LO QUE SOY

Puedes ver mis manchas en

marzo 27, 2009

EL LLANTO DEL PAYASO

Se levanta el telón, el escenario permanece en oscuridad, la gente sentada termina de acomodarse y terminar sus charlas, algunos atentos miran hacia el escenario tratando de distinguir lo que se mueve entre la oscuridad.

Comienza a iluminarse poco a poco el escenario mientras al paso de la luz se va silenciando la gente en las butacas. Sobre el escenario están los actores de la función pasada, los mismos trajes, las mismas caras maquilladas, los mismos pasos, el mismo recorrer de la escenografía. Entre las butacas están gentes nuevas, diferentes a la función pasada, diferentes ropas, diferentes maquillajes, diferentes peinados, diferentes susurros, pero entre toda esa gente diferente esta ella, sentada en tercera fila con la misma bufanda, la misma mirada triste, la misma sonrisa escondida tras los mismos labios rosados, el mismo cabello oscuro que esta vez ha recogido con una pinza.

Los actores andan de un lado a otro, los mismos pasos, los mismos diálogos, los mismos gestos, los mismos tumbos. Entonces en la tercera escena entra él, el mismo de la función pasada, el mismo traje, el mismo maquillaje, el mismo dialogo, sin embargo su voz es distinta, su mirada es distinta, su semblante es distinto, aunque el mismo maquillaje lo trate de ocultar, hay algo distinto en él.

Ella sentada en tercera fila parece ser la única en notar la diferencia.

Los ojos de ella tratan de buscar los ojos de él, sus labios rosas son mordisqueados por sus dientes, sus manos no encuentran ningún refugio y ansiosas van de la codera a sus piernas, de sus piernas a la codera. Y así cada vez que él sale a escena.

Ella voltea a ver a las personas tratando de descubrir si alguien más ha notado que hay algo distinto en él, pero la gente es distinta y para ellos todo es como debe de ser.

La función transcurre igual, los mismos actores de un lado a otro, los mismos pasos, los mismos diálogos, los mismos intentos de que todo sea distinto. Y algo es distinto aunque nadie lo note. Llega la última escena y él sobre el escenario diciendo los mismos diálogos, tras la misma luz tenue que lo saca de la oscuridad en que quedo el escenario, los mismos ademanes. Entre las butacas las mismas miradas conmovidas, en distintos ojos, la misma expectación en distintos rostros. Él va soltando las últimas mismas palabras. Termina y la gente ovaciona, los mismos aplausos, de distintas manos, la mismas palabras de admiración en distintas voces, toda la gente hace lo mismo que la función pasada al terminar la obra, pero en tercera fila ella sabe que esta vez la obra fue distinta, y solo ella parece haber notado que esta vez el llanto del payaso fue real.

Pasa lo mismo de la función pasada, el telón se corre tres veces, de la misma manera en que ha sido siempre. La gente se va levantando de sus asientos tras haberse encendido las luces, los mismos comentarios de fascinación por la obra, los mismos entusiasmos efímeros que como siempre duraran hasta que crucen las puertas de salida. Hasta allí todo habrá sido lo mismo que cada función. Ella camina hasta aquella puerta de salida como lo ha hecho durante todas las funciones, solo que esta vez su rostro no es el mismo pues sabe que algo era distinto. En los camerinos él sigue llorando, y el maquillaje del payaso es desdibujado por las lágrimas. Ella no sabe que es lo que él escondía tras el maquillaje, intrigada sube al mismo auto, pero esta vez no es quien maneja.

-en realidad no se por qué te gusta tanto venir al teatro, la obra me pareció bastante aburrida, pero bueno ojala al menos me des crédito por haber aceptado acompañarte esta vez, la próxima semana me toca a mí y te llevare al estadio por que se juega la final.

Ella no escuchaba lo que aquel hombre le decía, pues en su cabeza aun mantenía la imagen del payaso llorando.

Ella no sabía que él antes de que comenzara la función solía siempre asomarse entre el telón para ver los rostros de la gente y que durante la primera función encontró su mirada triste, y que cada función el sacaba lo mejor de su actuación por que había notado que su mirada triste se llenaba de ilusión al terminar la obra, así que él cada noche actuaba solo para ella. El se preguntaba tantas cosas sobre ella, y verla dentro de las butacas siempre en tercera fila lo hacia sonreír y le llenaba de entusiasmo, lo bastante como para que la gente elogiara la obra y se tuviera que haber alargado la temporada por la demanda de boletos que había.

El no sabía que ella había asistido la primera vez a ver la obra por que su marido se había ido a ver un partido con sus amigos y como no le gustaba quedarse sola en casa salió al cine, pero el trafico le había impedido llegar a tiempo para entrar a ver la película que quería ver y mientras tomaba un café vio la obra anunciada en un pequeño recuadro del periódico, esa tarde comenzó a llover y por pasar la tarde fuera de casa y en un lugar no tan desolado había decidido ir al teatro a ver aquella obra. Y fue tras el telón del teatro que encontró la mirada de él que escondido tras el maquillaje y el telón se asomaba. Sus miradas se cruzaron unos segundos, la de él llena de indecisión y miedo por no saber si actuar era lo suyo cambio por una mirada llena de entusiasmo, la de ella llena de tristeza y rutina cambio por una llena de fantasía e ilusión. Bastaron esos segundos para que entre escena y escena se buscaran, y entre la oscuridad de las butacas sus labios rosas sacaban esa sonrisa escondida, y tras el maquillaje y sonrisa triste dibujada en el rostro de él se escondía una sonrisa cada vez que la volteaba a ver en tercera fila.

Ella ya no sabía con que pretexto salir de casa desde el miércoles a la misma hora para ir a ver la misma obra, en el mismo teatro, entre distintas personas y con los mismos actores, afortunadamente la jornada de futbol había comenzado y siendo su marido un hombre tan apegado al futbol, pues era fácil ser condescendiente con el i dejarlo que se fuera con sus amigos a ver los partidos mientras ella se iba con él a llenarse de entusiasmo y escapar de su matrimonio.

Ella salía del teatro y siempre iba al mismo café a fantasear con el mismo actor, con el mismo personaje, con el mismo amor, pero cada vez era distinta por que poco a poco iba creciendo su emoción y hasta le parecía que el café sabia diferente, pero era el mismo hecho en la misma máquina, servido por la misma mesera, en la misma mesa, una taza diferente algunas veces, pero aquel lugar era el mismo, aunque ella era diferente cada vez que se sentaba a recordar las miradas de él.

El terminando cada función entraba al camerino lleno de entusiasmo mientras lo felicitaban los compañeros y el dueño del teatro y le reiteraban su admiración y su familia con los mismos reproches, la misma queja, los mismos intentos de que dejara el teatro y entrara a trabajar en la empresa de su padre. Cada noche lo mismo, pero su rostro al quitarse el mismo maquillaje le dejaba ver un rostro diferente reflejado en el espejo, un rostro lleno de emoción y entusiasmo, por que la había visto a ella sentada en tercera fila una noche más.

Así ella y él desde la primera función en que se encontraron sus miradas cambiaban su vida y sus desganas y su rutina y su tedio, por una fantasía, ella al lado de él, él al lado de ella.

Pero esta noche la función había sido distinta, y el entusiasmo y la fantasía habían quedado debajo del telón. Ella no sabía por qué había sido todo diferente, porque el llanto del payaso había sido real y no había habido miradas ni sonrisas escondidas. Ella no sabía que él como cada noche se había asomado tras el telón antes de comenzar la función y la había visto a ella sentada en tercera fila como cada noche, pero junto a un hombre que le tomaba la mano y le besaba, ella entonces le pareció tan distinta pues nunca la había visto acompañada.

Ella se metió en la cama como cada noche, al lado de su marido que como cada noche ya estaba dormido, esta vez no soñaría con fantasías ni con escaparse de la mano de su payaso, no soñaría con pasar la madrugada entre ilusiones y mundos imaginarios y caricias y beso y amor, el amor de su payaso.

El esa noche tras quitarse el maquillaje y las lagrimas del rostro no iría tras el escenario a ensayar y reinventar sus diálogos y sus movimientos, no estaría estudiando para ser mejor actor, mejor actor para ella, esa noche el iría a casa de sus padres.

La tarde siguiente ella salió de casa a la misma hora pero con un pretexto distinto, llego a la misma taquilla con la misma vendedora y compraría su boleto de tercera fila, se sentó entre personas distintas esperando que se levantara el mismo telón, ella busco la mirada escondida de él, y vio una mirada, con el mismo maquillaje pero no era él. Paso lo que cada noche comenzó la función, salieron los mismos actores con los mismos trajes, los mismos diálogos, al final la misma ovación, las mismas luces encendiéndose, pero en tercera fila esta ella, sentada esperando que la gente vacíe las butacas, mientras se pregunta donde esta él. Se acerco a uno de los tramoyeros y pregunto, salió del teatro como cada noche pero esta vez sus ojos no tenían entusiasmo ni fantasía, ni ilusión, y sus labios no dibujaban ninguna sonrisa, salió del teatro con expresión del payaso, su llanto era el de aquel personaje que él interpretaba.

El tramoyero le dijo que él la noche anterior había renunciado a la compañía y que le habían contado que fue a trabajar a la empresa de su padre, le dijo el tramoyero que todo mundo se sorprendió por la noticia pues gran parte sus compañeros y hasta el dueño del teatro le auguraban un gran futuro dentro de la actuación, pero que él les dijo que ya no podía seguir.

Ella no volvió a ir al teatro, y paso las tardes viendo los partidos junto a su marido, mientras sus ganas se asfixiaban entre la rutian y la apatía que trae el día a día.

El no volvió a actuar nunca, pasaba el día con un disfraz distinto, un disfraz como el de muchos, traje corbata, esas cosas, no usaba maquillaje a pesar de tener que poner una falsa mueca cada vez que entraba a la oficina. Y aunque suele hacer bromas todos sabes que es un hombre triste, por eso le llaman Pagliacci a escondidas.




Creative Commons License
Esta obra está bajo una licencia de Creative Commons.

No hay comentarios:

Publicar un comentario