LO QUE SOY

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mayo 09, 2010

PARA CONVENCERTE

Y es que cada que te vas me quedan en las manos mil y un razones para convencerte de que sea esta la ultima vez y que te quedes para siempre

Y es que cada que sonríes me llenas de estrellas las madrugadas mientras los sueños ajenos se pierden para llegar a tu lado a soñar entre tus labios y olvidarme de esos ronquidos que mi perro tiende a dibujar sobre el piso.

Y es que cada que me miras y te miro, encuentro que eres todo lo opuesto a lo que otros vieron y me enamoran todas esas cosas que me muestras y que no encontraron antes, quizás porque solo vistes piel y no dejas al descubierto ese brillo que hay bajo tu pecho.

Y es que cada que te encuentro me nacen esas ganas de seguirme perdiendo entre tus pucheros y tus enfados, entre tus dudas y esos silencios que esconden, ahm, no sé qué escondan, pero me gusta perderme pensando que quizás tu silencio me dice que me quede, que estas a gusto, que te hago feliz, aunque eso también me lo dice tu sonrisa cuando me ves llegar, cuando me dejas tomar tu mano y me aprietas como si no quisieras que te soltara y entonces no te suelto y entonces tu silencio me gusta y entonces tu sonrisa me dice todo.

Y es que aunque no estés por días aquí mirándome, yo no dejo de sentirte, no dejo de imaginar a que huele hoy tu cabello, no dejo de pensar en cómo hacer para quitarte el enfado que a estas horas quizás ya te tenga con un dolor en la pancita y me dan ganas de estar ahí, no a tu lado, no, me gustaría estar ahí en tu pancita, meterme debajo de tu blusa y pasearme de puntitas sobre tu pancita para calmarle el dolor y besar tu ombligo gruñón para quitarle lo chípil y frotar mis manos frías para entibiarlas y acariciarte dejando las huellitas tibias de mis mini besos, con mis mini manos y ser tu mini nomo de bolsillo, que me traigas cargando como llaverito y me dejes acompañarte a todos lados, ser tu analgésico de esos días malos, ser quien cambie tus pucheros por sonrisas al hacerte cosquillas es tus costillas con tres o cuatro besos, o los que sean necesarios para hacerte sonreír.

Y es que ya lo ves, mi mejor pretexto para ser tu cursi compañero, es ese genio que tienes por las tardes cuando el tedio llega y entre el trafico y el calor, tu sonrisa se transforma en una mueca que si vieras cuantas veces me ha hecho pensar en un millón de estupideces cursis que te dibujen una sonrisa, o varias, la verdad no espero que sean un millón, porque si no ya no tendría cursilerías que imaginar para hacerte sonreír, y quizás ya no sería yo quien te despierte esa sonrisa mientras caminando te acercas asomando la naricita entre esas olas de gente que salen del gusano naranja que por momentos te devora hasta que te vomita exactamente en el andén donde este cursi te espera, ensordecido por una canción que te hare escuchar mas tarde.

Y es que como no disfrutar tu genio y tu tedio y tu enfado y tus pucheros y ese ceño fruncido con que me haces saber que estas chípil y esa mueca que me gusta borrar con un beso y el calor que te hace sudar la mano cada que la tomo para cruzar una calle y esa maraña que te deja el viento o algún camión que pasa veloz en el semáforo donde me dejas abrazarte y oler cada uno de tus cabellos y como no amar cada detalle, que contrario a lo que en otros provocaron, a mi me provocan amarte tal como eres, y sentirme afortunado de ser tan cursi que me dejas ser tu cursi compañero, hasta que llega la noche y en el marco de tu puerta una vez más nos despedimos, mientras me quedo con ganas de convencerte de que sea la última vez y que te quedes para siempre conmigo .

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