LO QUE SOY

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septiembre 21, 2009

RECUERDOS INSOMNES

Dijiste algo al final

Si pero ya te habías ido

¿Qué dijiste?

Te amo

Perdón no te escuche

No importa de cualquier manera ya era un Nomo en aquel entonces

Pero en serio no te escuche, discúlpame por favor.

No te preocupes lo dije demasiado tarde o quizás demasiado pronto, no lo sé aun

Me hubiera gustado escucharte

Pues si hubiera sido bueno decírtelo para que lo escucharas

¿No esperabas que lo escuchara? ¿Por qué lo dijiste entonces?

Porque lo sentí, porque tenía que decírtelo, porque necesitaba decirlo, porque, porque ya no podía decirte mas, ni podía decirte menos.

¿Y qué hiciste después?

Espere unos minutos en aquel parque, mmm, creo que fui por otro café y me quede de nuevo en esa banca y me quede ahí hasta el amanecer.

Pero no traías ese día tu abrigo, debiste de tener frio esa noche.

No tanto, la verdad después de decir eso me quede bastante tibio, mi corazón comenzó a calentarse y se sentía mejor.

¿Pero por que lo dijiste hasta ese momento? ¿Por qué no me alcanzaste? te hubiera escuchado en serio que me hubiera gustado escucharlo.

No lo sé la verdad, durante esa noche pensé mucho en lo que había hecho y en todo lo que había pasado, recordé las tardes bajo la lluvia, y como nos sentábamos en algún portal mientras la gente corría y tu y yo sin prisas, sin frio, mientras te contaba lo que las gotitas de lluvia decían, y tu quitándote las calcetas y yo riéndome de tus pies.

Recordé los dibujos con hojas sobre los jardines del museo, y a ti trepada en un árbol porque decías que desde arriba se veían mejor mis dibujos y que te gustaba que te mirara hacia arriba pues te hacía sentir como si tú fueras mi Luna y entonces sonreís y me decías estoy menguando para ti, y así era o al menos tu sonrisa.

Recordé también los escritos sobre las servilletas o manteles de los cafés, y pasarlos por debajo de la mesa de un lado a otro y frases incompletas de un lado y a su vuelta por la mesa se completaba un poco más el escrito, y tus suspiros cuando te llevabas al pecho aquel pedazo de papel después de leer mis letras y la sonrisa tímida que nacía cuando leía las tuyas.

Recordé los andenes del metro mientras esperábamos a que llegara tu tren y mientras tanto deseábamos que se vaciara aquel anden y quedáramos sentados, tu y yo sobre aquel piso de mármol, para volver a inventarle formas a los pedacitos de mármol de color que había en aquel frio piso, e inventábamos la historia de aquellas pequeñas piezas de aquel frio piso, menos frio cuando te recargabas sobre mí y me dejabas oler tu cabello y sentir tu respiración bajito, rescatando el sonido de tus latidos entre el ruido de los pasos y el silbato del metro.

Recordé muchas cosas, tantas que me falto noche para poderlas recordar todas, pero el sol comenzaba a salir y una pipa de agua había comenzado a regar las plantas de aquel parque y también regaba las bancas pues había sido un largo recorrido por tantos recuerdos y tenían sed y mi café ya no nos alcanzaba.

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