LO QUE SOY

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octubre 15, 2011

A DESTIEMPO (doceava parte)



-pero pensaba en ti Gábriel, era en ti en quien pensaba

-pero a mí no me sirve eso, no me sirve que sea en mi en quien piensas cuando besas a alguien más, no me sirve que sea a mí a quien extrañas cuando te abrazan ellos, no me sirve que sea yo quien espera de ti uno de esos momentos que gastas con todos ellos, no me sirve Karla, no me sirve que sea yo quien te ame, mientras tú dices amarme, cuando amas a cualquier otro.

-pero Gábriel, hace mucho que ya no estás, que ya no estás ni contigo, ni con nadie, hace tiempo que dejaste de ser tu, después de Lucía dejaste de ser tu, y es cierto, te juro que es cierto, pienso en ti cuando estoy con alguien más, pero últimamente, así como te extraño cuando estoy con ellos, también te extraño cuando estoy contigo.

-son cosas muy diferentes Karla, lo que paso con Lucía es muy diferente, así que no lo menciones por favor y tú siempre preferiste estar con alguien más, que quedarte conmigo, pero sabes que no te lo reprocho, tú sabes que entendí, siempre, el lugar que ocupaba yo en tu mundo, si te he buscado estos días, no es para recibir las dadivas de lo que te sobra, de aquello que les das a ellos, si me acerque a ti, es porque pese a todo, creo que la única persona que me conoce bien, eres tú, me conoces tan bien, que gracias a ti supe lo que yo valía para alguien.

-¿Por qué me dices eso ahora? ¿No ves que me duele recordar que te lastime tanto? ¿No me has perdonado nada verdad? Creí que lo habías hecho, de verdad lo creí cuando me buscaste lleno de miedo, cuando me dejaste acompañarte, cuando me dejaste estar a tu lado, cuando ni siquiera Lucía lo estaba, de verdad creí que me habías perdonado, pero creo que me equivoque.

-no me refiero a eso, y Karla, sabes bien que no tengo nada que perdonarte, al contrario, me enseñaste a abrir los ojos, me enseñaste lo que soy, lo que valgo, me enseñaste a ver la realidad y a ser fuerte, quizás no fue la mejor manera de aprenderlo, pero hay cosas que solo se aprenden con la caída, y contigo caí hasta donde jamás creí que podía caer, y me viste caer, pero también sé que no lo hiciste deseando lastimarme, simplemente es tu manera de ser, fría, cruel, insensible, por eso te busque cuando todo comenzó a estar mal, cuando llego el miedo, cuando mi mundo comenzó a desmoronarse, porque lo que menos necesitaba era la lastima de los demás, porque sabes que nunca me gusto ser tratado con lastima, con compasión, como si fuera un perrito que se queda bajo la lluvia esperando que alguien le quiera abrir la puerta y le de cobijo, no quería eso, no quiero eso, y por cómo eres tú, se que la única persona que no me ofrecería lastima eres tú, jamás me verías como si necesitara ser salvado, como si necesitara ser curado, no me ofrecerías redención, ni me ofrecerías olvido, no me ofrecerías nada, y ahora no necesito nada, solo que me dejen estar, que me dejen ser, aunque sea así, como tú dices que me he vuelto, ausente, y la única persona con quien puedo estar así, sin que me lo reproche eres tú, ¿me equivoco?


-la verdad si, te equivocas en muchas cosas Gábriel, has estado equivocado en muchas cosas, y creo que yo también me equivoque contigo, pensé que podías ver todo de mi, pensé que me conocías mejor de lo que yo me conocía, pero creo que no es así, es cierto, puedo ser fría, cruel, insensible, puedo ser la lacra que todos conocen, la tipa que le vale madres que le manoseen bajo la falda, que no pide nada a cambio, puedo ser esa promiscua que todo mundo cree que soy, que no le importa siquiera que se despidan después de un revolcón, puede ser que nunca haya sido como tú Gábriel, que nunca haya buscado en un beso, más que un beso, que nunca haya buscado en una caricia, eso que tú me hacías sentir, pero si no soy así, si nunca pude ser así, como tú me enseñabas que podía ser, era por miedo, por cobardía, y por eso, por dejar que el miedo fuera más fuerte, yo me tengo lastima, y no sabes cuanta Gábriel.



La primera vez que Karla y Gábriel se encontraron, ella vio en él, algo que hizo que se acercara, de manera poco común, pero la impulsividad de Karla había hecho ese encuentro posible, Gábriel en aquellas noches no entendía que hacia ella a su lado, porque lo dejaba estar, porque lo dejaba acompañarla, porque lo dejaba descubrirla, pero estaba a su lado, y la acompañaba y la fue descubriendo, Karla no entendía porque a su lado se sentía capaz de ser ella, como nunca lo había sido con nadie más, Gábriel no entendía porque ella lo dejaba verla como a nadie le permitía, no entendía porque ella se desnudaba hasta de ese disfraz de femme fatal que ella usaba, no entendía porque ella se abría con él y le mostraba lo que había debajo, lo que nadie mas había visto, tampoco entendía eso, porque nadie más la había visto así, porque nadie más se había interesado en mirar mas allá de su piel, de su ropa, de sus modales, de su risa escandalosa y su andar vulgar, no lo entendía, pero se sentía dichoso por ser testigo de todo eso que Karla le dejaba conocer de ella.


Habían pasado muchas vidas perdiéndose y encontrándose, al principio todos aquellos encuentros eran insignificantes, pero la confianza fue creciendo entre ellos, y fueron volviéndose cotidianos sus encuentros, Karla encontraba en Gábriel un refugio donde podía sacudirse el humo y la pesadez de sus pasados, Gábriel encontraba en Karla a alguien que incluso ella misma desconocía, pasaron muchas vidas, pasaron muchas cosas, uno y otro fueron existiendo en un mismo tiempo sin preocuparse por el apresurado andar del mundo, sin importar las diferencias entre sus mundos, juntos, comenzaron a crear un universo diferente lleno de posibilidades, donde pudieran estar, simplemente estar, uno al lado del otro.


Habían crecido juntos, en muchos sentidos, habían crecido, superaron miedos y superaron sus propios complejos, hicieron a un lado los remordimientos y culpas que cargaban por sus pasados, porque al mirarse en los ojos del otro, se daban cuenta de que eran vistos sin tanta carga, sin tanto peso, a final de cuentas, cuando hay un latido palpitando dentro de uno, uno suele ver a la otra persona de esa manera, no miras sus culpas, no miras los errores que pudo cometer, no miras sus fallas, simplemente le miras, y amas todo lo que ves, porque es parte de esa persona, porque hasta esos errores, esos detalles poco brillantes, han hecho a la persona que se ama, lo que es, lo que uno ama.


Así Karla y Gábriel habían crecido, después de muchas vidas, después de muchas noches, después de muchos después, ellos dos habían superado sus propios temores y los que la vida con su apresurado andar va creando, muchas veces uno al otro se preguntaban que hacían juntos, que veía uno en los ojos del otro, nunca encontraban una respuesta clara, nunca resolvían el enigma que significaba estar juntos, en parte porque la pregunta no nacía de dentro de ellos, no, la pregunta llegaba de la voz del otro, porque Karla nunca se preguntaba que hacia ella al lado de Gábriel, ni Gábriel se preguntaba que hacia al lado de Karla, no, no hacían eso, no preguntaban eso, lo que cuestionaban, por su parte Karla, ¿qué hacia Gábriel a su lado?, y por parte de Gábriel, ¿qué hacia Karla a su lado?


Cuando estaban lejos, los reflejos mostraban tan poco, era tan poco lo que Karla miraba en el espejo, cuando estaba lejos de Gábriel, y Gábriel, ni siquiera toleraba su reflejo si no estaba la imagen de Karla a su lado, pero juntos, juntos se sentían más grandes, juntos sentían y vivían ese intercambio de roles que uno pasa cuando está en pareja, ese ser maestro y aprendiz, ese sentirse pequeño y ese sentirse enorme dependiendo de las circunstancias, ese complementarse, ese ser el equilibrio en la balanza cuando de un extremo pesan más las cosas, o son más ligeras, Karla y Gábriel aprendieron a complementarse, aprendieron a ser cómplices, a ser libres uno al lado del otro, poder ser ellos, sin miedos, sin culpas, sin traumas, sin heridas que siguieran abiertas, sin la pesadez del tiempo, del de ellos, y el del mundo.


Pasaron muchas vidas juntos, pasaron muchas noches, pasaron muchos latidos, latidos que fueron creciendo en silencio, o así parecía ser, latidos que llegaron sin previo aviso, porque las diferencias que había entre ellos, en cualquier vida, no daban buenas probabilidades a encuentros, pero ellos se encontraron, ellos se reconocieron, sin saber cómo, y sin saber porque, se vieron, una noche afuera de una cafetería de veinticuatro horas.


A veces sucede que las probabilidades no se equivocan, algunas veces sucede que aciertan y más cuando el bichito más persistente dentro de uno, es el miedo, y aunque algunas veces parecía que sus latidos conseguían anestesiar al bicho y ponerlo a dormir, otras veces el bicho despertaba gritando que estaba vivo, carcomiéndoles las entrañas, y el miedo les alcanzaba hasta hacerles temblar las piernas.


A final de cuentas amar da miedo, siempre da miedo encontrar el amor despertando dentro de uno, y también da miedo cuando le vemos despertar en otra persona, gritando nuestro nombre, es inevitable, amar da miedo, y que a uno lo amen, también, y eso era lo que más miedo le daba a Karla, si Karla era complaciente con muchas personas, era por miedo a defraudarlas y que se alejaran de ella por eso, ella misma se sentía decepcionada de ella, muchas veces tomaba decisiones más que por sentirse bien con ella, por hacer sentir bien a alguien más, sentía que tenía que decir a todo que si, para que la gente no se alejara de ella, si a algo le tenía miedo Karla era a la soledad, por eso complacía siempre a quien la acompañara, sin importar si las cosas que hacia le gustaban o no, solo se trataba de conservar la compañía, a cualquier precio, conservar la compañía.


Algunas noches despertaba de madrugada por el miedo de encontrarse sin Gábriel, pensaba que un día él se aburriría de ella, de estar a su lado, pensaba que un día Gábriel abriría los ojos y la vería como ella se veía a sí misma, tenía miedo de defraudarlo, de verlo despierto pensando qué diablos hacia con ella, así que despertaba de madrugada espantada, no le decía nada de lo que sentía a Gábriel, solo preguntaba la hora, él le respondía y le pedía que volviera a dormir, ella se estiraba, se repegaba a él, y cerraba los ojos, instantes después sentía los labios de Gábriel en su frente, y escuchaba cuatro letras que la hacían soñar, aunque durante el día esas cuatro letras le llenaran de miedo.

-¿Qué hora es?

-no sé, deben de ser como las cuatro y media, vuelve a dormir, aun es temprano

-tengo que llegar temprano al trabajo, tengo junta en la oficina, si te quedas despierto ¿me puedes despertar a las cinco?

-sabes que no duermo cuando me quedo contigo, anda duérmete que yo te despierto a las cinco ¿quieres que te prepare algo de tu ropa?

-no, ya tengo todo listo, solo despiértame, sabes que me cuesta trabajo despertar cuando estoy contigo.

-no sé porque, de verdad nunca he entendido porque no duermes igual cuando no estoy aquí, pero bueno, un día lo averiguaremos, duerme ya, yo te despierto a las cinco.


Karla dio un pequeño estirón, se repego a Gábriel y lo abrazo mientras sus ojos estaban aun cerrados y una sonrisa en el rostro iluminaba aquella habitación, Gábriel beso su cabeza y susurro “te amo”, pero Karla ya estaba dormida y no lo escucho, esa fue la primera vez que Gábriel susurro un te amo con la luz que irradiaba la sonrisa de Karla al dormir, pero también fue la primera vez que ella no lo escucho, y después hubieron muchas primeras veces, y en ninguna de esas veces, ella lo pudo escuchar.

-¿Qué hora es?

-son casi las seis

-¿te irás?

-sí, tengo que irme

- No te vayas, por favor quédate, quédate esta vez, no tienes que irte, esta vez quédate.

-no tiene caso que me quede, da lo mismo si me voy o me quedo, las cosas no pueden cambiar Karla, y no tiene sentido que me quede.

-te necesito, ¿no lo entiendes? Sé que he hecho cosas que te han lastimado, pero eres lo único bueno en mi vida, solo contigo me siento diferente, solo cuando tú me acompañas dejo de tener miedo, solo cuando se que estas tu, vale la pena regresar, y pese a todo he regresado Gábriel, sabes que siempre regreso.

-a mi no me sirve que regreses Karla, sería mejor que no tuvieras que irte, sería mejor que no sintieras esa necesidad de irte, que fuera más grande lo que dices que encuentras a mi lado, que aquello que extrañas de otros y que te hace falta conmigo, tu no me necesitas, necesitas a todos, necesitas los brazos de otros, los besos de otros, las miradas de otros, necesitas sexo con otros, más que hacer el amor conmigo, a mí, a mi no me necesitas Karla, nunca me necesitaste.

-no es así Gábriel, las cosas no son así…

-claro que es así Karla, siempre ha sido así, siempre te hicieron falta cosas a mi lado, siempre fue voltear a verme con las manos vacías de aquello que necesitabas, escucharte hablar de otros, escucharte lo que extrañabas de ellos, escucharte cuando tenias ganas de ellos, escuchar que me contaras las cosas que hacías con ellos, escucharte con el brillo en los ojos cuando les mencionabas, cuando hablabas de sus besos, de sus caricias, escucharte y mirarte así, en brazos de otros, aunque yo estuviera a tu lado. Tengo que confesarte que los admiraba, pese a lo patanes que eran, los admiraba, porque les veía enormes, pensaba “que grandes deben de ser, que sin estar a su lado, ella sigue sintiéndoles en la piel”, de verdad los admiraba Karla, a cualquiera de ellos, y hubiera dado todo por ser un poco de ellos, y que por un momento, me llevaras a tu lado aunque estuviera lejos de ti, pero al final, no puedo ser como ellos, no fui nunca tan grande como ellos, no tuve nada de lo que ellos podían ofrecerte, no me necesitas Karla, a mi no me necesitaste nunca.

-te equivocas Gábriel, de verdad te necesito, me haces falta cuando estoy con ellos, pienso en ti cuando estoy a su lado, y ninguno de ellos me puede dar lo que tú me das… ninguno de ellos me hace sentir que son posibles las cuatro letras que me dices cuando duermo contigo, ninguno de ellos me dice “te amo” para hacerme soñar.


Cada que le decía te amo a Karla, ella parecía estar dormida, nunca me dijo nada, nunca me respondió, nunca hizo siquiera una mueca que me avisara que me había escuchado, y nunca tuve valor para decírselo despierta, me escuchaba decirle te amo, y nunca respondió, me escuchaba decirle te amo y aun así, se iba con otros, la amo, y ella a mí no.


-¿y porque carajos te largas con ellos?, ¿Por qué demonios no te quedaste conmigo? ¿Por qué si me escuchabas decirlo nunca respondiste? ¿Por qué no me dijiste nada? ¿Por qué prefieres irte con ellos? ¿Por qué son mas grandes ellos que yo? ¿Por qué mi amor no te basta?

-¡tenía miedo Gábriel, tengo miedo! , ¡Mírame! date cuenta de lo que soy, mírame como en verdad soy, no me mires como me ves, no me mires como me has visto sin razón, mírame como soy, como en realidad soy, date cuenta de que soy yo quien no vale nada, date cuenta de que soy yo quien es poca cosa, mírame Gábriel y perdóname por no ser mas para ti, perdóname por no encontrar nada bueno en mi, y ser una cobarde que prefiere seguir revolcándose en la misma mierda porque no se siente capaz de crecer, de ser algo bueno, no puedo quedarme contigo Gábriel, no porque no te corresponda, porque te juro Gábriel que esas cuatro letras que me dices al dormir, también las siento dentro de mí, pero mírame Gábriel, no valgo nada, no merezco esas cuatro letras, no de ti, no puedo, ni quiero hacerte más daño, no sé cómo no hacerte más daño.



¿Cómo puede decir que me ama si siempre se va con otros? ¿Cómo puede decir que lo siente, si prefiere ir a sentir los besos de otros? Karla no me ama, ella nunca lo podrá hacer, desde que regreso sobre sus huellas, le he aguantado mucho, pero la aguante por que la amo, la aguante creyendo que un día volvería a lo que fuimos, a ese ser solo ella y yo, a ese caminar juntos sin otros nombres, ella no me ama, no podría hacerlo, ella necesita más, y su miedo no es a lastimarme, su miedo es a no poder volver a cruzar esas puertas que siempre deja abiertas, su miedo es a no poder seguir abriendo puertas, el amor suele hacer que uno se olvide de las otras puertas, uno deja de buscar, porque lo que necesitaba, lo que buscaba, lo que merecía, todo, todo eso, lo encuentra al lado de la persona que ama, si Karla sintiera amor por mí, no tendría esa necesidad de estar abriendo puertas, no tendría que salir a buscar en otros lo que a mí me hace falta, Karla no me ama, nunca podrá hacerlo, y ya nos estamos haciendo mucho daño, ya no puedo aguantar más, ya no puedo quedarme más tiempo para saber si algún día pasaran las cosas, Karla no me ama y es mejor irme.

-tengo que irme Karla, tengo que irme.

-¿pero que no me escuchaste? No te vayas, por favor no te vayas así, enséñame a no hacerte daño, enséñame a no tener miedo, quédate por favor, no te vayas, te amo pero no se qué hacer, necesito que me enseñes que hacer, por favor Gábriel, no te vayas, quédate.

-tengo que irme Karla, ya nos hemos hecho mucho daño y ya no puedo más, ya no aguanto más, tengo que irme Karla.

-quédate Gábriel, por favor ¡quédate!…




1 comentario:

  1. OISGJAOSIHFOASHFAO
    Karla es tonta o algo, ¿Qué le pasa? ¿Por qué? Ahhhhh, sí... el amor es inmenso, no te fijas de los errores de los demás porque encuentras en ellos algo más que eso, pero ¿Por qué no se da la oportunidad a ella misma? Ahhh >____< Nooo, es injusto. Necesito la parte catorce, porque la trece es de lucía. Ihhh, muchas vidas atras se conocieron y estuvieron juntos sin querer saber sus nombres y esas cosas.

    ¡Oye! ¿Cuándo sacas tu libro y me lo mandas autografiado?

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