreso a solas sin ti, sin tus sonrisas y las mías, después de que a pesar de las despedidas la ilusión de volverte a ver me acompañaba el camino de regreso, paso esta incertidumbre de no saber qué hacer, si largarme de tu vida o quedarme un poquito más cerca para ver si me ves, para ver si te enamoras de mi tanto como yo lo estoy de ti, paso deseando aunque sea un poquito, un momento de ti, un instante de tus instantes donde por alguna razón, sin saber cómo o porque, te acuerdes de mi y te haga falta un poquito, aunque sea un poquito.

Es inevitable pasar de foto en foto para sonreír, para saberte real, para saberte dentro de mis días, para saberme aunque sea un ratito de los tuyos, y una y otra vez recorro tus fotos, las que tengo regadas en cada huella que tus pasos dejaron al lado de los míos, las que quedan en todos los muros que recorro, las que encuentro cuando cierro los ojos para intentar dormir, las que en mis manos dejaron tus cabellos y tu piel y las que en el corazón dejaste cuando hablaste en futuro, y me incluiste en el.

Es inevitable estar en esta zozobra, donde todo lo que hay dentro de mi te estorba y te resulta de mas, sentir que no quepo en tus días, que no hay espacio para mí en esas cotidianidades que te habitan, en esas preocupaciones por todo y por todos menos por mí, es inevitable darme cuenta de que te duelo, de que te lastimo si me quedo, de que te pesan tanto mis manos que tu prisa despierta para irte, para despedirte, para contar los días en que regreses a donde te esperan, a donde deseas estar, y a donde yo no puedo acompañarte, no porque no quiera, simplemente porque si aquí entre mis brazos no hubo espacio para que pudiera entrar en tu vida, allá que no te tengo, y que todos te tienen, nada he de encontrar si no el inevitable descubrimiento de que no soy nada en ti, y que incluso hasta allá puedo estorbarte.

Es inevitable que te suelte, que me aleje, que me pierda de tus días, que me esconda de tus miradas, que me tape los oídos y censure mis labios para no gritarte que inevitablemente te amo, que inevitablemente te espero aunque no llegues, que inevitablemente te pienso en cada momento, que inevitablemente te siento en cada recuerdo, que inevitablemente aun, a pesar de que no den tus ojos seña alguna de mi reflejo, estas aquí, aunque inevitablemente yo no esté jamás ahí, donde tu estas, donde vives, donde duermes, donde sueñas en todo lo que debes soñar, y en donde mi nombre no aparece en ningún ronquido, es inevitable que me vea y no vea nada que te interese, que me descubra sin ser yo quien te arrope por las noches, quien te prepare el desayuno, quien te calme los dolores, quien te acompañe en cada vuelo, quien te traiga calma en un abrazo, quien te diga te amo y escuche lo mismo de tus labios.

Es inevitable que seas tú con quien sueño con los ojos abiertos, que seas tú a quien extraño cuando extraño, incluso cuando te extrañaba mientras tú extrañabas a mi lado a alguien más, es inevitable no levantar la mirada cuando salgo a la calle para buscarte, tratar de reconocerte en la chica que aborda el autobús, en el fantasma de di que sube al vagón del metro cuando yo voy a salir de él, en el brillo de la luna tan radiante como tu mirada al sonreír, en la belleza de un recuerdo cuando te tomaba el rostro con mis manos para verte tan hermosa y decírtelo jurándote que era verdad, y lo era, y lo es, es inevitable no temblar esta madrugada sin saber si quedarse o preparar maletas y salir lejos, pero es inevitable que vaya a donde vaya, tu recuerdo me acompañe, para hacerme sonreír, para hacerme sollozar por lo que no pude ser para ti, o para recordarme que un día la vida me dio el regalo de verte caminar a mi lado, y hacerte sonreír.

Es inevitable que termine de escribir esta noche y que lo último que mis torpes dedos dejen sobre este momento vacio que soy sin ti, sea

te amo.

SOY SUSCEPTIBLE

Soy susceptible a tus palabras ¿lo sabes?

Y no tanto a aquellas que escucho con tu voz, más bien las que me pesan son las que dicen las miradas que pones sobre otros, esos coqueteos que en silencio disparas respondiendo el fuego y yo en medio tratando de atrincherarme para que no me hieran de nuevo ni tus balas ni las que te hacen levantar la mirada y responder con una sonrisa.

Soy susceptible a tus silencios cuando te pregunto a donde fuiste y me respondes que tienes hambre, que te duelen los pies, que estas cansada y no quieres hablar, que saliste con él pero que te aburriste y querías llegar antes para estar conmigo, y te vas a la cama lavándote bien los dientes, pero reservando en tu pecho el sabor de los besos que él te dio.

Soy susceptible a esas sonrisas que te iluminan el rostro cuando ves tú celular sonando y reconoces el numero de él en le identificador de llamadas, y te levantas de la mesa para ir a contestar, mientras espero sumergiendo la cucharita varias veces dentro de mi taza de café.

Soy susceptible a tus cambios de gustos, y que llegues con libros nuevos, y que llegues con canciones nuevas y que llegues con sonrisas nuevas que él te recomendó y que lo que te gustaba antes ya no te emociona, incluso yo.

Soy susceptible cuando amanece y estas aun dormida y me dispongo a prepararte las cosas para salir y entre sueños escucho su nombre saliendo de tu boca, y al despertar te pregunto que si soñaste y respondes que no, mientras un suspiro te hace sonreír.

Soy susceptible cuando las horas pasan y no llegas, y suena el teléfono para avisarme que tienes trabajo y que de nuevo llegaras tarde a casa, y antes de decirte te amo cuelgas.

Soy susceptible a esas palabras que sin saber me dejas escuchar con cada una de tus acciones, y que te perdono porque te amo,

y porque te amo creo que tengo que dejar de ser susceptible y volverme valiente,

para dejarte ir con él que parece ser menos susceptible a que sea yo quien te ama y te espera en casa todos los días.

agosto 23, 2010

DE ÉL SIN ELLA

…y él volvió a todos lados sin ella, sin su ella.

Llegaron a casa, llegaron a las despedidas, llegaron cuando era tarde, cuando la Luna podía acompañarle de regreso a él, sin ella; llegaron a la vida de ella, rodeada de todo sin él, llegaron a donde las miradas de él no pudieran lastimarle, a donde los silencios de él ya no despertaran más incertidumbres a ella, llegaron a los presagios de él, a los inevitables destinos lejos de ella, de su ella, a donde las profecías que en sueños a él le despertaban y donde ella, ella volaba muy lejos de él, pero volaba, volaba porque las alas de ella no podían hacer otra cosa más que volar, tan alto como siempre quiso que volara ella, aunque las huellas de él no pudieran ser vistas por ella, pero que volara, que volara alto pedía él.

Él la miro como se mira a una estrella que se sabe fugaz, deseando que su luz durara toda la vida, que le iluminara todos los caminos, que se quedara en su cielo hermosa y radiante como solo ella sabia brillar, le miro como mira uno la resignación de saberle fugaz, de saberle un instante, de saberse incapaz de mantenerle a su lado, de mantenerle en cada horizonte, en cada amanecer; la miro breve para que su mirada no le siguiera lastimando, para que sus lagrimas no brotaran de nuevo, para que ella pudiera odiarle en lugar de dolerle, para que aquel momento en que llegaron para decir adiós, fuera menos frio.

Él dio la media vuelta aceptando las decisiones de ella, aceptando no ser mas grande, aceptando no ser mejor, aceptando no poder caminar a su lado, aceptando que todo fuera más importante que él, aceptando que ella prefiriera pensarle un poco de vez en cuando, en lugar de extrañar todo y a todos para estar a su lado, acepto no tener cabida en su mundo, acepto ser un mundo completamente ajeno a ella, acepto no poder hacer nada para no soltarle la mano, acepto no poder cubrirle del frio, no poder cuidarla si el dolor aparecía, acepto no poder prepararle el desayuno, acepto no poder hacerla reír con sus cursilerías, acepto no poder decirle te amo, quédate esta noche y toda la vida, acepto que ella tuviera que seguir tan lejos estando tan cerca.

Que vuele alto, pedía él, que vuele, que sonría, que crezca, que ame, que sea plena y feliz, que alcance cada triunfo que ella merece, cada logro que la vida le tenga en el camino esperándole, que sea feliz, que sea inmensamente feliz; que vuele alto, pedía él, mientras daba vuelta a la esquina para perderle a ella, a su ella, consciente de que sus pasos le estorbaban a ella, y que a su lado no podría ser tan feliz como ella merecía serlo, consciente de que su mano no apretaba tan fuerte, consciente de que sus brazos no la abrazaban con la calidez que ella deseaba, consciente de que su mirada no le hacía dejar de extrañar los recuerdos que ella guardaba detrás de sus parpados, consciente de que a su lado había mucho más que extrañar, consciente de que había otros esperándole, otros pensándole, otros que pesaban más que solo él, otros que con voz más fuerte le llamaban a ella; él camino consciente, más que nunca de que él no podía ser nunca su él, aunque ella fuera su ella, aunque ella fuera sinónimo de todas las palabras para él, aunque ella fuera todos los colores que el corazón de él necesitaba, aunque ella fuera ella, a quien el amaba y a quien tenía que dejar ir para no ser el dolor de ella.

Él caminó y caminó, lentamente caminó, torpemente caminó, con los puños cerrados caminó, con el corazón desmoronándolo caminó, desmoronándolo para dejar miguitas por si ella decidía seguirle, con el recuerdo de su sonrisa camino, con la Luna en la espalda caminó, con el coraje de saberse vencido, con la zozobra de no saber a dónde volver, con la incertidumbre de siempre, con el pasado que no pudo cambiar, con el recuerdo de sus ojos y su sonrisa, con la mirada inquisidora de ella después de confesiones que pesaban, él con sus palabras que no pudieron reconfortarla cuando sus penas le acosaban a ella, con sus años que le alejaban, con su físico que le hacía tan fácil de soltar, con su vacio en las manos que sin tener nada que ofrecer siempre resultaba difícil intercambiar por una sonrisa, por un te amo, caminó consciente de lo que era y de lo que no era, consciente de que ella merecía más de lo que él pudiera darle, consciente de que él no tenia cabida en su mundo, de que había cosas y personas más importantes que le esperaban y que el amor de él no bastaba para que se quedara, para que ella decidiera quedarse a volar a su lado.

Él caminó y caminó, y él volvió a todos los lugares sin ella, sin su ella, sin su amor.

agosto 16, 2010

QUISE SER OTRO

Es cierto que ya la costumbre de ser otro me tiene cicatrizada el alma, ser otro cuando alguien te besa, cuando alguien te abraza, ser otro el que tu cabeza habita, ese otro en quien piensas, a quien extrañas cuando estás conmigo, o a solas, ser ese otro que espera ser solo ese que te hace callar cuando te miro a los ojos.

Pero sigo siendo yo, y soy nada para ti, más que el pretexto constante de guardar silencios, de esconder las caricias y los besos que te acompañaron a su lado, de tus omisiones discretas que parecen navajas rasgándome cada latido que doy para ti, y que al final no basta, no escuchas, no te toca, no te mueve, no te hace dejar de extrañar, no te hace dejar de moverte, de callarte, de escapar corriendo a todos lados menos a este rincón donde te guardo lo que sin entender sigo sintiendo a pesar de saber que no soy yo con quien sueñas, que no soy yo a quien ves a tu lado, a quien le acompañas en suspiros.

Y sigo siendo la nada para ti, y sigo siendo lo que no basta, lo opuesto a tus ganas, a tus idiosincrasias firmes, a tus miedos agazapados por lo incierto que soy, por lo que no ves, pero que tampoco pides, porque no es a mí a quién quisieras pedirle algo, ni un beso, ni un abrazo, ni una tarde para transformar tu mundo o el mío, ni un bostezo que te invite a dormir, simplemente no soy nada de lo que deseas, y sigo sin ser nada para nadie, nada para ti, siendo solo quien espera y finge no ver que hay alguien más, que hay otro, ese otro que jamás seré.

Pero me voy guardando ya mis latidos, mis pretensiones de ser el, mis ganas de ser para ti todo lo que eres para mí, me voy guardando las ganas de que tengas ganas un día de lo poquito que soy y quieras que sea un poco más dentro de ti, me voy guardando mis silencios, mis fingidas sonrisas y las tuyas, que no pretendo hacerte fingir mas, que no quiero fingir mas, ni caer en el juego de las omisiones, de tus omisiones que finjo no ver, que me mienten y me miento para no soltarte, para no dejarte ir, pero a fin de cuentas te irás, te vas, te fuiste, con otro, con quien no soy yo, con quien jamás seré yo y me quedo solo preguntándome si alguna vez fui en tus ojos, aunque fuese un poquito de lo que tú eres en los míos.

Después de todo siempre supimos que era otro, entre todo lo que no fuimos, entre todo lo que jamás fui, siempre fue otro, otro que no pude ser yo, que no seré yo, después de todo ya estoy a acostumbrado a estar solo mientras me dejan estar, mientras haya un hueco donde haga falta aunque fuera esta mancha que soy, aunque no alcance a llenar jamás ese hueco, aunque al final ese hueco tenga el nombre de otro, de otro que no soy, que jamás fui, que no necesitabas, que no querías a su lado, que no esperabas en las tardes de lluvia después del colegio, que no esperabas a la hora de meterte a la cama para soñar con todo lo que eres en sus ojos, con todo lo que no pude ser yo en los tuyos, después de todo solo fui yo quien quiso aferrarse, quien quiso mentirse para creer que en un parpadeo, quizás, se colara mi recuerdo tras tus pupilas y fuera yo con quién quisieras estar, pero sobre todo ser yo a quién quisieras amar como te amo en esta ausencia de ti y de mi dentro de tu vida.

Y hasta aquí llegamos sin llegar, estando sin estar, porque siempre dentro de ti hay otro que no soy yo, pero eso

Eso los dos ya lo sabíamos.

UNA TEMPORADA EN EL INFIERNO

Uno suele creer que el infierno es un lugar lejano, tan lejano como el tiempo que se detiene entre un beso que despierte los rencores que se acumulan por las faltas y las equivocaciones que por torpeza o por ignorancia uno comete, y andamos sin pensar que ese tiempo llegara, sin pensar que ese odio se consumirá.

Hace varias noches que no existo, hace varios días nublados en que el frio ya no se siente corriendo por mi desolada alma para abrigarme de las indiferencias de un momento que no comprendo, de un mundo que no entiendo por sus realidades, pero que desmorono o solía desmoronar a pinceladas, hace tiempo que no hay hambre de nada dentro de mí, ni hambre de pan y carne, ni hambre de comerme una realidad absurda en que solo existe lo que se ve, lo que se toca, sin darle cabida a lo intrínseco, a lo etéreo, a lo que existe sin necesidad de pruebas que constaten su presencia dentro o fuera de nosotros, hace tiempo que simplemente no hay nada dentro.

Pasan los días y las noches entre falsedades, entre fingir que todo está bien, que las sonrisas son sinceras, que los latidos se despiertan, que los mañanas al lado de alguien son posibles, pero lo que resulta más complicado es fingir la voz de lo que soy o no soy, quebrantar el silencio con lamentos, con suspiros que apenas y se vuelven un granito de color en una arena que ha terminado por desteñirse, pasan los días mis manos fingiendo que no tiemblan por las noches, por esas benditas noches, ahora ausentes, en que no había esta piel, ni estos dientes, ni estas venas por donde corre el humo de veinte cigarros diarios, estas lagrimas saladas ahora que antes se contenían por el sabor a las n tazas de café que tomaba durante el día, estos sueños que a ojos abiertos gritaban su libertad, su existencia.

Hace varios días que todo duerme en estas paredes, las que hay fuera de mi y las que hay dentro, el caballete ya no se mueve, ya no bailan los tubos de pintura sobre una cama que no es cama, ya no hay imágenes detrás de mis parpados que me susurren caricias a un lienzo donde mi luna se deshacía en mimos y ternuras, de esas que solo para mi soltaba, mi luna, ¿Dónde quedo mi luna?, ya no pueden mis manos acariciarla, mis manos tiemblan cuando tomo el pincel, mis manos tiemblan cuando tomo la taza de café, mis manos tiemblan cuando pongo sobre el teclado de esta máquina las lagrimas silenciosas de aquello que ya no habita dentro de mí, ¿Dónde está mi luna? ¿A dónde se fueron los colores que para ella gritaban un te amo? ¿Dónde quedaron las pinceladas tras las que escondía las caricias que le guardaba para cuando quisiera llegar? ¿Dónde quedaron las miradas tras mis parpados eternamente abiertos para contarle con mis ojeras que pase más de mil y una noches despierto soñando con ella aunque ella soñara con alguien más? ¿Dónde quede yo? ¿Dónde me encuentro después de estar consciente de que no soy nada si no soy en un lienzo, en una letra, en una mancha de color?

Ya no queda nada sobre el escenario, el teatro esta vacio y no encuentro los interruptores que enciendan de nuevo las alegres luces, esas pequeñas luces, pero que se volvían mis alegrías cotidianas, mi frio, mi lluvia, mi noche, mi luna, un beso de la vida en la mejilla cuando un cristal de viento me golpeaba las mejillas para hacerme sentir frio, mis dedos helados torpemente sosteniendo el cigarro de la mañana, mientras de camino al camión me sorprendía una luna en cielo claro, una nube cerrando el cielo pa´ decirme que llovería, que sería uno de esos días en que por perseguir la alegría terminaría en la banca de un parque con un café sobre las piernas y mi cigarro entre los dedos, y un latido en el corazón esperando a que mi luna apareciera, mientras la espera me hacía saber que no llegaría pero aun así le esperaba entre fríos, nublados, entre cielos que se apagaban de a poquito, entre trafico de una ciudad que entendía por regalarme cotidianidades que me hacían sonreír.

Hace días que estoy enfermo, tan enfermo que me siento la piel y los huesos, tan enfermo que no soy yo, que no sé que soy, cuando en una mancha de pintura encontré lo único que soy, y que ahora las manos me tiemblan para decirme que ya no soy yo, y me paso la noche esperando que mi Luna regrese, aunque sea para decirme que vuelva a esperarla, pero pasa la noche y en este infierno que es no ser quien soy, cuando no hay nadie que me vea, para ser en libertad quien sé que soy, quien se que existe, cuando existo en una mancha sobre un lienzo., pero en este infierno de no ser nada más que yo, no he encontrado aun, un latido que me diga que vuelvo a ser yo, pero no se escucha nada, más que mis pasos cuando regreso al rincón donde he preferido esconderme por no tener más que piel para mostrar y saber que existo, aunque así, solo con eso, ya no exista.

Hace días que la muerte vino a quedarse para dejarme una temporada en este infierno.

agosto 09, 2010

QUISIERA VOLVER

Quisiera tenerte de nuevo aquí, volver a llenar este espacio vacío que soy en estos días con el aroma de tu sonrisa y la textura de tus miradas, volver a rozar ese pedacito de tu nuca que te hace sonrojar y me devuelve las palabras que en el pasado te escuche decir, ser de nuevo de ti y tener ese granito de arena de tu playa donde escribes mi nombre para hacerme saber que soy parte de tu mundo, que pese a ser tan diferente a lo que buscas a lo que esperas, me dejas ser en tus ojos, me dejas ser en tus sonrisas, me dejas ser en tus labios.

Quisiera volver a tenerte de frente y saber que estas aquí, poder oler tu cabello y acariciar tu cintura, volver a ser preso de tu mirada que hurga en mis ademanes y mis pasados, en mis errores que nos asesinan, en la sonrisa que me redime y esa mirada inquisidora que me parece tan ligera a pesar de su violento puchero cuando dices que ya no me quieres, cuando me pides que ya no te bese, cuando me pides hablar de mis errores, de mis culpas infinitas que me obligan a desnudar mis ridículas pretensiones de ser, de ser aunque sea un poquito, aunque quisiera ser ese poquito para ti y para nadie más.

Quisiera volver a tus pasos delicados, a tu sonrisa infantil y tu ternura desnudada en tus ojos cerrados después de un beso junto con tus mejillas sonrojadas y tus labios mordiéndose como si quisieras guardar dentro de ti ese momento en que a pesar de las dudas, de las que tienes de mi y de las que hay dentro de ti, me crees cuando te amo, me crees cuando te abrazo, cuando me desnudo de mis pieles y te dejo ver lo poco que soy, lo único que soy y me dejas hablar y me dejas soltar entre el polvo lo que todos ven para mostrarte lo que a nadie enseño, lo que entre el polvo voy cubriendo para que no se asome, para que no se vea, para que nadie sepa lo que soy ni lo que hay, porque hay tan poco y soy la nada, pero cuando te miro quisiera ser tu todo, de nuevo, por primera vez, para siempre, y existir en el tu y yo, y ser nosotros, y saberme de ti y que jamás duces que solo estas tu aquí dentro de mí y nadie más.

Quisiera volver a ser tu sonrisa por la mañana, ser quien te sacuda el tedio de la oficina, ser quien te abrace para hacerte sentir amor, ser el nombre de tus ganas, el ansia de tus manos y el hambre a media noche de un beso, de un deseo escondido en un abrazo para hacerte dormir y mecerme con tu respiración, quisiera ser de nuevo quien deje a un lado un nombre un disfraz para ser la palabra que tus labios sueltan, que me llames amor, que me llames tu alegría, y saber que puedo hacerte feliz, tanto como tú me haces feliz, que sean hoy nuestros días, nuestros pies, nuestras huellas sobre una ciudad que no reconozca el pasado de distancias y de errores, de interpretaciones ajenas, de despistes selectivos.

Quisiera encerrar este aroma que me has dejado en las manos, este sabor de ti que guardo en la boca aun, estos restos de ti que descansan en mi corazón agotado y que me calman los temblores del alma y me han traído una sonrisa y millones de latidos cuando te recuerdo perdida entre mis manos, mis manos que te reconocen, que te buscan lunares y texturas y ese erizarse para despertar mis sueños a tu lado, mis futuros ahora contigo, lleno de ti, recorriendo un mañana que escribimos hace tiempo, reconociéndonos como juntos, como quienes vencieron los miedos y las dudas para a pesar de todo y de todos sentir latidos a distancia, hoy sin distancias de por medio, sin barreras más que mis errores, y tus ganas de odiarme que me dan más ganas de seguir buscando la manera de enamorarte de nuevo y ganarme otra vez un granito de tu mundo en el que me tengas para saber que existo ahí en ti.

Me gustaría de nuevo escucharte decir que me amas y que esta vez te tenga de frente para poder mostrarte como iluminan tus latidos por mí, esta vacía vida que con tan poco que soy, a tu lado me siento inmenso y dispuesto ganarme un mundo en el que el tuyo pueda tener un espacio donde yo pueda estar a tu lado y sean mis latidos los que quieres para saber que el amor toca tu puerta y saberme un poquito de ti y que sepas que lo eres todo para mí, pero sobre todo mi amor.