LO QUE SOY

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diciembre 20, 2010

ESPERAME

Todos fuimos alguna vez, todos dejamos de ser lo que fuimos.

Fuimos abrazos, encuentros, desencuentros, fuimos el presente de alguien, el recuerdo de algo hermoso, el breve rencor que se desvanece ante una caricia.

Fuimos cafés sobre bancas de parques, esperas en los andenes del tren, nervios en una sala de espera, suspiros al atardecer que perecen ansiosos al dibujarse en nuestro rostro una sonrisa cuando en el horizonte miramos un rostro conocido.

De tanto que fuimos vamos siendo mas y mas, mas años, mas besos, mas caricias, mas despedidas, mas sueños.

Cuando fui lo que era a tu lado quise ser mas, pero fue poco el tiempo, y me quede así, tan solo siendo en la imaginación lo que quise ser en tu vida.

Fuimos tanto que jamás fuimos.

Fuimos lo que nunca fuimos.

Pero espérame que quizás en otra vida seamos lo que en esta no fuimos.

Siempre es bueno volver a comenzar, aunque sea en otra vida…

diciembre 13, 2010

ENTRE SUEÑOS INSOMNES

Sin saber como había llegado de nuevo a aquella banca donde la escucho siendo ella por primera vez, aquella tarde le había encontrado ya viviendo dentro de él, quizás fue cuando se sorprendió al ver una ardilla, quizás fue cuando le conto su vida, quizás fue cuando le dijo que por irracional que fuera, él era la única persona que la conocía en realidad, quizás solo fue que aquella tarde hacia frio, y por primera vez él le prestó su abrigo, no lo sé, pero ahí estaba de nuevo sentado sobre aquella banca dentro del parque.

La librería de enfrente aun no estaba abierta, las ardillas aun no salían a hurgar entre los evónimos, las cafeterías aun no tenían sus mesas sobre las aceras, y a su lado, aun no estaba ella, de nuevo no estaba ella.

Habían pasado muchos días así, sin saber cómo, despertaba cada mañana en aquellos sitios donde la había encontrado tantas veces, donde la había conocido por primera vez, cada primera vez, cada beso, cada palabra, cada mirada, cada primera vez que le sonreía, para hacerle sentir que su vida había cambiado y que ella sintiera lo mismo, y juntos por primera vez, sentirse enamorados.

Sin saber cómo, desde hacía varias mañanas, el despertaba en medio de esos lugares, inevitablemente la buscaba a su lado, sentada con el vasito de té sobre las rodillas, con la taza de café separándoles, con el plato de comida sin terminar, con su abrigo cubriéndole la espalda, pero cada mañana, la sonrisa que le dibujaba el reconocer esos lugares en un parpadeo, se le borraba cuando al voltear a su lado, no la encontraba, ni encontraba su vasito de té, ni encontraba su taza de café, ni el plato con comida, ni su calor, aun entibiando su abrigo.

Ante tanta ausencia él no podía hacer más que soltar una lágrima, o varias, y dejarse ahogar por los recuerdos de todas sus primeras veces al lado de ella.

Sin saber cómo, cada mañana despertaba en aquellos lugares donde a su lado solo encontraba su ausencia, y el frío que había dejado su partida.

No sabía cómo, pero recordaba cuando había comenzado todo eso.

Jamás habían conseguido estar juntos, pese a las ganas que tenían uno del otro, pese a todas sus primeras veces, pese a todos sus latidos y pese a su nueva vida, jamás habían podido estar juntos, muchas cosas aun le ataban a ella, y a él le faltaba mucho para poder ser el hombre con quien ella quisiera envejecer, y sin poder evitarlo llegaron los días donde se decía solo una palabra, adiós.

Pese a todo, incluso a las despedidas, incluso a la distancia, incluso a sus ausencias, algo no dejaba de latir dentro de ellos, algo que por primera vez les mantenía juntos, algo que les mantenía de nuevo, sintiéndose por primera vez, pese a sus silencios, pese a no escucharse, pese a no abrazarse, pese a no encontrarse de nuevo al dar vuelta en aquella esquina, en aquel café, en aquel parque, pese a todo, él seguía buscándola, pese a encontrar solo al dar la vuelta en aquella esquina, en aquel café, en aquel parque, solo su ausencia, solo su recuerdo.

Pasaron muchos días así, sin que él supiera algo de ella, ni ella algo de él, él imaginaba que por fin ella era feliz, que el olvido le había alcanzado por fin, y que de aquella historia solo quedaría una migajita atorada en la comisura de los labios de ella, que de vez en cuando al sonreír, nadie notaria, sin embargo, no dejaba de pasar los días perdido en aquellos recuerdos, que se volvieron su compañía, que se volvieron los latidos que llenaron el espacio que había dejado su ausencia, pasaron muchos días, ella sin él, él con sus recuerdos.

A pesar de no saber uno del otro, algo aun latía dentro de ellos, por primera vez, cada primera vez, una noche ella enfermo, y tuvo miedo, recordó entonces los días al lado de él, las noches en que velaba su sueño para que pudiera dormir ella sin pesadillas, las noches que su abrigo le cubría las piernas para sacudirle el frío.

-me haces falta, tengo miedo y te necesito. Dijo ella por la madrugada, después de haber tratado de dormir y no conseguirlo por los dolores.

Él no la escucho, él estaba muy lejos y sin ella, pero lleno de todos sus recuerdos, compartiendo el café de las madrugadas con las fotos de ella, compartiendo las caminatas dentro de los parques con su ausencia, compartiendo cada latido que seguía sintiendo por ella, con su recuerdo.

Sin saber porque, esa noche en que ella lo nombro de nuevo por primera vez, a él lo invadió un sueño terrible, sin querer entrar bajo las sabanas para no perder los sueños de ella, que aun se anidaban bajo su almohada, se quedo dormido al lado de la cama sentado en una silla, como tantas noches a su lado, como cada noche que a ella le invadía el miedo o la enfermedad, de nuevo por primera vez, se quedo dormido en aquella silla.

Y ella se quedo dormida en su cama lejos de él.

Esa noche soñaron juntos, aunque no estaban juntos, soñaron juntos, se encontraron de nuevo en alguno de esos lugares donde se encontraron tantas veces, donde por primera vez se conocieron y se reconocieron, las bancas de los parques, los andenes del tren, las esquinas donde él la esperaba, las tazas de café humeando, el sabor del frío entre sus brazos, el paladar inundado de sus besos, todo de nuevo por primera vez, todo de nuevo en sueños por primera vez.

A la mañana siguiente ella despertó sin miedo, ella despertó sintiéndose un poco mejor, ella despertó sin él, pero sonriendo, paso la mañana aun con el recuerdo de aquel encuentro, y el café le supo a él, en el frío encontraba sus brazos, en el viento sus besos, y en aquel sueño un poco mas de fuerza para seguir aguantando su enfermedad.

Él despertó en alguna banca, en algún parque, en alguna estación de tren, despertó reconociendo aquellos lugares donde fue con ella, donde aun encontraba restos de ella, pero a su lado, ya no estaba ella, pero dentro de él, tenia aun latiendo el sabor de su voz cuando en sueños le decía por primera vez, cuanto la amaba.

Han pasado muchos días desde aquella primera vez en que el despertó sin saber porque, lejos de casa, pero más cerca de ella, aunque sin ella.

Ahora de vez en cuando, el despierta algunas mañanas, sentado en aquellos lugares, sin saber porque, sin saber cómo, pero despierta feliz después de haber soñado con ella, después de haberla encontrado en sueños, dentro de todos esos lugares, ella de vez en cuando siente miedo, y pierde el sueño, pero solo hasta que le nombra de nuevo, y en sueños él viaja a su lado, para estar al lado de ella.

Una vez leí que la velocidad más rápida para viajar era la del pensamiento, y que bastaba con pensar el lugar donde se quería estar para que en menos de un parpadeo se pudiera estar ahí, yo prefiero la velocidad de los sueños, pues a la velocidad del pensamiento uno puede estar donde quiera, pero a la velocidad del sueño, uno llega a donde se le quiere, a donde se le nombra con latidos.

diciembre 02, 2010

DESPEDIDA DE UN LATIDO

Han pasado muchos días desde que se dijeron adiós, han pasado muchos inviernos, tantos que la primavera y el verano se perdieron, solo algunos años parecía asomarse el otoño, quizás para que el viento pudiera jugar con el cabello de ella, no lo sé, el caso es que hace mucho tiempo desde que se dijeron adiós y se vieron por última vez.
No sé bien que paso con ellos, de aquel tipo solo suelo encontrar rastros de nostalgia que le caen del abrigo como polilla, de ella de vez en cuando llegan los ecos de sus sonrisas que me hacen saber que es feliz, y sé que él al encontrarse el eco de aquellas risas debe de sonreír, tanto como para que el recuerdo de su mano apretando la de ella, le acompañe mientras naufraga por los mares de asfalto de una ciudad que hace tiempo recorrieron juntos, para dejar en algún semáforo colgado un latido, o a la vuelta de una cafetería, dentro de una taza de café o sentadito en esas sillas que se quedan vacías en mesas para dos, ha pasado mucho tiempo y no podría decirles que fue de ellos, pero quiero imaginar que fueron felices y que todo lo que pasaron juntos valió la pena cuando hizo crecer su amor, tanto como para haberse separado.
Al principio debo de aceptar que no entendí esto, no entendía como dos personas pueden encontrarse tan solo para perderse de nuevo, pero el amor es difícil de entender, uno no puede razonar aquello que trae dentro, y bien se sabe que el amor es algo irracional, así que deje de intentar encontrarle explicación a sus despedidas y mas después de encontrarme una carta en la que él se despedía de ella, una carta que le entrego a ella, días antes de que ella regresara a su ciudad, y es que le falto valor a él para acompañarla el día en que partía su vuelo, así que unos días antes pasaron todas las despedidas que tenían que pasar, aunque la verdad a mi parecer ya se habían despedido mucho, pero bien es cierto también, que el que mucho se despide pocas ganas tiene de irse, así que después de pasar largos días despidiéndose, el final del viaje había aparecido y ella tenía que partir a su ciudad, donde le esperaba todo lo que extrañaba y a donde tenía que volver si quería comenzar a volar.
Como ya les dije a él le falto valor para acompañarla a la terminal, la palabra adiós es muy larga cuando se le dice al amor, así que le dejo una carta unos días antes, desconecto todos los teléfonos, guardo sus colores y se metió a la cama a dormir esperando despertar ya que ella hubiera llegado a su ciudad y no le doliera ni un poquito el saberla lejos, o al menos eso pensaba él, no sé si ella se molesto o si lo perdono, pero sé que al final paso lo que tenía que pasar y recorrió la terminal para regresar a su ciudad donde la esperaban muchas cosas, no sé cómo fue su regreso, no sé si lloro tras la ventanilla, si fue recordando cada una de las cosas que pasaron juntos mientras alguna película boba corría durante el viaje a su ciudad, no sé si el miraba el cielo buscándole en alguna nube, no sé si él a último minuto salió corriendo a la terminal para alcanzarla y darle un último beso, no sé nada de eso, solo sé que ella se fue, que él se quedo, y que quizás algún día sean felices como quisieron serlo, aunque no lo sean juntos, pero que lo sean, y que el amor que encontraron durante toda la aventura que fue el encontrarse viviendo todo lo que vivieron, les acompañe siempre y nunca, nunca, nunca, se les olvide.

"Hemos llegado al final de este viaje, y debo decirte que aunque el final llego, y junto con el las ganas de no querer terminarlo, te llevare en mi recuerdo siempre, pues no podría olvidar jamás cada una de las cosas que pase a tu lado, me quedo con todo, con cada una de las cosas que vivimos, con cada una de tus sonrisas, con cada uno de tus pucheros, me quedo con tu enfado, ese que te daba cuando algo aprendíamos, me quedo con tus manos entre las mías, me quedo con tus lagrimas que secaba a besos, con tus nauseas por el medicamento, con el dolor que me daba ver que te dolía a ti algo, me quedo hasta con una pulsera del hospital que dice tu nombre y el numero de tu cama, me quedo con todo, porque todo valió la pena, porque todo ayudo a que sintiera este amor que siento ahora y que me ha hecho feliz.
Hemos pasado muchas cosas y el viaje va terminando, y te he dejado muy poco para que te lleves, no sé si alcance para que no me olvides, o al menos que no lo hagas tan pronto por favor, pero confío en el amor que nos tenemos y sé que no me recordaras con odio, ni rencor, sé que me recordaras, quizás alguna mañana fría o una de esas tardes en que un copito de nieve caiga sobre tus mejillas y pienses que para mí un copito es un milagro pendiente, y que si estuviera a tu lado estaría sonriendo como loco, aunque si estuviera a tu lado sonreiría no por el copito, sonreiría simplemente por estar a tu lado, sé que me recordaras, no sé cuando, ni sé porque, pero espero que sea sonriendo, para que sepas desde lejos y sepa yo desde aquí que el habernos dejado valió la pena, porque no has dejado de sonreír, porque eres feliz, porque estas donde quieres estar, donde tu felicidad anida sueños que dibujan las sonrisas de cada mañana, donde no tienes pendientes, ni reproches, ni ese sentirte a medias, o con un pie de cada lado.
Nos ha faltado mucho que hacer, teníamos planes para mucho tiempo, pero la vida nos ha enseñado que el tiempo no está a favor de nadie, y que lo mejor es vivir cada latido, sabiendo que puede ser el último, nos costó aprenderlo y la lección fue difícil y dolorosa, pero aprendimos pequeña, y mira que aprendimos tan bien que supimos que el viaje tenía que terminarse, sabes bien que solo valdrá la pena todo esto,( lo vivido en el hospital, lo aprendido en cada mirada, lo sentido en cada beso y hasta este adiós), si te dedicas a encontrar esa felicidad que te has negado desde hace tiempo, debes de ser franca contigo mismo y no engañarte, busca a quien te hace latir y de frente dile lo que lates por él, créeme que serás correspondida, pues es imposible conocerte y no amarte, y si hace tiempo latieron juntos veras que los latidos aun están ahí mencionando tu nombre.
Debo pedirte perdón por todo lo pendiente que dejamos, las comidas que no te prepare, los museos que no recorrimos, las pinceladas que no te enseñe, pero todo eso es pequeño, y ahora vale más la pena que descubras el amor que eres capaz de sentir, de vivir, y que vayas por todo lo que te espera en tu ciudad, lo que te espera latiendo y que te ha mantenido siempre dividiéndote entre esta ciudad y la tuya, debes dejar de andar a medias, y vivir plena todo lo que quieres vivir, seguir adelante con los estudios y conseguir todo lo que quieras, que ya has visto que eres más fuerte de lo que crees y que no hay nada que no puedas conseguir.
Hay tantas cosas que quisiera decirte, tantas recomendaciones para que no vuelvas a enfermarte, tantas lecciones pendientes, tantos latidos que tienen tu nombre, pero sé que esto ya es difícil para los dos, y bastante complicado, y la verdad no quiero confundirte mas, no quiero que siga pesándote el decir adiós, pues los dos sabemos muy bien que es necesario, te dije siempre que haría todo lo que fuera para verte feliz, y aquí sigo cumpliéndote esa promesa, aunque es inevitable que la tristeza este cubriéndonos la espalda, pero será solo un momento, veras que al llegar allá donde te esperan las cosas pesaran menos, y el amor lo cura todo, hasta las cicatrices que pueden dejar las despedidas, así que debes de ser fuerte y correr hasta donde te están esperando, hasta donde quieres llegar, sin mirar hacia acá, que prometo estar feliz si tú sonríes, si tú eres feliz, si tú vives amando, si tú vives.
Así que por favor haz que todo valga la pena y se feliz, y sonríe mucho, y llora solo lo necesario, ama como nunca has amado, y si llega mi nombre a tu recuerdo, que sea entre sonrisas, que sea solo un momento para que no te distraiga de lo que tienes allá, y que sea sabiendo que te ame, que te amo y que no te olvidare pues no hay un rincón de mi vida al que no te haya dejado entrar, así que estas tan aquí al lado como todas mis soledades.
Hemos terminado esta aventura que fue aprender que el amor es más que tenerse al lado, es más que abrazarse y besarse, es más que acompañarse a tomar un café, acompañarse a hacerse unos análisis, es más que tomar tu mano a cada pinchazo, es más que hacer promesas de regresos que no pasaran, amar es saber que no necesitamos estar juntos para amarnos, es saber que también decir adiós es decir te amo, es perdonar por romper las promesas de aquellos regresos, porque el amor que te espera allá vale más la pena, porque es el que te hará feliz, el que te hace feliz, porque es el que no pude hacer que olvidaras, porque es el que te mantuvo a medias caminando a mi lado, mientras pensabas en alguien más, pero aprendimos que el amor no necesita corresponderse de la mima manera, y sé que me amas y sabes que te amo, y que este adiós es solo una manera de demostrarnos que así fue, que así es.
Amar es saber que no puedes quedarte tan solo para evitarme un daño, porque no podrías hacerme daño, porque amarte es querer verte feliz, y los dos sabemos que no puedo hacerte yo así de feliz, amar ahora es decirte adiós para que lo seas, porque lo que me pesaría seria tenerte a mi lado por lastima o gratitud y eso ya lo sabes, así que deja de preocuparte por el daño, porque por el amor que hemos vivido créeme que no lo habrá.
Amar es más que todo lo que vivimos juntos, es dejarte volar para que ames y descubras cuanto más es amar, amar es decirte adiós, y que me perdones por no estar a tu lado para cargar tu maleta el día que tengas que partir, pero las cosas ya son demasiado difíciles y prefiero esconderte alguna lagrima, antes que dejarte ir con la idea de que dejas aquí a mi lado una historia pendiente, pues solamente sabiéndote sin cargas pendientes, se que podrás vivir lo que te espera por vivir allá en tu ciudad, sin remordimientos, que no debes quedarte con ninguno, que vivimos más de lo que esperábamos vivir y ganamos tanto que fuimos capaces de dejarnos ir, para seguir amando.
Así que sin quitarte más el tiempo, y sin afán de generarte dudas, solo quiero decirte por último, que te amo y que te agradezco todo el tiempo que me dejaste estar a tu lado, y todos los recuerdos que me dejas, y perdona que me quede con todo, pero debes de llegar con el corazón ligero para poder latir todo lo que te está llamando en tu ciudad, y de este lado, solo quedara tú recuerdo para llamarme a mí, y caminar a su lado, naufragando los asfaltos de una ciudad que en cada esquina te reclamara, y a la que consolare con cada uno de los recuerdos que me quedo de todas las cosas que vivimos juntos, cuando caminábamos juntos, cuando éramos juntos, cuando juntos, aprendimos que para amar, hoy tenemos que decir adiós."