Tic tac, tic tac, paso la clase contagiando el amor a la
pintura a mis alumnas, ellas me contagian el amor a la vida misma, la mayoría
de las alumnas que tengo ahora son mujeres de más de 60 años, con enfermedades
degenerativas, con enfermedades emocionales, con historias de soledad, de
abandono. Aun así no dejan de pintar, no dejan de sonreír y de adoptarme como
parte de su vida, aun así me escuchan y me dejan contagiarles el entusiasmo que
el arte les regala, soy solo un espectador mas, soy solo un instrumento que
entre sus manos crea paisajes, crea amistades, desde que llegué con ellas les
dije que no llegaba como maestro, llegaba a sus vidas como amigo pues siempre
he pensado que aprendes más de un amigo que de un maestro, así que poco a poco
han dejado de llamarme maestro y solo me llaman por mi nombre.
Tic tac, tic tac, pasa el tiempo y regreso a casa, mas de
dos horas de viaje, mas de dos horas entre historias ajenas. Tic tac, de sur a
norte pasando por el centro, tic tac, solo un camión, tic tac, mmm, aún es
temprano, tic tac, bajo en salto del agua, y a planchar el asfalto una vez más.
Recorro las calles, parpadeo y se deforma la realidad,
parpadeo y todo vuelve a ser normal, parpadeo y todo es mi mundo, parpadeo y
soy solo un extraño mas, parpadeo y…….aprendoooo.
Han comenzado a encenderse las luces del centro, camino por
la alameda que a esta hora se ve tan hermosa con las magnolias encendidas y
despertándose, decido regresar a casa en el tren, así que no me detengo en Reforma
y sigo, por fin después de algunas calles miro el elefante blanco que está al
lado de la terminal de Buenavista, entro y no puedo evitarlo, parpadeo, corro
de un lugar a otro moviendo gente, tomando letras que voy guardando en mi
mochila y las cambio por otras, parpadeo y cambio las plantas de lugar, corro
al elefante blanco y armo un castillos con los libros, dibujo con los
señalamientos unas alas enormes, tomo los botes de basura y armo una base para
colgarlas, descuelgo los letreros de publicidad, trepo por las columnas y
cuelgo las alas en medio de las vías, me siento en una de las bancas, enciendo
un cigarro y me quedo mirando mis travesuras, termino mi cigarro, parpadeo y
todo vuelve a ser normal.
Tic tac, tic tac, espero un par de trenes mas mientras
termino de ver la cara de las personas confundidas por lo que dijeron o por
encontrarse en un lugar que no reconocían. No evito ser el único en la terminal
con una sonrisa en el rostro mientras todos tienen ese gesto de desconcierto.
Tic tac, tic tac, tardo mas en salir de la estación que el
tiempo que dure dentro del vagón, falta poco para media noche, el viento me
golpea la cara mientras camino al lado del puente, pienso que llegare
exactamente en el momento adecuado para seguir con el cuadro que aun no logro
descifrar, algo le falta, definitivamente algo le falta, decido pasar al oxxo
antes de llegar, creo que un café de rompope no estaría mal para esta hora,
además solo me desvío unos pasos.
Me sirvo el café mientras las miradas de los empleados me
van siguiendo por el lugar, supongo que es por las ojeras enormes y el
semblante ya palidecido que traigo después de tantas noches sin dormir, llego
al mostrador y me froto la nariz mientras se acercan los empleados al mostrador
con cara de miedo, esbozo una sonrisa y pido unos camel, al meter la mano en la
bolsa del pantalón se echan hacia atrás con miedo, entonces río pues me doy
cuenta de lo que pasa por sus cabezas, es normal que tengan miedo por los
asaltos, no de mis ojeras, je, je, je.
La calle a esta hora es un cementerio, no hay nadie, ni
perros, ni sombras, solo hojas secas sobre la calle, así que una vez más
parpadeo y todo es un gran lienzo sobre el que comienzo a trazar formas, esta
vez pinto un océano agitado sobre el asfalto de la calle y el reflejo de la
Luna que esta noche no puede verse de este lado del mundo, termino, subo a una
jacaranda que ya está seca, es difícil con el vaso de café, me siento en una
rama y enciendo un cigarro, le quito la tapa al café y me quedo mirando cómo se
van moviendo las olas que pinte. Me quedo así un rato hasta que el café se
termina, parpadeo y el viento en un instante borra todo, sonrío porque es una
invitación a seguir de nuevo con un lienzo en blanco, pero esta noche tengo uno
que aún le falta algo.
Llego a los muros que conozco, llenos de pintura, de los que
cuelgan mas pinturas, todo iluminado por una luz azul que sale de la pecera, y
que distorsiona las imágenes, al fondo el lienzo que me tiene preso, que me
tiene con una interrogante que no me ha dejado en paz todo el día. Me cambio la
ropa y los zapatos, enciendo la lámpara que cuelga encima del caballete y lo
miro, aun falta algo, aun falta tanto. Comienzo a dar los primeros pincelazos
poco a poco siguen brotando del pincel las plumas de un par de alas, que se van
fundiendo a un vestido, poco a poco, una a una, estiro mi mano para alcanzar la
taza de café pero no toco nada, había olvidado prepararme uno, así que me
levanto a preparar una vez más café soluble, que insisto en que no deshace mis
papilas gustativas de la misma manera que el de grano.
Regreso frente al lienzo y enciendo un cigarro mientras
sorbo el café, miro el cuadro y las pocas pinceladas que he dado en este
momento, algo falta, se que algo falta pero aun no descubro que es, pero algo
falta y sé que debo ser paciente y esperar a que el cuadro me hable y me vaya
guiando, pero es tan difícil ser paciente con mis pinturas, muchas veces
termino por vaciar el aguarrás sobre el lienzo y borrarlas o darle media vuelta
a la tela para comenzar de cero.
Mi perro comienza a ladrar y salgo, subo a la azotea para
inspeccionar la calle, muchas veces él ha sido quien me alerta de extraños que
nada mas andan viendo a quien o que friegan, así que ya es costumbre subir a la
azotea cada vez que ladra, miro hacia ambos lados de la calle y no veo nada, el
viento sopla mucho esta noche y mantiene el cielo descubierto, desgraciadamente
tanta luz sobre la cuidad opaca el brillo de las estrellas, cierro los ojos y
siento el viento frío entrar a mi cuerpo, me recorre, una vez más inhalo el frío
viento y comienzo a sentir sus historias.
Abro los ojos y las ventanas de las casas aun no dejan salir
ni un rastro de luz, creo que aun la noche es muy joven, golpea el viento mi
cuerpo y me acerca a la cornisa de la azotea, no resisto y me subo al filo de
la cornisa, cierro los ojos una vez mas y dejo que el viento me sacuda, mi
cabeza tambalea, me despeina el viento que una y otra vez me golpea en todas
las direcciones, lo respiro, lo siento dentro de mi cuerpo llenándome de
historias, de colores de sabores, sonrío porqué no puedo soltar carcajadas a
esta hora de la noche, sonrío pero el viento puede escuchar mis carcajadas y
ríe conmigo girando remolinos y yo en el centro, sonrío abro los ojos y mis
pupilas una vez más muestran que mis sentidos están completamente alterados,
completamente desquiciados.
Tic tac, tic tac, tic taaaaaaaaaac, parpadeo salgo de la
casa y comienzo a recorrer las calles, todo está inmóvil todo está suspendido
en el aire, flotando una vez más letras que salen de las ventanas, que salen de
debajo de las puertas, parpadeo y las puertas y ventanas son de pintura, los
cerrojos se deshacen y basta tan solo empujar las puertas para abrir un lugar,
recorro habitaciones, recorro escaleras, encuentro gente dentro de sus camas,
sobre sillones, en sillas, gente durmiendo a solas o acompañados, y sobre sus
cabezas letras que me relatan lo que están soñando, muchos son anhelos de estar
al lado de alguien, de abrazar a alguien, muchas son lagrimas de soledad, de
desesperación por no encontrar la manera de estar al lado de alguien, así que
no puedo evitarlo una vez mas y comienzo a correr, de un lado a otro, de calle
a calle, de estado a estado, arrastrando gente de un lado a otro, sacando a
unos de sus camas para meterlos dentro de otras, acomodándolos para que al
despertar sientan esos abrazos que están soñando sentir, encuentro a un niño
Durazno y lo llevo hasta Veracruz mientras no dejan de salir poemas de su
cabeza, poemas para la chica que lo espera cada noche, de Veracruz me voy a
Quintana Roo para dejar junto a una muñequita un par de brazos con un corazón
que no la hagan sentirse tan lejana de los que ama, de allí pues creo que queda
cerca la frontera y corro hasta chile por un pavo congelado, regreso con el
pavo hasta que encuentro a la niña rompecabezas que le falta una pieza para ser
feliz, y la pieza que traigo dentro de este pavito encaja perfecto en ese
rompecabezas, de allí me voy al norte a baja california, a Texas, regreso a
Guadalajara y a una extraña le dejo el corazón que le ayude a encontrarse, a mi
hermano lo arrastro hasta la cama de su niña que lo tiene tan feliz, tanto que
duerme cada noche con una sonrisa a pesar de tanto trabajar.
Regreso al centro y en silencio dejo a una mima, un
silencioso corazón con la carita pintada que no deja que el silencio sea un
impedimento para decir te amo, de allí me voy a la playa, miro el mar que como
está suspendido el tiempo sus moléculas me permiten caminar sobre sus olas,
llego hasta España y encuentro una damita a quien le dejo un gran corazón, un
corazón enorme que ni el tiempo ha sabido desgastar y que esta noche por fin
después de tantos años dormirán juntos, regreso una vez más sobre el mar, que
de vez en cuando brinco sobre sus aguas que parecen gelatina, encuentro la Luna
a mitad del camino reflejada sobre aquel inmenso Mar, aquí en medio de la nada
parece que camino sobre el cielo, pues las estrellas brillan tan intensamente
que decido quedarme un momento así, me siento y dejo que mis pies acaricien
aquella enorme gelatina, ya a estas alturas me he quedado sin tenis pues de
tanto andar de un lado a otro se les terminaron las suelas y he decidido andar
descalzo desde hace muchos kilómetros.
Me levanto y sigo corriendo el ardor que me daba el no
parpadear ya no me molesta y dejo que mis ojos se resequen, no importa ya el
ardor, no importa ya el temblor de mis piernas, no importa ya nada.
Sigo una vez mas y en el camino encuentro más letras que
salen de todos lados, mas sueños, mas anhelos, más ganas de estar con alguien,
en Yucatán saco una paloma Morenita y la llevo hasta un bosque donde pueda
volar con esas enormes alas que tiene. Tabasco, Chiapas, siempre hay gente que
espera estar con alguien, siempre hay alguien esperando a alguien, así que no
me detengo y sigo arrastrando gente, metiéndolos hasta las camas de quienes los
esperan. Oaxaca, Chihuahua, de un lado a otro, encuentro en el centro un par de
Alas y les dejo sus ojos hermosos que tanto sueña, llego a Colima y a una
niñota le dejo a su niño de labios con miel violeta. De un lado a otro,
corriendo cruzando ríos, cruzando asfalto, cruzando puertas y escaleras y todo
me tiembla, y mis pupilas arden, pero más arde mi corazón por que quisiera desdoblarme
y estar presente para ver las caras de todos cuando despierten al lado de su
sueño. Tomo una Uvita y la dejo junto a su gran amor le dejo las letras que
salían de su cabeza frente a sus ojos para que al despertar se dé cuenta de lo
que siente y no se preocupe por hablar y encontrar las palabras correctas, lo
bueno de los sueños es que sobran las palabras dentro de ellos somos un gran
diccionario al soñar.
Camino, corro, puf me tiembla todo, me duele todo, encuentro
gente y más gente, letras y mas letras, todos esperan a alguien, todos sueñan
con alguien, algunas veces ese alguien está cerca y es fácil encontrarlo y
arrastrarlo hasta la cama de quien lo está esperando, otras resulta una tarea
más difícil pues sueñan con alguien que aun no conocen, entonces recuerdo a
alguien que entre sueños esperaba también a alguien así exactamente como él y
lo meto dentro de las habitaciones, como con una princesita Vampira que soñaba
con su corazón roto pero encontré aun príncipe vampiro cerca de allí que quería
soñar con alguien como ella y los deje juntos.
Recorro calles, ciudades, países, y me pierdo muchas veces
pues nunca fui bueno para geografía y termino en lugares a donde no tenía
pensado llegar, pero siempre encuentro a alguien siempre esperando a alguien
más, soñando con alguien más, así que es una búsqueda sin fin, y creo que una
noche es muy poco para terminar, además de que mi cuerpo ya está agotado, y me
demanda un café y un cigarro mas.
Regreso lentamente al centro, llego hasta bellas artes una
vez más, me siento un rato, la espalda ya me duele así que me recuesto sobre el
mármol frío de la entrada, tengo aun los pantalones húmedos, los pies creo que
ya llenos de callos, y alguna ampolla seguramente, aunque el dolor me tiene
adormecido todo el cuerpo, me levanto con una sonrisa solo de imaginar lo que
pasara por la mañana, miro el reloj de la torre latinoamericana y marcan las
manecillas las dos de la madrugada, aun es muy temprano, aun hay mucho por
hacer, pero esta noche decido ya regresar a casa y tratar de seguir con el
lienzo que me tiene envuelto en una duda, algo le falta, algo pero aun no sé
que es, camino hasta casa con esa idea clavada.
Entro a mi habitación y decido darme un baño, abro la llave
del agua caliente pero no sale nada, pienso que se termino el agua así que
salgo al jardín y abro la llave de paso pero sigue sin salir agua, me siento ya
demasiado cansado, creo que Morfeo esta noche si volteara a verme, pero
necesito un baño para poder descansar y el agua no sale, mis ojos intentan
cerrarse de sueño y entonces recuerdo, había olvidado parpadear y dejar que la
realidad siga normal, sonrío ya con la mirada completamente perdida, parpadeo y
una vez más tic tac, tic tac.
El agua salpica mis pies y rápidamente cierro la llave,
escucho la regadera gotear, y me preparo para bañarme, al salir mientras me
visto sigo mirando el lienzo y las pocas pinceladas que di esta noche pero todo
mi cuerpo tiembla y me pide un descanso, me duele la espalda, me duelen los
pies, pienso en lo que hice y sonrío y se va el dolor, me recuesto sobre la
cama y comienzo a sentir los pasos de Morfeo sobre mi cama, tic tac, tic tac,
tic tac.
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