LO QUE SOY

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marzo 18, 2010

NUEVOS A MEDIAS

Después de tanto tiempo ahora por fin camino en libertad, he dejado el recuerdo de lo que fuiste y de lo que pudimos ser, he reconstruido después de tanto tiempo nuevos pasados, nuevos presentes y navego con la incertidumbre de los futuros que brillan sobre una Luna que no sale y que sin embargo no deja de iluminar mis noches como lo hacías antes tu.

Todo aquello que pasamos, ya paso, quedo atrás, quedo enterrado entre los escombros que levante debajo de un piso café, tres costales de escombros, como las tres veces que intentamos crear algo juntos, como las tres veces que la vida nos reunió por azar o por destino y tu camino se cruzo de nuevo con el mío, solo para confirmar, quizás, que éramos ajenos uno al otro.

Ahora ya no estás, ya no estoy, no estoy a las tres de la mañana cuando necesitabas que alguien te rescatara de un bar, donde alguien te había dejado con lagrimas en los ojos, ya no estoy en el taxi que tomaba para ir por ti y secarte las lagrimas, ya no estoy a media noche para hacerte dormir cuando el insomnio te atacaba y detrás del teléfono me quedaba contándote cuentos hasta que tus silencios me decían que ya Morfeo te hacia compañía y los pinceles pacientes esperaban a que colgara, como yo esperaba que todo eso contara.

Ya no estoy esperándote en la esquina después de una pelea con tu amante en turno, ya no estoy para hacerte sentir bonita cuando él te había dejado por otra que te hacía sentir como tú me hacías sentir a mí.

Ya no estoy para sanarte las heridas, para desmancharte de miradas insanas el escote y tapiar tu falda para que las ratas no te carcomieran por gulas.

Ya no estoy para desvanecer las cicatrices de tu piel a besos, para recibirte con las alas rotas cada fin de semana y que lloraras sobre mi cama y que durmieras entre colores y ese olor de aceite que decías que te gustaba, ya no estoy para abrazarte mientras tu deseo tenía hambre, mientras tus ganas te recorrían la nuca y como premio de consolación me ofrecías mi nombre en cuatro letras, ya no estoy ni para recibir tu sexo por compasión, por lástima, porque decías que era buena persona, porque decías que era un niño lindo, porque decías que, decías tantas cosas y tantas veces quise creerlas, pero ya no estoy.

Ni estas, ni estuviste, ni quedo mas de ti que cicatrices que la noche me ha ido borrando, que entre esperas he ido matizando de nuevos colores, de nuevas formas, de nuevas alas que no son las tuyas bicolor, y no estás ya entre dolores, entre dudas, entre posibilidades en las que todo sale diferente, y tú eres quien ame, y yo soy quien pudiste amar, pero ni en esas posibilidades estas ahora.

Y el colchón sobre el que escribías frases cada vez que decías amarme, se lo ha llevado el camión de la basura, y las sabanas que te envolvieron como capullo para dejarte renacer con alas de colores, se volvieron humo el mismo día, y queme de ti hasta los besos falsos que dejaste anidándose en la almohada, y queme de ti la única foto que quedaba, y queme de ti el recuerdo de un mañana a tu lado, ese que por las tardes de domingo solías inventarme mientras con la pluma azul ibas escribiendo tus frases sobre el colchón.

Ya no estás en el fuego que me hace arder cada madrugada entre óleos y cigarros, entre el sabor del café que recogías de mis labios, no estás en el chocolate después de hacer el amor, ni en el beso en la frente al amanecer para despertarte con una sonrisa, ya no estás en el teléfono que ya no suena de madrugada, ni a media noche, ni en las tardes de domingo, ni los sábados en la mañana.

Ya no estás en la ropa que tenía en el closet y que me quedaba para tenerte una muda cuando la lluvia nos sorprendía de regreso a casa, ni estas en los cajones donde guardaba los tickets de autobús y de cada momento que pase a tu lado, no estás ya ni en los amantes de otras que repiten las mismas historias que tú, las mismas mentiras que tú, ya no estás en esa credibilidad que finjo darles, pues si algo me enseñaste bien fue a oler esas mentiras, a entender que las omisiones no dejan de ser mentiras, que los amantes escondidos detrás de las llamadas y de los mensajes aguardan a que me de la media vuelta para lanzar sus caricias, sus besos, ya no estás ni en ese dolor que solía sentir cada vez que hacías eso, que hacían eso.

Gracias a ti me he vuelto la farsa que les hago creer, ese idiota que parece no percatarse de que hay otros, de que solo es uno más en esa cuenta de manchas sobre una piel marcada por besos extranjeros, y debes de saber que me sale bien fingir, quizás sea eso en lo único que estas ahora que he tirado todo a la basura, y fíjate que bastante bien me enseñaste a distinguir las farsas de otras, que incluso hasta algunas veces suelo sentir un poquito de dolor cuando pienso que solo soy uno más.

Ya no estás en mi amor, porque mi amor nunca dejaste que estuviera en ti, y solo he decidido quedarme con lo que pude aprender de las heridas que quedaron, y estas tan solo en mi cabeza que enciende focos rojos cada vez que llegas con tus navajas afiladas entre engaños con los ojos de alguien más, a decirme con una nueva voz que todo puede ser distinto esta vez.

Ahora tengo una cama sin huellas, un colchón sin aromas, y un piso, sin más pasos que mis pies descalzos que cada noche se acercan a la ventana para mirar una nueva Luna brillando para anunciar la incertidumbre de mis nuevos días, de mis nuevas noches entre óleos y cafés y cigarros y de mis nuevas vidas esperando que esta vez todo sea diferente sin ti.

Que alguien más te acompañe en tus días porque yo ya no estoy más para ti, porque tú ya no estás para mi

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