…Todo lo que esta aquí, es real, tuve que vivirlo primero para después poder soñarlo y tener algo que escribir que me recordara todo lo que viví, todo lo que soñé que había vivido…
octubre 26, 2013
octubre 13, 2013
LA REDENCIÓN DE ÍCARO VI Las mutaciones en soledad de Ícaro
LA REDENCIÓN DE ÍCARO VI Las mutaciones en soledad de Ícaro
Ícaro se desdibujaba a solas, se desvanecía como se desvanecían sus alas, en silencio, sin palabras, sin abrazos, sin latidos, sin colores, sin nombres, ni estrellas, Ícaro caía, una, dos, veinte veces, pero seguía volviéndose capullo esperando recuperar la fuerza de su espalda para sostener alas mas grandes, brazos mas fuertes para aprender a abrazar mejor, aunque sea al viento, aunque sea a él mismo, Ícaro mutaba, enterrado en la tierra como semilla, guardado en la yema de los dedos como caricia pendiente de nacer, como beso guardado a distancia en la comisura derecha de unos labios que esperan saliva para vivir, Ícaro se desdibujaba a solas y después regresaba al viento, a sus alas, a la vida…
octubre 06, 2013
LA REDENCIÓN DE ÍCARO III La mujer que amaba a Ícaro
LA REDENCIÓN DE ÍCARO III La mujer que amaba a Ícaro
La mujer que amaba a Ícaro aprendió a soñar con los ojos
cerrados, aprendió a ser pálida por rencor contra el sol por derretirle las
alas a Ícaro, aprendió a coronarse la cabeza con plumas, aprendió a amar al
viento que acariciaba mas a Ícaro que las manos de ella, aprendió de silencios,
de esperas, de paciencia, aprendió a pertenecerle a alguien que pertenecía al
cielo, a las copas de los arboles, a las nubes, a todas las aves, a la nada, la
mujer que amaba a Ícaro de vez en cuando abría un poco la boca para soltar una
plegaria, pidiendo que Ícaro alcanzara las estrellas, que volara muy alto, que
no cayera, pidiendo que regresara a su lado, pidiendo que se quedara con ella,
pidiendo tener alas para alcanzarlo, pidiendo ser una pluma de sus alas,
pidiendo un beso solamente, que le hiciera saber que su Ícaro había regresado,
con las alas rotas de nuevo, pero a su lado…
LA REDENCIÓN DE ÍCARO IV El sueño de Ícaro
LA REDENCIÓN DE ÍCARO IV El sueño de Ícaro
Despertar a Ícaro no era fácil, porque el sueño no era sueño
para él, o mas bien el dormir no era cerrar los ojos, el sueño era besar,
abrazar, dejar caricias con latidos al hacer el amor, el sueño era navegar y
naufragar, flotar sobre humedades saladas, espumas de suspiros, toda esa
tranquilidad que da el océano, y después descansar, cerrar los ojos pero dejar
abierto el corazón en cada poro, era no mirarlo varias noches sobre la tela,
pero hablarle, no dejar de hablarle y esperar a que poco a poco quisiera irse
asomando por la tela, entre el grafito y la pintura, entre el café y bocanadas
de otoño…el sueño de Ícaro eran las noches despertando huellas donde anidaran
latidos y galaxias nuevas sobre la espalda de quien amaba, que le hicieran
entender el universo, aunque siguiera sin entender el milagro que era aquel
sueño donde naufragaba...
LA REDENCIÓN DE ÍCARO V La memoria de Ícaro
LA REDENCIÓN DE ÍCARO V La memoria de Ícaro
La memoria de Ícaro se anidaba en el ombligo de una mujer,
era el recorrido de todas las huellas que había dejado cada que soñaba, cada
que naufragaba, eran los besos, eran los lunares y los pliegues, eran los
labios sembrando latidos segundo a segundo, centímetro a centímetro, era
detener el tiempo para repetir una y otra vez las noches a medio día, las
tardes de madrugada, las manos entrelazadas, las sonrisas despertando del eco
para volverse vida, estrellas naciendo entre los muros, la memoria de Ícaro
avanzaba lenta, suave, pero dejando huellas tan profundas que servían para atar
su corazón a cada recuerdo, a todos sus recuerdos…
octubre 04, 2013
Mensaje dentro de una botella con un hilo de telaraña enredado en el corcho
…pero sin razón alguna, así, sin esperarlo, una tarde me
encontré con una extraña telaraña en la entrada de aquella estación, una
telaraña particular, porque no tenia nada de geometría en su tejido, mas bien
parecía hecha al azar, sin preocupaciones sobre retoricas lineales o cosas así
que las arañas deben de saber antes de comenzar a tejer sus perfectas líneas,
un tipo que estaba sentado en un macetón me detuvo antes de que pudiera
desprender los hilos de aquel tejido con mis manos, me explico que no era una
telaraña cualquiera, que ni siquiera era una telaraña, porque ninguna araña
había tejido aquel enredo, puse atención y me di cuenta de que el material de
aquellos finísimos hilos no era común, que la textura de cada hilo era
diferente al de el hilo de una araña, el tipo del macetón me conto que aquellos
hilos se desprendían de los dedos de las personas cuando se despedían en la
estación, pero no cuando eran despedidas cualquiera, no, esos hilos se producían
cuando un latido acompañaba aquellas despedidas, entonces se formaban aquellos
hilos, desprendiéndose de los dedos de las personas para adherirse a las
espaldas en los abrazos, a los labios en los besos, o a las pestañas en las
miradas que piden un momento mas antes de decir adiós, aquel tipo me conto que
solo en algunos andenes se generaba aquel efecto, él no sabia porque, quizás la
temperatura fría de algunos andenes interfería en la química de los latidos y
entonces se solidificaban extendiéndose en forma de hilo de araña, algo así
podría ser, me conto también, que hace
años en alguna ciudad alguien rebelo la existencia de uno de esos andenes
particulares donde los latidos se volvían hilitos que formaban telarañas y la
gente dejo de viajar en autos, las terminales y las estaciones de los trenes se
saturaban de personas que se abrazaban y se separaban, que se besaban y se
deslizaban suavemente las manos al despedirse solo para ver que tan fuertes
podrían ser los latidos mirando la resistencia de aquellos hilos, entonces los
viajes en aquella ciudad se volvieron cosa común, todo mundo quería viajar sin
saber a donde, tan solo para poder poner un pie en algún anden y despedirse,
aunque regresara a los pocos minutos para volver a despedirse y dejar sobre
aquella estación un latido mas en forma de hilito, quizás lo que buscaban en
realidad, era encontrar su hilo rojo…
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