LO QUE SOY

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marzo 04, 2010

POR SI LLEGAS

Una vez leí un libro sobre un violín que era muy especial, un violín del que salían notas mágicas, notas que hacían vibrar a quien las escuchaba y a quien las tocaba, un violín mágico porque tenía amor sobre su piel, pues para darle el tono peculiar que tenía el que lo fabrico le había mezclado en el barniz la sangre de su amada, y la brocha que uso para barnizarlo la hizo con el cabello de ella, un violín hecho de amor.

Pocas veces he visto tributos al amor, tributos épicos que se levanten sobre asfaltos, sobre cimientos de concreto y vigas, tributos que todo mundo pueda ver y que recuerde lo grandioso que es el amor, he visto monumentos a guerras y al valor de los hombres, he visto monumentos a idealistas, a artistas que dedicaron su vida al arte, monumentos a personas que trataron de cambiar la mentalidad de toda una época, monumentos a actos de destrucción y muy pocos a actos de hermandad, pero no he visto un monumento al amor, una esfinge que se levante y que diga que fue hecha por amor, para el amor.

Quizás he vito muy poco, y de eso estoy seguro, quizás sea que el mayor tributo al amor es un beso en medio de la calle, o en una butaca de una sala de cine, o en una banca de algún parque, quizás el mejor tributo sea una mirada aunque sea fugaz, aunque dure poco, aunque solo la retengas antes de que esa persona baje del elevador o deje la sala de espera de alguna terminal, quizás el mayor tributo al amor sea la cubierta de una almohada que como testigo vio a dos personas fundirse y durar toda la madrugada en un solo suspiro.

Sin embargo todo esto me parece poco, porque creo que el amor no debería de ser tan breve, tan fugaz, tan inconstante, creo que así como congratulamos a quien dedica toda una vida al arte o a la ciencia, deberíamos de congratular también a quien dedica toda una vida al amor, aunque nunca le encuentre, aunque nunca se encuentre, pero sería bueno que hubiera un reconocimiento a quien a diario vive el amor o vive para sentirlo, para exprimirlo de las hojas que caen de los arboles en otoño, para polinizarlo al llegar la primavera, para barrerlo de las calles cada madrugada, para refrescarlo al sol del medio día, debería de haber alguien así, y que se le reconociera, quizás a diario.

Cuando cada persona por la mañana se mirara al espejo y viera tras sus pupilas el amor, o cuando al llegar a la cocina sea un beso lo que le humedezca los labios antes de un sorbo de café, que fuera mientras conduce un auto y en medio del trafico siente un latido al verle a él en el semáforo esperando la luz roja, y la luz roja cómplice aparezca y él aparezca en los ojos de ella.

Quizás cuando en medio del caos de la oficina y entre papeles suene el teléfono y sea número equivocado, sin embargo algo en la voz te hiciera saber que no estaba tan equivocado porque te reconociste en un suspiro, quizás cuando después de un día pesado regreses a casa y te encontraras con él esperándote con un abrazo para reconfortarte, y ella te bese te diga que eres tu su él y que lo sientas en una mirada, quizás cuando al anochecer las camas distendidas susurren los gemidos de ambos que se funden y se humedecen entre la espesura de un latido por amor.

Quizás debería de ser así todos los días y a cada momento, y rendirle tributo al amor, con amor, con cada latido que nazca dentro de nosotros, y congratularnos a diario, y sonreír al ver a quienes sin miedo o vergüenza se besan en la calle, y se toman la mano al caminar, y se ceden los asientos, y se cobijan del frio bajo la misma sabana, y se desprenden del tedio con un roce a una mejilla, y se dicen te amo y se responden con un beso que dice lo mismo.

No sé si pudieran ser así las cosas, no sé si alguien del otro lado del mundo esta amando a alguien más, y pensando en ella o en él, lo que sé es que esta noche como cada noche, beso mis pinceles y embarro un poco de color en mis dedos pensando que es parte de tu piel, y te pinto mientras con cada pincelada el pincel dice te amo,

y yo espero en silencio

a que donde estés,

respondas algún día

yo también

mientras sigo pintándote para que cuando llegues o cuando muera puedas ver todas las veces que te ame, todas las pinceladas que noche a noche gritaban un te amo rompiendo el silencio de las calles, intentando llegar con el viento a tus sueños, y que estuvieras consciente de que aquí estaba yo pintándote cada noche que te ame sin que tu lo supieras.

Te amo como cada noche, como todas mis noches.

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