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abril 29, 2009

RESCATE SOBRE UN BARQUITO DE PAPEL 3


Quiero contarte esta noche un cuento sobre este naufrago que me he vuelto lejos de ti.

Han pasado muchos días, muchas semanas, muchos años, muchas vidas, muchos brazos, muchos suspiros y latidos de este corazón que no sabe hacer otra cosa más que anhelarte.

He llorado tantas noches sobre esta playa, tantas que las aguas de este océano que tengo frente de mí ya es un mar muerto, pues los peces por tanta sal derramada tienden a flotar sobre la superficie de las olas muriendo de insolación.

Pero hace ya varias noches que en lugar de llorar me pongo a escribirte versos, sobre la arena, pues se me han terminado las hojas de papel donde te escribía mensajes que lanzaba al mar dentro de botellas.

Así que ahora mis versos te los mando sobre las olas del mar, que vine por las tardes subiendo la marea, borrando los versos que te escribí de madrugada, alejándose mientras su rumor va recitando esos versos, con la esperanza de que tú los escuches, hasta donde estés, hasta donde alguien más te este abrazando.

Me ha quedado tan solo una hoja en blanco, una hoja que no pensaba gastar pues así como los peces escaparon de esta playa, las palabras para decirte cuanto te extraño también escaparon de mi cabeza.

Una tarde mientras observaba como el mar borraba mis versos, mi corazón me hablo. Me pidió que lo echara al mar, que el tenia las palabras que quería que escucharas.

Así que con bastante temor saque mi corazón del pecho y juntos hicimos un barquito de papel con la única hoja que quedaba, me pidió mi corazón que no escribiera nada en ella, que el sabría que decirte al verte. Así cuando llego la tarde y el cielo se pinto de naranja vino el mar como cada tarde, y el pequeño barquito zarpo valeroso.

Mientras se alejaba montado en una ola me pareció escucharlo cantar junto con el mar, cosa que me hizo mucha gracia, tan pequeño y su voz retumbaba de ola en ola igual que la voz profunda del mar.

Pasaron muchas noches, pasaron muchas tardes, cada vez que veía al mar venir corría hacia la playa para saber que había sido de aquel barquito, pero el mar siempre evadía mis preguntas diciendo que se le hacía tarde, que tenía que marcharse a subir las mareas de otras playas.

Paso mucho tiempo y no supe de nada de aquel pequeño barquito, ni de mi corazón.

Una noche me pareció ver una luciérnaga volando sobre las olas del mar iluminándolas con el aleteo de sus alas. Al acercarse a esta playa me di cuenta de que era una pequeña mariposa, que dentro de sus alas traía pequeñas estrellas que le iluminaban su alitas.

Al parecer la mariposa era una constelación que había viajado desde muy lejos del universo a traerme un mensaje.

Era un mensaje de mi corazón, que al parecer después de unos días sobre el mar, una tormenta le cayó encima, así que a punto de zozobrar la Luna le ilumino el horizonte, se encendió como una velita sobre el mostrándole cielo despejado.

Mi pequeño corazón por ser tan distraído y contemplando la belleza de la Luna pensó que eras tú quien le iluminaba el camino y le rescataba de la zozobra. Debo decirte que en parte la culpa es mía, pues cuando le habla de ti a mi corazón le conté muchas veces lo hermosa que era la luz que había dentro de ti, así que se confundió y le dijo a la Luna lo que te tenía que decir a ti.

Al parecer tenía razón en saber muy bien que decir, pues la Luna después de escucharlo le tendió una escalera para que subiera hasta ella.

Ahora mi corazón ya no navega sobre los mares de la desolación que tu ausencia provoca, ahora ha cambiado de profesión y se dedica a ser farero, vive dentro de esa vela que ilumina horizontes lejanos, mas allá de las estrellas.

Me ha mandado un mensaje cortito, donde me dice que es feliz. Así que discúlpame si ya no te llegan mensajes dentro de botellas, discúlpame si ya no te sacan de los brazos de tu amado los versos que el rumor del mar hacia llegar hasta a ti, discúlpame por tener un corazón distraído que confundió tu luz con la de la Luna.

Ahora cada noche baja una mariposa nueva, llena de estrellas que me cantan los versos que mi corazón le recita a la Luna, ahora después de tanto tiempo los peces han regresado a esta playa, y entre medusas, y cangrejos hacemos fiesta por las noches, y nos sentamos alrededor de una fogata a escuchar a las estrellas contándonos lo feliz que es mi corazón al lado de su Luna.

2 comentarios:

  1. wuuuuuuuuuuuuuuuuuuuuuuuuaaaa...
    nomiiito!!! s ud un masteer para narrar... q divino ver sus sentimientos!!!! en esos colores!!! besitooos...

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  2. t qiero muxo nomito!! s ud un grande!!!
    gracias por verter tanto sentimiento y talento!!

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