LO QUE SOY

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enero 10, 2010

DESVARIO DE UNA ESPERA INSOMNE

La vida de él estaba llena de falsos positivos, diagnósticos erróneos que fortuitamente le habían ayudado a cambiar su vida en esos momentos en que caía en distracciones

Uno suele caminar buscando un sentido siempre a la vida, buscando una razón lógica que de sentido a todo lo que pasa y a ese proceso que es crecer y dejarse arrollar por el tic tac del reloj, pero para él, desde antes de que pudiera explicarlo, la vida le había revelado el sentido de su vida así que él conocía el sentido de su existencia, por condena o por destino, se aferro a una sola cosa toda su vida

Y pasaron los días y los años, tantos que se olvido de llevar la cuenta, tantos que se quedo estacionado el tiempo sin tomarle ya en cuenta , como esos juguetes que suelen tener los gatos y que después de un tiempo dejan de llamarles la atención, así debía de ser él para el tiempo, quizás porque ya no tenía sentido atormentarle con las canas y las arrugas para distraerle de su búsqueda, y entonces ya el tiempo no tenía que hacer con él, pues él entendía que tarde o temprano encontraría lo que había llegado a buscar, así que el tiempo lo ignoraba y él al tiempo, tanto que no usaba reloj, tanto que no recordaba los días, pero recordaba las emociones que había vivido en ciertas tardes frías en la banca de un parque o por las mañana húmedas en algún café de las calles del centro, y recordaba las servilletas, y recordaba los tickets, y las cucharas o los popotillos, y las sillas ocupadas o vacías, aunque siempre pusiera su mochila sobre la silla de al lado

Recordaba las madrugadas por pinceladas, sobre lienzos blancos o sobre pieles salpicadas de lunares, los tic tac se volvían entonces susurros o gotas de lluvia resbalando por las hojas de los arboles, y frases haciendo ecos sobre las paredes le recordaban latidos que había soltado para su luna, que bajaba por momentos y se cubría de piel

Recordaba los chocolates que se comía por las envolturas que guardaba en un botecito, así como las noches que pinto a su luna por los tubos vacios de óleo que guardaba en frascos de café, no sabía quizás la hora exacta o el día preciso en que ocurrieron las cosas, pero recordaba las cosas y le latían de nuevo cada vez que les recordaba

Uno suele caminar varios días con el frio pegándole en la cara, ese frio de ausencias, de soledades, de lágrimas que cuartean la piel y dejan huellas con el frio, uno suele caminar a pesar de que duela tanto ese frio

Y el caminaba, caminaba mucho, siempre a todos lados llegaba caminando, aunque nadie le esperara él llegaba, y pensaba que si no había nadie aun era porque había llegado antes, entonces esperaba, y esperaba juntando granitos de azúcar sobre una mesa, y esperaba contando pliegues y lunares y manchitas que le recordaban una figura y líneas en la espalda que le recordaban ríos, y mientras esperaba

Uno espera con tanta devoción que por impaciencia se vuelve uno amargado, no solemos entender que sea lo que sea llegara a tiempo y no cuando nosotros nos sentemos a esperar, aunque algunas veces esperamos sintiendo que pasan demasiados años entre cada minuto, demasiados siglos entre te quiero y te quiero, demasiadas vidas entre mirada y mirada, y algunas veces dejamos de esperar

Una de esas veces él apago la luz, y dejo por una noche de esperar, bajo el telón antes de que se llenara la butaca que esperaba ver ocupada, y no espero a que bajara la marea al amanecer zarpando sin destino una madrugada en que el mar de ausencias le hizo naufragar

Y al abrir los ojos se encontró a la deriva en medio del olvido, incluso del olvido de él mismo y de aquello que durante tantos años le había mantenido con un cerillo alumbrándole el corazón

Sin saber que hacer el mar le llevó hasta una isla desierta, pero debía de ser una isla muy al sur o muy al norte porque siempre hacia frio, tanto que una noche cayo tremenda nevada que cubrió toda la isla de blanco

Él jamás había visto un copo de nieve y al verlo le pareció hermoso, no sé si por los días sin comer o por la falta de agua le parecía que todos los copos de nieve tenían en el centro un corazón trazado con las figuras geométricas más perfectas que él había visto en su vida

Recorrió esa noche aquella blanca isla y todo congelado, todo vestido de blanco, las palmeras, los helechos que encontraba a su paso, la arena, todo completamente blanco, hermosamente blanco

Muchas de las plantas seguramente no aguantarían aquella nevada, y quizás más de la mitad de aquella isla quedaría dañada por la nieve

No dejaba de tiritar, y los huesos le comenzaban a doler, sin embargo se sentía feliz de por fin haber visto un copito de nieve, y pensó que la nieve era de las pocas cosas que aunque lastimara embellecía lo que tocaba

Y recordó entonces eso que la vida le había enseñado tenía que llegar a buscar, y aquel cerillito que se había apagado en el naufragio volvió a encender, pero ahora la flama era de cristales de hielo

Miro el cielo y al ver la Luna se dio cuenta de que era momento de volver a esperar

El regreso de aquella isla no fue tan ameno como el naufragio que le había llevado hasta ella, y despertó entre bips de maquinas, tubos en la garganta y agujas clavadas en ambos brazos, no fue lo que él esperaba el regreso, pero tampoco su regreso fue lo que esperaban los médicos, pero regreso a esperar de nuevo

Después de algunos días recorriendo los mares de asfalto pero esta vez sin naufragar, olvido esperar mientras le servían el café en la calle de Republica de Uruguay, y no porque ya no esperara, más bien porque le distrajo un español que se interesaba en comprar el cuadro que había llevado a enmarcar

Y antes de que pudiera cerrar el trato ella llego

-¿Me puedo sentar en tu mesa? Es que el café está lleno y hace frio para estar sentada afuera

Él le miro, sin saber que decirle, o quizás deseando decir simplemente que sí, pero al final no supo que decirle, solo quito su mochila de la silla y guardo su libreta mientras seguía mirándola

Y le miro tanto que olvido al español que se canso de esperarlo y se marcho

-discúlpame que te haya interrumpido, la verdad esperaba en la barra para no ser inoportuna pero me canse de esperar de pie y el español no dejaba de hablarte

-viene aquí todos los días así que no te preocupes, regresara como todos en esta cafetería

-¿vienes aquí mucho? Yo la verdad es la primera vez que paso por aquí, en realidad me perdí y el frio afuera me ha antojado un café pero todas las cafeterías están muy llenas y vi tu silla vacía y la chica de la barra me dijo que venias solo así que me atreví a venir, espero no te moleste, pero en serio estaba cansada de esperar

Él sonreía y no dejaba de mirarla, así pasaron varias horas, o más bien varios clientes que se cansaron de esperar a que se desocupara su mesa y terminaba por marcharse

Ella le contaba sobre sus sueños, pues era una chica que soñaba mucho, tanto que se había perdido esa mañana buscando una librería esotérica donde vendían un libro que interpretaba los sueños y en ese afán de ella de conocer el significado de tantos sueños que tenia compraba cualquier cantidad de libros que hablaran sobre los sueños

Él le contaba sobre cuadros que había pintado y que se parecían a los sueños que ella tenía, así que coincidían en ciertos colores y en ciertas figuras que aparecían en los sueños de ella y en las imágenes de él

Ella quiso entonces ver sus pinturas, él quiso seguir viéndola a ella, así que quedaron de verse al día siguiente, pero al día siguiente volvieron a perderse uno en las cosas del otro, y en medio sus tazas de café, o vasos, o servilletas, pero siempre se perdían y quedaban en volver a verse.

Poco a poco el ver las pinturas fue dejando de ser excusa para una nueva cita

Y pasaron muchas tazas de café y servilletas y tickets y bancas de parque, pasaron muchos sueños y muchos tubos de óleo

Por fin una mañana después de esperarse uno al otro, o más bien él a ella, ella llego y sin razón alguna le pidió a él que le contara uno de sus sueños, algo le tenía a ella angustiada, él lo había visto en su mirada.

Al parecer ella había tenido un sueño muy extraño y necesitaba esta vez para interpretarlo no un libro si no saber un sueño de el

-¿quieres saber que sueño?

-si, hoy necesito saber que sueñas

Él le sonrió a ella, le tomo la mano y la llevó a casa

Entraron a la habitación en la que él trabajaba y como era normal por su profesión el desorden era notorio, sin embargo ella no se fijo en eso, lo que ella vio fueron cuadros apilados por todos lados, imágenes que le recordaban sus sueños, colores que se reconocían en sus pupilas, figuras que había visto moverse y bailar, el fue acomodando los cuadros sacando mas y mas, y sacaba cuadros de frascos de azúcar, y sacaba cuadros de adentro del closet, y debajo del colchón y dentro del horno de la estufa, saco cuadros hasta del tinaco

Ella lo miraba de un lado a otro y mientras él salía por más cuadros ella se perdía en las imágenes que se iban recargando en los muros que estaban cubiertos de pintura

Por fin el se quedo de pie detrás de ella, ella volteo a verlo

-querías que te contara mis sueños, pues estos son mis sueños, mira todas las noches que te soñé, mira todas las veces que entre latidos soltaba mi mano una pincelada diciéndote que te esperaba, diciéndote un te amo, diciéndote que no tardaras, mira todas noches que te vi, mira todas las veces que te espere mientras la Luna dibujaba tu rostro en mis madrugadas

Ella lo abrazo, él ya no la soltó, y los dos dejaron de esperar, él dejo de esperar lo que la vida le dijo que buscara, ella dejo de buscar lo que sus sueños le decían que encontraría

Ahora sueñan juntos, el sueña con los colores que descubre en el corazón de ella, ella sueña con las imágenes que el pintara en sus cuadros, y viven en un sueño que esperaron los dos tener algún día

1 comentario:

  1. reconocerse,¿como venir a esta vida sin buscar reconocerse?

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