LO QUE SOY

Puedes ver mis manchas en

diciembre 20, 2012

A CONTRATIEMPO (segunda parte)


A CONTRATIEMPO


Segunda parte


Gábriel recordaba las noches que paso cuidando a Karla cuando enfermaba, las veces que paso a su lado intentando sanarle las heridas que tenia, borrándole las cicatrices que aun dolían, recordaba las noches y las tardes en que le preparaba tés y comida para que mejorara, recordaba su angustia cuando estaba lejos y ella tenia fiebre, recordaba cobijarla por las noches cuando tenia mucho frío, recordaba cada cuidado y mino que le dio a Karla por amor. Ahora que Gábriel estaba enfermo y mientras recordaba esos momentos al lado de Karla, se sentía tranquilo al saberla lejos y con alguien mas, él sabia que tarde o temprano Karla regresaría a sus manías, pero en el fondo siempre quiso creer que quizás ella un día abriría los ojos y al sentirse amada, de la manera en que Gábriel la amaba, sonreiría y soltaría todo lo que escondía tras las puertas y debajo de la cama como si fueran maletines de emergencia que le hacían sentir seguridad.

Tarde o temprano ella encontraría a alguien mas con quien hacer todo lo que hacia con él y con quien cumpliría todas aquellas cosas que había planeado para ellos, Gábriel lo sabia, pero tenia una esperanza de que no pasara, o de que al menos, no pasara tan pronto, aunque cuando volvió a enfermarse, supo que el que ella estuviera al lado de alguien mas, era lo mejor, porque la veía feliz al lado de otras personas, en lugar de tenerla a su lado cruzando por todo aquello que seguramente le hubiera lastimado.


-Gábriel tiene que comer, sus medicamentos  son fuertes y su cuerpo necesita alimento, ¿no querrá que de nuevo le den el alimento por sonda, o si? Le dejare su charola de comida y al regresar me daré una vuelta por acá y espero ver la charola vacía y esta vez no le de sus platos a los otros pacientes, que ya se que suele intercambiar su comida por cigarros, así que espero que coma, regreso cuando termine de repartir las charolas.


Gábriel había sido internado en un hospital psiquiátrico a petición de sus médicos, que preocupados por la depresión que estaba cruzando por su enfermedad, habían acordado internarlo para evitar que volviera a intentar suicidarse, pocos meses después de que le diagnosticaron el regreso de su enfermedad, yo no se que le entristecía mas, el saberse enfermo de nuevo, o el haber perdido sus cuatro letras, como él solía llamarle a esa parte de su historia que aun desconocía cuando lo encontré en aquel hospital.


-hace tiempo alguien me conto que muchas de las estrellas que miramos brillar ya no existen, sin embargo seguimos viendo su brillo, siempre pensé que eso era como estar contemplando fantasmas, fantasmas de estrellas que quizás porque alguien se niega a que desaparezcan, sigue clavando su mirada en el cielo para darle luz a ese fantasma que fue antes la estrella que ilumino algún momento de su vida, como cuando viviste algo lindo y repasas una y otra vez en tu cabeza el recuerdo que fue ese momento, y lo vuelves a vivir, y te vuelves a sentir feliz, entonces brilla dentro de ti esa estrella, que quizás hace mucho que ya no esta, ¿tu de que estrella sigues manteniendo su brillo en el cielo?

La primera vez que vi a Jahir sentí un escalofrió terrible, una parte de mi se sintió reflejada en sus ojos obscuros y tristes, otra parte de mi sintió que tarde o temprano terminaría como él, lo que mas sentí fue una especie de miedo, Jahir tenia esa cualidad, no se como explicarlo, pero de alguna manera parecía que infundía un miedo terrible a los demás, lo que hacia que pasara mucho tiempo solo, de vez en cuando le miraba platicar con otros pacientes o con el personal del hospital, pero nunca le vi al lado de alguien mas de quince minutos, realmente no parecía ser una persona atemorizante, era bastante feo, y su aspecto desalineado, su ropa siempre estaba manchada de colores, y parecía que de un momento a otro aparecían nuevas manchas, sin saber de donde o como, solo se desaparecía de los pasillos del hospital unos momentos y cuando volvía a aparecer ya tenia nuevas manchas encima y una sonrisa en el rostro bastante extraña, aunque su sonrisa siempre era extraña, él decía que no sabia sonreír y creo que eso era verdad.

Era poco lo que todos dentro del hospital conocían de Jahir, algunos rumores, historias sueltas que nadie podía hilvanar por falta de precisión en esos detalles que nos hacen conocer los tiempos de las personas, nadie podía decir que conocían su edad o su profesión, nadie podía asegurar que aun tenia familiares, esposa o hijos, algún hermano o siquiera un amigo que fuera los días de visita a acompañarlo, al principio pensé que debía de ser un mal tipo cuando note que no recibía visitas de nadie, después cuando me di cuenta de que yo estaba en la misma situación, deje de pensar eso, al menos de él, porque de mi sabia muy bien que si era un mal tipo, y que precisamente por eso merecía estar solo en aquel hospital, ojala algún día Karla me pueda perdonar por todo el dolor que le cause, espero que al menos sirva este distanciamiento, evitar que con mi enfermedad ella viva días tristes, no lo merece, merece lo que ya encontró al lado de alguien mas, ella y Sara merecen ser felices, y yo ya no puedo hacer feliz a nadie.

-hace mucho que no miro las estrellas, en mi habitación no tengo ventanas y aunque las tuviera, creo que el estar al lado de un edificio con tanta luz haría imposible ver todas las estrellas que hay en el cielo.

-ninguna habitación tiene ventanas, no es bueno para los locos pasar tanto tiempo mirando el cielo, y mas si es de noche, eso es síntoma de que no están sanando y aquí la gente viene a sanar, todos menos yo, yo en realidad no estoy tan interesado en sanar, no al menos como me dicen que debo sanar, ¿quieres ver mis estrellas?

Volteé a mirar a Jahir y el brillo en sus ojos era el mismo brillo que tenían cada vez que volvía a aparecer en la sala de terapia del hospital con manchas nuevas sobre la ropa.

-¿tus estrellas? ¿guardas estrellas?

-no tonto, no estoy tan loco para no saber que no se pueden guardar las estrellas, pero hay un lugar donde puedes ver mis estrellas, ¿quieres verlas?

-pero tengo la quimio conectada, y no se si pueda ir muy lejos.

-anda vamos yo te ayudo, además con el efecto de la quimio seguro te gustan mas.


Me ayudó a levantarme de la cama y con su mano izquierda tomo el tripié, con el brazo derecho me ayudo a caminar, al salir de la habitación que compartía con otros tres enfermos nos vieron las enfermeras de turno y un pasante que estaba en la sala de estudio, pero nadie nos detuvo, en una de las enfermeras hasta me pareció ver una mueca parecida a una sonrisa, llegamos al elevador de servicio y bajamos hasta el sótano, un hombre de intendencia metía sabanas dentro de la lavadora industrial, un foco apenas iluminaba aquel pasillo de sabanas y el sonido de las lavadoras y la caldera, al final de aquel pasillo había una puerta que no tenia cerradura, la cruzamos y antes de que pudiera quejarme por la obscuridad Jahir encendió una vela.

Aquella habitación era una bodega que estaba desocupada, algunos anaqueles de metal apenas y se distinguían con la escasa flamita de la vela de Jahir, entonces fue acercándose a los anaqueles y encendía otras velas,  botes sobre el piso y algunos anaqueles comenzaron a aparecer iluminados por las velas, tablas recargadas sobre la pared, rollos de papel y cartón en los anaqueles mas altos, frascos con líquidos que por el olor a solvente podría decir que contenían aguarrás y una especie de aceite que no supe reconocer, un cenicero con colillas y una taza aun con café, que Jahir tomo con su mano izquierda cuando la luz de las velas la descubrieron, se acerco a uno de los muros y comenzó a encender varias velas que estaban sobre el piso, poco a poco las velas fueron iluminando aquella pared, que era la única que no tenia anaqueles, entonces las vi, sus estrellas, flotando sobre una pared carcomida por la humedad llena de grietas que habían sido selladas por pintura, Jahir se acerco a mi y esa sonrisa rara y el brillo de sus ojos aparecieron de nuevo.

-estas son mis estrellas, estos son los recuerdos que voy encendiendo cuando consigo rescatarlos de mi olvido, esto soy yo, una mancha de pintura y nada mas, cada manchita es un fragmento de mi vida, cada estrella es un momento feliz que aun sigue brillando dentro de mi, aunque ya la distancia y el tiempo me separe de aquellas estrellas donde fui feliz, ¿lo ves? No hace falta que mires por una ventana para mirar tus estrellas, no hace falta que estés allá afuera para volver a sentir tus cuatro letras, porque esas cuatro letras siguen dentro de ti, solo tienes que mirar dentro, en lo mas oscuro de esa tristeza que te tiene abandonándote de ti, entonces todo volverá a brillar, y esas estrellas que te hicieron feliz, seguirán en tu cielo, ¿lo ves? ¿dónde pintaras tus estrellas para que no mueran?


Inevitablemente se me hizo un nudo en la garganta cuando lo escuche, recordar mis cuatro letras mis estrellas mas lindas, esas que alumbraban mi vida y que junto a Karla y Sara fui tapizando con su luz todos mis días y mis noches,  inevitablemente las lagrimas comenzaron a salir cuando esa luz que ya no tenia dentro, se volvió a encender con los recuerdos de lo que fui al lado de ellas, inevitablemente llore cuando recordé que ya no podía estar a su lado, no en el estado en el que me encontraba, no enfermo así, no tenia derecho a atarlas a mi, ellas ya eran felices, Karla ya era feliz al lado de alguien mas.

-no te traje aquí para que lloraras, no creo pintar tan mal, además si es porque no sabes como pintar tus estrellas no te preocupes yo te puedo enseñar, no es tan difícil, si un tipo como yo puede tomar un pincel, cualquier persona puede.


Una vez mas esa mezcla de emociones inundaba a Gábriel, esa luz que había encontrado al lado de Karla y que se había vuelto su estrella se encendía de nuevo, porque el amor es así, no se apaga, no muere, y dentro de Gábriel el amor que encontró al lado de Karla seguía encendido, aunque la estrella que habían sido esos días, ya no estuviera en el cielo, pero también sabia que no era justo para Karla atravesar todo aquello que él cruzaba ahora, porque además era feliz Karla al lado de alguien mas, eso por un lado le daba calma, y por otro lado le llenaba de coraje, porque sin entenderlo Karla había decidido sacar de su vida a Gábriel de mala forma, demostrándole lo poco que valía para ella, lo poco que significaban las palabras que habían compartido, las fotos, las canciones, las imágenes, todo se lo aventaba en la cara a Gábriel para enseñarle que ahora lo vivía con alguien mas, por mas que Gábriel se preguntaba que era lo que él le había hecho a Karla como para que ella le quisiera causar tanto daño nunca encontraba una respuesta, pero esa actitud que Karla había tomado solo le hacia sentir a Gábriel que no era un buen tipo, que no era nada, que era menos que cualquiera de los nombres de Karla.


Esa luz bajo la que hacia tiempo Gábriel se había cobijado recordando una y otra vez los momentos felices la lado de Karla, el había decidido apagarla cuando entendió que para Karla él no era sus cuatro letras, ni ninguna, no se preguntaba que no supo hacer, lo que se preguntaba era que tanto daño él le había hecho a Karla como para que lo odiara tanto.

La quimio y la falta de alimento hicieron que Gábriel se tambaleara un poco, el coraje por lo que Karla le aventaba en la cara le habían dado nauseas, el saberse enfermo de nuevo lo hacia temblar, Jahir lo abrazó y lo ayudó a sentarse sobre una cubeta, Gábriel sin soltar a Jahir lloraba apretando entre sus puños la ropa de Jahir, hasta que termino de rodillas frente a él sin saber que decirle mas que –todo estará bien, tus estrellas podrán brillar de nuevo, pero debes dejar de ser tan necio y sigue las indicaciones de los doctores, si quieres que vuelvan a brillar tus estrellas debes estar fuerte, encender una estrella que se apago cuesta mucho trabajo, pero yo te ayudare, si quieres, veras que todo estará bien, todo estará bien…

junio 18, 2012

DE SEIS Y MEDIA A SIETE Y MEDIA

‎"...Si todo fuera tan sencillo como que bastara con cruzar una mirada para quedar a las siete de la mañana para tomar un café en el parque que está detrás de la iglesia, las mañanas de esos días se prestaban para tomarse un tiempo antes de que los checadores de tarjetas sonaran al mismo tiempo entre bostezo y bostezo, la lluvia que caía por la madrugada dejaba un aroma que volvía mas intenso el sabor del café, que entre bocanadas de cigarro y mentones tiritando iban perfumando aquel parque que por las obras de la avenida principal, servía de paso a varios ojerosos que perdían, o intentaban recuperar, no lo supe nuca, un poco de entusiasmo regado sobre las bancas del parque que quizás la noche anterior habían dejado las parejas que para poder irse a dormir, separados, se solicitaban uno a otro, una dosis de besos y caricias, solo lo necesario para poder sobrevivir las horas separados del día siguiente.

Quizás por eso al día siguiente sucedía una que otra ruptura, pues sin saberlo algún ojeroso se había guardado en el bolsillo izquierdo del abrigo su entusiasmo, podría ser, aunque también podría ser que no era entusiasmo, solo ganas de no tener frío por la noche, esas cosas podían pasar, y más en esta ciudad, pero al cuarto para las siete sentado en la banca del parque que estaba tras la iglesia, yo deseaba que todo hubiera sido tan fácil como solo mirarla para haber quedado de encontrarnos a las siete antes de ir al trabajo, para mirar tacones y mocasines apresurados esquivando los charcos de lluvia para llegar a la oficina a tiempo y entre bostezo y bostezo marcar una tarjeta de asistencia en el checador.

Si todo fuera tan fácil como haber tenido valor de abrir la boca y decirle: te espero todos los días de seis y media, a siete y cuarto sentado en la banca del parque que está detrás de la iglesia, tan solo para mirarte pasar con tu vaso de café y sin que me mires, verte sonreír mientras hablas por teléfono con alguien que te hace sonreír como yo quisiera hacerte sonreír..."

febrero 25, 2012

EN SILENCIO

Lo que nos aleja no son las distancias, son los silencios,

De nada sirve estar cerca o estar a kilómetros de tu mirada,

si es lo que callamos aquello que nos separa.

Tenerte en silencio,

es tenerte sin que estés,

pues es el nombre de quien callas con quien estas,

callarme mientras te miro es no ver nada,

pues decirte lo que siento es decir hoja y que salga de mi boca una piedra,

es decir viento y que caiga a plomos el sol del desierto,

es decir te amo y que ya no sonrías.

Son los silencios los que nos desmoronan,

los que te hacen retroceder

y a mi avanzar al camino que ya recorrí,

que no abandono,

que es mío porque tiene mis pasos anidados en el eco de mis huellas.

Son los silencios,

los desgastados silencios,

los incómodos silencios,

los que aparecieron sin darnos cuenta,

pues estábamos tan acostumbrados a decirnos todo sin decir una letra,

y te miraba y entendías que te extrañaba,

y te tomaba la mano y sabía que tenías miedo,

y te abrazaba y sabíamos que todo estaría bien,

todo en silencio,

sin palabras,

sin más dialogo que el que entre los dos inventamos con miradas,

con tactos,

con humedades,

con sonrisas,

la tuya más sonora que la mía,

la tuya más radiante que la mía,

la tuya mas amada que ninguna.

Pero en silencio nos quedamos,

en silencio nos perdemos,

en silencio decimos adiós,

mientras rasgando la distancia entre tú y yo,

moribundo suena el eco de nuestro amor.