LO QUE SOY

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enero 08, 2010

DESVARIO DE UN NOMO CURSI

Él había pensado dejarla, tenía varios días empacando y desempacando sus cosas
De madrugada esperaba a que ella se durmiera y poco a poco deslizaba su brazo de debajo de su cabeza para no despertarla, salía de la cama con cuidado, y arrastrando los pies salía de aquella habitación
Cerraba con cuidado la puerta para evitar un rechinido que le descubriera insomne
Caminaba el largo corredor hasta llegar al estudio y después bajaba las escaleras cubiertas de ese parque rojizo que ella había escogido
Sin importar el frio piso de mármol de la planta baja, caminaba cruzando la cocina, se preparaba un café y salía al jardín
No importaba el clima, con frio o lluvia el tenia ya varias noches saliendo al jardín con su taza de café, escapando de aquella cama que le sofocaba y que desde hacía meses ya no le despertaba sueños
Una y otra vez analizaba las razones para quedarse y para marcharse, buscaba algún pretexto, algún madero al cual aferrarse para sacar a flote la relación
¿curioso no?, tener que buscar razones para estar con alguien, tener que buscar pretextos o una razón lógica para seguir al lado de alguien, pero después de tres años juntos las cosas se veían tan diferentes, varias veces escuche que el amor caduca después de tres años, y supongo que el escucho lo mismo, y ahora después de tres años habría que analizar las cosas y preguntarse ¿para qué estar al lado de alguien a quien ya no amas, a quién le amaste pero ese amor ya se había ido, ya no estaba, ya solo era un vago recuerdo?
Así pasaba desde hacía muchos días las noches, caminaba con su taza de café por aquel pasto que incluso al igual que su relación había comenzado a secarse
Pero esa noche era como esta noche, como todas las noches, mágica.
Llovía desde la tarde, y el pasto estaba mojado, pensó que al menos no tendría que regar el pasto al día siguiente por eso de que ya estaba secándose, caminaba ya con los pies mojados, así como el dobladillo de su pantalón, caminaba en círculos sobre aquel jardín donde dos ficus marcaban un lado y otro de aquel jardín, así iba de ficus a ficus, y de regreso, su café se había enfriado ya, sin embargo seguía bebiendo de el
Metió la mano a su bolsillo y saco un cigarro, lo coloco en su boca, volvió a meter la mano a su bolsillo y saco el encendedor, encendió su cigarro y jalo la primera bocanada, dio un trago a su café, y cerro os ojos mientras levantaba el rostro, para sentir la lluvia
Pero aunque llovía, las gotas no le tocaron el rostro, entonces se dio cuenta
Su cigarro estaba seco, había podido encender el cigarrillo con una sola mano sin tener que cubrir con la otra la pequeña flama del encendedor, se dio cuenta de que lo único húmedo eran sus pies y el dobladillo de su pantalón que rozaba el pasto, se dio cuenta de que tenia los hombros secos, de que su playera continuaba aun con los colores secos, sin diluirse ante la lluvia
Al principio no entendió que pasaba, tenía ya cerca de una hora caminando de un lado a otro, sin embargo aun estaba seco, miraba hacia arriba y veía las gotas caer escurriendo de las plantas y de aquellos ficus, pero ninguna le tocaba a él, miro a todos lados y no veía nada que le pudiera estar cubriendo, y como fenómeno meteorológico aquello resultaba bastante inexplicable
Fue entonces que la Luz de aquella lámpara que encendía con foto celda por las noches le dejo ver la explicación a aquel fenómeno.
Sobre una pared morada vio su sombra, su sombra como la de cualquier persona, con la excepción de que esta le dejaba ver un par de alas cubriéndole por encima de la cabeza, unas alas que al parecer le salían de sus hombros, según aquella sombra, es muy difícil el reconocer que parte del cuerpo tiene que en una sombra, y en aquella sombra se dibujaban las alas saliendo de sus hombros, el se miro y se llevo la mano a la espalda pero no podía ver nada, no sentía absolutamente nada, solo sus fríos dedos hurgándole bajo su playera
No entendía aun que pasaba, tuvo miedo y sin quitarle la mira a aquella sombra comenzó a alejarse caminando hacia atrás, tropezó con el escalón que le introducía a la casa pero logro sujetarse sin caer y sin tirar la taza de café, no cabía el asombre en el ante aquello que veía, el siendo tan racional y siempre con esa manía de encontrarle una explicación y una razón a todo, ahora se sentía perdido sin saber que estaba pasando, tan perdido como se había sentido desde hacía varios días analizando los porqués para seguir adelante o terminar su relación
Cruzo la cocina y avanzo hacia las escaleras de parquet, subió tiritando, no de frio si no de miedo, subió por inercia mientras su mirada perdida contenía aun aquella imagen de su sombra
Llego al estudio y cruzo el pasillo hasta abrir la puerta sin preocuparse por el rechinido que hacía, cruzo la puerta y antes de que pudiera decir algo la vio a ella, y comenzó a entender
Le miro con el cabello enmarañado regado en aquella almohada, cubriéndose casi por completo el rostro, le vio tan tranquila, haciendo esos soniditos que solía hacer al dormir
Fue acercándose poco a poco, hasta ella, ella que en aquel momento le parecía más hermosa, al menos mas que hasta hace unos minutos, ella que le había acompañado durante más de tres años, ella que le había devuelto ese algo que le hacía falta para continuar creciendo, ella que no fue quien le salvo, fue quien le acompaño mientras el encontraba la manera de salvarse
Ya al pie de la cabecera él se puso de rodillas y se inclino hacia ella para poder verla mejor, sus párpados desmaquillados, su nariz pequeña y sencilla, sencilla pero hermosa, y sus labios un poco abiertos haciendo un sonido mientras jalaban el aire, y que apenas dejaban ver una pequeña sonrisa mientras dormía
Ella que creía en el amor, sin fechas de expiración, ella que creía en milagros, sobre todo aquellos pequeños como los latidos que le cabían en el pecho, ella que creía en sueños mientras sus ojos despiertos trabajaban en la difícil labor de seguir soñando aun con los ojos abiertos
Ella que un día le tomo la mano para caminar una tarde y jamás le soltó, ella que le dijo que el amor era volar, era vivir, era todo
Ella que bajo de la Luna para decirle que tenía alas y que volaría tan alto como todos los demás
Entendió entonces que las alas que dibujaba su sombra eran por ella, entendió que si había algo especial en su vida era el pequeño milagro de tenerla a ella cerca, a ella allí dormida, roncando, con el cabello hecho una maraña, con su rostro tan en paz y seguramente soñando con cosas que al despertar le contaría a él cómo era la costumbre de ella, esa costumbre de compartir sus sueños con él, él que le miraba y se maravillaba ante lo que ella era
Estiro su fría mano para sentirle la piel, apenas le toco la punta de su nariz cuando ella despertó
-¿Qué haces?
-te miro
Se estiro amodorrada, tallo uno de sus ojos con su manita blanca y pequeña
-¿y que ves?
-al amor
Ella sonrió ante su respuesta, metió sus brazos dentro de las cobijas y jalándolas hacia su rostro le dijo
-pues que amor tan feo debo de parecerte, sin maquillaje y toda despeinada, seguramente hasta los ojos los tengo hinchados
Y apenada se sumergió entre las sabanas
El bajo las cobijas para descubrirle el rostro
-eres hermosa, siempre serás hermosa, mas cuando duermes, mas cuando sueñas, mas cuando paseas por la cocina en busca de una cuchara, mas cuando sales de bañarte con la toalla enredada en el cuerpo y me ves mirarte y te sonrojas, mas cuando me dejas estar a tu lado, aun a pesar de ser yo.
Eres hermosa cuando te cepillas los dientes, cuando caminamos por la calle y me sujetas del brazo, eres hermosa cuando te veo comer, cuando bostezas, cuando te miro como ahora y sé que eres mi amor, y me llenas de magia la vida, y me sorprendes con tus pequeños milagros, y compartes tus sueños y me incluyes en ellos
Eres hermosa cuando estás en la oficina entre papeles, cuando llegas a casa y te quitas los tacones llena de cansancio y me dejas abrazarte y sacudirte el tedio, eres hermosa cuando tienes los cólicos de cada mes y te preparo un té y coloco trapitos calientes sobre tu vientre, eres hermosa cuando estas molesta por mi falta de fe en las cosas que crees y con paciencia me enseñas a mirar lo que tú ves
Eres hermosa porque jamás te fuiste, porque jamás dudaste, porque te quedaste a mi lado aun sin tener más explicación que mis latidos y los tuyos
Eres hermosa porque esta noche pude ver que a tu lado me han salido alas
Ella lo miraba con una sonrisa tímida apenas asomándose por las sabanas, sus ojos pasaban de su boca a sus pupilas, entre asombro y confusión, y quizás un poco de incredulidad, pero mantenía la sonrisa al verle a él hablar así de ella
El se acerco y le beso la frente cerrando los ojos, ella saco sus brazos y le abrazo
No sé bien que paso después, pero supongo que durmieron muy poco aquella noche, el caso es que ahora el no empacaba sin poner también al lado de sus cosas el cepillo de dientes de ella, y la ropa interior de ella, y todas las cosas de ella, pero sobre todo sin cargar en su pecho todo el amor que tenia para ella
No sé si el amor caduque o no, yo prefiero creer en esos pequeños milagros, en esas cursilerías que le llenan a uno de sonrisas durante el día, y que camino al trabajo me ayudan a evadir el trafico de esta ciudad, esas cursilerías que rescatan del tedio, que salvan las tardes en soledad, y que siempre, siempre, traen en el recuerdo el rostro de alguien para acompañarnos, aunque sea el rostro imaginario de una mujer imaginaria, y sentirnos no tan solos, cursimente acompañados y hacer de noches como esta en que no para de llover un enorme milagro donde ese rostro y esa Luna baja para que le cuente una noche mas como es esta espera que es su ausencia

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