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febrero 13, 2010

ESCAPEMOS

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Bajemos de la Luna o regresemos a ella, pero no nos quedemos en este lugar donde estamos, donde el amor caduca, donde los besos se mal gastan, donde las caricias sobran porque son burbujas flotando en el aire.


No nos quedemos aquí donde hay que estar cerca para sentirnos, donde si no me ves no sabes que te quiero, y tus labios buscan a otro que te lo diga, que te lo haga sentir, aunque sea solo un momento, o aunque no lo sienta, y solo sientas la distancia corta entre tu cuerpo y el de él, entre tus besos y el aire que a él le trae en el pensamiento a otra.


Escapemos de todo y de todos, de nuestros miedos, de nuestras penas, de esos recuerdos que han fragmentado las miradas y que hacen que la desconfianza sea nuestra segunda piel, escapemos del tedio que te hace regresar a tu frialdad, a tu desilusión convulsionada, a tu mirada desencantada de asombros, de destellos de luz, de esas sonrisas que escondes entre sollozos, entre madurez falsa que no es más que una cortina que esconde tu miedo, tus heridas y las mías.


Escapemos de los besos sin pasión, sin ternura, sin jadeos que despiertan nuestra emoción o cualquier cosa que duerma dentro de nosotros, escapemos de las caricias que solo son llanos vacios, sin yerba que encender, sin fuego que alimentar con aires de deseo, de ganas verdaderas de amor y no lujurias desenfrenadas que solo se apagan con un orgasmo fingido o dos, o los que pretendas hacer creer.


Escapemos de la oficina, del archivero donde enterraste tus suspiros bajo la “A” de asco, escapemos de las hojas membretadas que firmas a nombre de “S.A. de C.V.”, escapemos de los sellos de pago, de las cuentas pendientes que te han hecho olvidar el saldo a favor que tienes dentro de tu corazón y la deuda de amor que decidiste pagar con un cheque posfechado para el año 2016.


Escapemos ahora que los miedos son mayores, que la incertidumbre existirá hoy y mañana y dentro de diez años y no vale la pena quedarnos aquí donde se planea hasta la hora de la comida, hasta la hora de soñar, hasta la hora de besarse, hasta la hora de morir, dejemos todo y a todos, bajemos de la Luna o regresemos a ella, pero no nos quedemos aquí.


Porque si nos quedamos seguiremos muriendo un día más, pero sobre todo seguiremos estando un día más sin saber que dentro de ti hay un latido que tiene mi nombre, y dentro de mí, hay solo rastros de mí buscándote a ti.



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