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febrero 09, 2014

Mensaje dentro de una botella que no era botella, era un sueño

  • Bien bien, aprendimos muchas cosas mientras estuvimos juntos, me parece que compensamos con sonrisas y latidos todo aquello que pudimos haber perdido o dejado al lado del camino mientras tomaba tu mano y tu tomabas mi insomnio para arrullarlo como una criaturita a la que le tomaste mucho cariño, una de las imágenes que mas guardo es la de ti sentada bajo el árbol de magnolias, con sus flores abiertas después de media noche, destellando lucecitas como si fuera una réplica exacta del universo, en que las flores enormes y blancas con ese centro amarillo hacían el papel de estrellas, envueltas en sus hojas verde olivo tan obscuras que difícilmente puedes contarlas de noche, y tu sentadita bajo aquel manto obscuro, con tu carita blanca salpicada de carmín en las mejillas, meciendo mi insomnio con nanas que susurrabas para romper el silencio de aquella galaxia, encontrarte así después de que me mandabas por un par de cafés y tu libreta, ¿sabías que te miraba desde la cocina?, mientras calentaba el agua me gustaba observarte mientras la única luz dentro era la de la flama de la estufa y yo hundido en esa obscuridad mirando toda la luz de Luna que deseaba en ti.
  • Así como esa debes de saber que guardo en los frasquitos de café que hay bajo la cama, todos los momentos que pase contigo y en que pudimos vencer todo para ser felices, aunque ahora sabemos lo frágil que es la felicidad, pero lo persistentes que son esos momentos, guardo también tus suspiros dentro de los libros que hay al lado del sillón de la sala, esos que dabas después de que una letra te hacia sonreír, entonces cerrabas con ternura aquel libro y me decías – ven, ven, acabo de aprender una palabra nueva para decirte lo que siento por ti- me acercaba y decías sopa, o clavo, o cobija, o frío, y tu expresión tan alegre me hacia sonreír e inevitablemente besaba tu frente y te abrazaba y nos quedábamos así envueltos en silencio diciéndonos todo lo que un par de enamorados podía decirse, sobre todo en el silencio.
  • Es una lástima que tus sonrisas se hayan ido desgastando con el tedio y el desencanto que poco a poco le fuiste tomando a mis colores, aun recuerdo como tus carcajadas salpicaban por todos lados pedacitos de tu risa, y caían sobre la cama y caían sobre el tapete de la entrada y salpicaban el jardín y las cortinas, y empapaban las ventanas que hacían creer a quien pasara por fuera que estaba lloviendo dentro, entonces no faltaba algún vecino que preocupado nos tocara para regalarnos un paraguas y al cerrar la puerta de nuevo tus muecas y tu risa empapándome la vida.
  • Hace poco descubrí mientras barría cristalitos de esas sonrisas, sin saber que mas hacer y como siempre fuiste mi Luna, salí a colgarlos de la Magnolia que por temporada había dejado de tener flores, lo curioso fue que después de media noche mientras de nuevo preparaba tan solo una taza de café una luz en el jardín llamo mi atención, resulta que aquellos pedacitos de tu sonrisa que colgué en las ramas de la magnolia se habían vuelto flores, radiantes y luminosas como tú cuando arrullabas mi insomnio después de media noche.
  • Ahora hago el aseo muy seguido y barro con cuidado para recoger esos pedacitos de tus sonrisas que salpicabas al reír, me he vuelto un experto en cernir el polvo para poder separar los cristalitos y por la tarde salgo al jardín a colgarlos de la Magnolia, y cada noche mientras preparo el agua para llenar la única taza de café que hay en el fregadero me envuelvo en la obscuridad de la cocina y mirando tras la ventana donde tantas noches te mire, ahora miro esos pedacitos de tus sonrisas florecer y al recordarte tan feliz mientras estabas junto a mí, vuelvo a sonreír con tu recuerdo y a desear que con quien estés, estés igual de feliz que cuando estabas conmigo y éramos felices.

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