LA REDENCIÓN DE ÍCARO IV El sueño de Ícaro
Despertar a Ícaro no era fácil, porque el sueño no era sueño
para él, o mas bien el dormir no era cerrar los ojos, el sueño era besar,
abrazar, dejar caricias con latidos al hacer el amor, el sueño era navegar y
naufragar, flotar sobre humedades saladas, espumas de suspiros, toda esa
tranquilidad que da el océano, y después descansar, cerrar los ojos pero dejar
abierto el corazón en cada poro, era no mirarlo varias noches sobre la tela,
pero hablarle, no dejar de hablarle y esperar a que poco a poco quisiera irse
asomando por la tela, entre el grafito y la pintura, entre el café y bocanadas
de otoño…el sueño de Ícaro eran las noches despertando huellas donde anidaran
latidos y galaxias nuevas sobre la espalda de quien amaba, que le hicieran
entender el universo, aunque siguiera sin entender el milagro que era aquel
sueño donde naufragaba...
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