LO QUE SOY

Puedes ver mis manchas en

junio 03, 2010

Aunque pese tu ausencia tengo que irme acostumbrando a este hueco en la almohada que has dejado al partir, aunque pesen los desvelos sin ti, no cupo el amor en esta historia que fue encontrarte sin saber dónde poner cada letra que en besos fui escribiendo sobre ti, pero tu piel estaba tan pendiente de otras huellas que mis dedos no encontraron un lugar para dejar mi corazón, y fuimos perdiendo las ganas de insomnios y las ganas de dibujar sobre cielos naranjas esos pasados que compartimos entre café y manos frías y silencios en que desahogábamos la tristeza que había quedado al paso de los años y las lagrimas.
Y ahora no tuve valor para mirar atrás, no quise verte partir llevándote solo tu ropa y dejándome todos los recuerdos juntos en un bolsillo de mi abrigo, y aunque supe desde el principio que el adiós llegaría, duele que seas tú ahora quien se va sin más que el tedio recogido en estos últimos días, que me dejes con esta agonía de despertar mañana tan lejos de ti y todas esas promesas que ahora no sé dónde meter, duele ser quien tenga que soltar tu mano para verte crecer sin saber que tan alto volaran tus alas.
Pasan los días y sigo sin acostumbrarme a unos muros sin tu sombra, al silencio sin ser violentado por tu risa, a los sueños sin despertarlos a tu lado, pasan los días dejando sales sobre mi rostro, y mis manos dejan de dibujar en el aire la silueta de cada peca o lunar que te descubrí, ya no brillan las constelaciones sobre mis sabanas, ni encuentro lunas colgando de tus cabellos, ni astros menguando en tu sonrisa, ya no encuentro tras mis parpados tus pucheros, ni tus muecas al hablar, y lo que es peor, ya no encuentro tus sonrisas y solo veo tu mirada de indiferencia al decir adiós.
Y me guardo las ganas de gritarte que no quiero perderte, las guardo en ese minuto en que te vi salir sin mirar atrás, y me guardo las ganas de gritarte que no quise que fuéramos una historia de adiós, de lagrimas contenidas y de silencios resignados para evitar confrontaciones, que no quiero que salgas sin nada de todo lo que me has dejado, que pesa quedarme con las manos llenas cuando te fuiste con la maleta llena de ti y vacía de nosotros, y decirte que un día fuimos nosotros, nosotros y nadie más.
Pasan los días y sigo sin acostumbrarme a escuchar tu adiós en cada rincón donde ya no estás, donde te busco sin encontrar más que tus pasos al salir, donde me he quedado sin ti, lleno de habitaciones con tu recuerdo.

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