LO QUE SOY

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noviembre 13, 2009

UNA ESPERA INSOMNE

Ella, ella llego a sentarse en aquel tronco que estaba en la cima de esa pequeña montaña desde donde ella acostumbraba a ir cada tarde a esperar a que la Luna le trajera noticias de él.

Ese él que cada noche desde el otro lado del universo, le hablaba a la Luna de ella, ella que lo esperaba sentadita en aquel tronco.

Y la Luna le hablaba a ella de él, y escuchaba a él hablarle de ella.

Pero aquella tarde ella esperaba con más ganas que la Luna apareciera, quizás por eso decidió subir a la montaña mucho más temprano que de costumbre, y alcanzo a ver el cielo aun anaranjado, antes de volverse purpura.

Y es que hacía ya algunas noches que la Luna no le contaba nada a ella de él, y ella había comenzado a preocuparse.

Ella paso la primera noche pensando que seguramente se había quedado, él, dormido.

La segunda noche pensó que quizás se había enfermado y recordó la noche que ella se había enfermado y él le mando con la Luna unos sobrecitos de té…

Pensando...té

Extrañando...té

Sintiendo...té

Oliendo...té

Trabajando...té

Abrazando...té

Suspirando...té

Sanando… té

Amo te.

Y al parecer esa noche de verdad los sobrecitos de té funcionaron porque ella a la mañana siguiente despertó sonriendo y sintiéndose inmensamente feliz.

Así que la noche de ese día tan feliz la Luna volvió a aparecer y ella le dijo que con los sobrecitos de té había hecho un oasis, y que solo unos segundos de reposo en aquel oasis la había hecho sentirse mejor.

Ella entonces le hablo se él a la Luna con los ojitos llenos de ilusión, y la Luna la escuchaba con los ojos llenos de él.

Pero hacía ya tiempo de eso y entonces esta vez ella pensaba muchas cosas por la ausencia de él, él que había dejado de mirarla con los ojos de la Luna desde hacia muchas noches.

Y ella estaba triste, no poca, la verdad bastante, pues ella vivía aquí cerca, y él allá muy lejos.

Así que ella no sabía que pasaba y se lleno de dudas, se lleno de miedos y de muchas hojas secas que recogía en el camino hasta aquel tronquito donde se sentaba a esperarlo a él.

Con las hojitas escribía tímidos mensajes, donde se podía leer su nombre, el de él, y lo escribía porque ya no podía mirar más a la Luna que ya no tenía los ojos de él, ni las palabras de él, ni las sonrisas de él, ni ya nada de él.

Una noche después de muchas noches así, ella ya no quiso esperarlo a él, se levanto del tronquito y decidida a bajar de aquella montaña le dio la espalda a la Luna.

Sobre todo para que la Luna no la viera llorar, pues si la Luna veía sus lagrimas quizás la Luna comenzara a llorar también, y ella sentía que aquella noche era demasiado linda como para que la Luna llorara.

Entonces paso que antes de que diera un paso hacia su cama, un cometa ilumino su cabello oscuro, y ella clavo la mirada en el cielo, pero fue demasiado tarde pues la luz del cometa había desaparecido, ella había tardado demasiado tiempo en secarse las lágrimas.

Así que ella entristeció mas, ella volteo a ver a la Luna que sonreía, y no por verla a ella, esta vez no era así, sonreía mientras lo miraba a él, él que estaba sentado en aquel tronquito mirando a la Luna.

Ella lo vio, a él, su él, aunque no sabía bien si en verdad era él, pues él estaba de espaldas mirando a la Luna.

Entonces él dijo: así que desde aquí me ves.

Ella respondió: pues desde allí veo.

Él sonrió y pregunto: ¿y que ves?

Ella se acerco y dijo: un corazón a distancia.

Él sonrió mas se movió hacia un lado del tronquito esperando que ella se sentara en el otro extremo: se ve muy lejos desde aquí.

Ella se acerco mas, dudo en sentarse, pero se sentó junto a él.

Él le tomo la mano a ella, aun no la miraba y mantenía los ojos fijos en la Luna, pero él sabía que era ella.

Ella lo miraba de reojo, se dejo tomar la mano, su corazón latía muy rápido y ella pensó que podría escucharlo él si no se tranquilizaba.

Él sonrió pues ya había sido demasiado tarde y ya había escuchado el corazón de ella, volteo a verla y ella volteo a verlo a él.

Él dijo: tu corazón quiere algo.

Ella dijo sonrojada: perdón es que últimamente solo quiere una cosa.

Él sosteniéndole la mirada le dijo: quiere muchas cosas, quiere que lo conjugue.

Ella sonrió muy timida, tanto que bajo la mirada y dijo: conjúgame.

Él le levanto el rostro con su garrita, puso sus ojos en los de ella, su mano apretando la de ella, y la otra mano sobre el rostro de ella y le dijo:

Come…me

Bebe…me

Piensa…me

Siente…me

Sueña…me

Abraza…me

Mira…me

Espera…me

Encuentra…me

Amo té.

Ella no aguanto más, lo abrazo y él a ella, la Luna sonreía y brillaba con más hermosura, si lloro esa noche la Luna pero fue de alegría porque por fin ella había encontrado a su él, y él había llegado hasta su ella.

2 comentarios:

  1. Hoy cada noche recordare tus palabras a la luz del cielo,
    es tarde, hace frio llueve y de nuevo ahonda en mi ser un sentimiento incomprensible.
    Gracias.

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  2. bella la luna. bellos los sobresitos de té.
    y la conjugación.
    maldita distancia, que con ansias locas uno espera desbaratarla y cruzar aun sean 1000 lunas para estar en el mismo tronquito.

    saludos nomo!
    buen finde! :)

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